gastronomía

Adiós a otro clásico del Tubo de Zaragoza: cierra Casa Hermógenes

Son muchas las personalidades que llegaron a pisar el establecimiento zaragozano, entre ellos Lenny Kravitz, Bigas Luna, David Trueba o Amenábar.

Hermógenes Carazo lleva toda la vida detrás de una barra
Hermógenes Carazo lleva toda la vida detrás de una barra
C. Ivars

Acceder a Casa Hermógenes, ubicada en el número 14 de la emblemática calle Libertad del Tubo de Zaragoza supone disfrutar de un viaje en el tiempo gracias a las decenas de fotografías y los recortes de periódico que todavía hoy reposan sobre las paredes de su bodega.

Así lo explica Hermógenes Carazo (72 años) que, casi dos décadas después, ha cerrado las puertas del mítico establecimiento. Eso sí, lo hace para decir "hola" a un nuevo e ilusionante proyecto. El zaragozano lleva toda la vida detrás de una barra ya que comenzó con tan solo 16 años en Suiza, donde pasó dos veranos trabajando en la hostelería como ‘Commis waiter’ en La Grappe D´or, en Lausane: "A esta profesión he dedicado 56 años de mi vida".

"Ya en Zaragoza, pasé por el Gran Hotel y el Hotel Corona de Aragón", rememora. "Así me pagué los estudios", indica. Algunas de las fotos de sus comienzos se encuentran expuestas sobre las paredes de La Casa de Las Migas, otro de los establecimientos que, con mimo, regenta.

Hermógenes Carazo: "Fue toda una aventura abrir un negocio por aquel entonces, cuando la zona estaba completamente abandonada y deteriorada"

Carazo, o Hermógenes, como lo conoce todo el mundo, terminó la maestría industrial en el Colegio de Ingenieros Técnicos de Zaragoza para continuar con una ingeniería técnica, la cual no terminó por continuar con los pasos de su padre, militar de profesión, y hacer el servicio. "Hice la selectividad en Huesca para poder acceder a los exámenes de la Academia General Militar, por lo que salí de sargento en el 74, año en el que salieron varias plazas para teniente. Estuve trabajando como auxiliar de veterinaria hasta que sufrí un accidente en acto de servicio, momento en el que decidí decidirme por entero a la hostelería, mi verdadera pasión", reconoce.  

Corrían los años 80 y un ya no tan joven Hermógenes se encontraba en su mejor momento. "Fue un golpe, pero tenía la ilusión y las ganas de comenzar con esta nueva etapa", admite. Además, emocionado, asegura que lo de dedicarse a este mundo era cuestión de tiempo. "Supe que un primo hermano de mi padre, que se llamaba igual que yo, regentó un negocio de hostelería en París, a escasos metros del Moulin Rouge, y que se hizo muy famoso por dar cobijo a los partisanos durante la invasión nazi", afirma.

Así, en  1988 abriría sus puertas La Nicolasa que logró convertirse en "todo un fenómeno social". Y es que desde la apertura de este, su primer establecimiento, ubicado en las inmediaciones de la plaza San Pedro Nolasco, y la posterior apertura de Casa Hermógenes, son muchas las personalidades que llegaron a pisar el establecimiento zaragozano, entre ellos Lenny Kravitz, Bigas Luna, David Trueba o Amenábar, entre otros. "Fue una idea de cuatro amigos que tan solo queríamos divertirnos y crear un lugar de encuentro del mundo de la cultura y el arte en la ciudad", admite.

Hermógenes se marchó en 2003 y tres años después cerró. Sin embargo, él decidió continuar por su cuenta con su Casa Hermógenes, ya en el local del Tubo. "Fue toda una aventura abrir un negocio por aquel entonces, cuando la zona estaba completamente abandonada y deteriorada", reconoce el hostelero. Por aquel entonces, tan solo se encontraban en la zona Casa Pascualillo, el Texas, el Triana y bodegas Almau.

Sin embargo, gran parte del público de La Nicolasa le siguió. La apuesta siempre fue clara. Un ambiente tranquilo y confidencial, para apenas 40 comensales, en el que degustar un buen arroz o un asado. Una carta protagonizada por el producto de mercado, con carnes, pescados y verduras de temporada, aderezados por una completa carta de vinos, licores y whiskies, su especialidad.

Hermógener ante su nuevo proyecto: la trattoria La Tarantela
Hermógener ante su nuevo proyecto: la trattoria La Tarantela
C. Ivars

Hola, La Tarantella

Hoy, con pena, y tras algunos cierres temporales del establecimiento; Hermógenes dice adiós definitivamente a Casa Hermógenes. Sin embargo, lo hace con la ilusión de iniciar un nuevo proyecto que podría dar sus primeros pasos a mediados de septiembre: la trattoria La Tarantella. "Llevamos meses viajando mucho y preparándonos para esta nueva apertura. Es un reto muy grande, pero estamos muy ilusionados", asegura.

En la parte exterior del local, que desde hace unos días ya luce el nuevo letrero acompañado por los colores de la bandera italiana; vemos una nueva imagen. Se trata de un mural realizado por un artista local en el que aparecen un pavo y un pollo, vestidos con trajes regionales de Italia y brindando por esta nueva aventura donde antes ponía ‘Casa de comidas Hermógenes’. "Habrá buena pasta, buena pizza, carnes y pescados, y una gran bodega de vinos italianos, así como alguna que otra sorpresa", avanza.

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