gastronomia

La aventura en Islandia de dos jóvenes promesas de la cocina aragonesa

Silvia Ambrós y Rodrigo Acín, formados en el IES Miralbueno, están creciendo profesionalmente al frente de los equipos de cocina de una gran cadena hotelera.

Rodrigo y Silvia, disfrutando de los impresionantes paisajes de la isla.
Rodrigo y Silvia, disfrutando de los impresionantes paisajes de la isla.
Aine Martínez Pérez

Silvia Ambrós y Rodrigo Acín son dos cocineros aragoneses que desde el mes de mayo trabajan en Islandia "para seguir creciendo como profesionales". Ella, de 44 años, y él, de 23, se conocieron en el IES Miralbueno cursando el grado medio de cocina.

Desde que empezaron su formación académica, los dos han demostrado su valía profesional. Silvia lo ha hecho ganando el concurso de escuelas de hostelería de España con conservas de pescado y marisco, y Rodrigo, siendo medalla de plata el año pasado en la competición '´Aragón Skills'

Tras esa primera etapa en el IES Miralbueno han seguido caminos diferentes. Silvia, haciendo el grado superior, y Rodrigo, formándose en pastelería y repostería. Pero la amistad y la estima que se tienen como profesionales no ha decrecido. "Es de estos chavales que te marcan -asegura Silvia-, un diamante en bruto como cocinero". Rodrigo también se deshace en elogios hacia su compañera, así que de la mano decidieron solicitar varios puestos fuera de España para seguir formándose.

Silvia Ambrós, en la cocina del hotel
Silvia Ambrós, en la cocina del hotel
Aine Martínez Pérez

Islandia apareció en su horizonte y no lo dudaron. Emprendieron un largo viaje hacia el norte de la isla cuyo destino era el hotel Berjaya Mývatn, en el lago Mývatn. En él ejercen puestos de supervisores. "Hay cuatro equipos de cocina y estamos al frente de dos de ellos", comentan. Silvia destaca que la jerarquía de los puestos de trabajo -el cómo y qué hace cada uno- está muy definida. "Es un sistema de funcionamiento a la francesa en el que se respeta mucho el papel de cada profesional".

El hotel forma parte de una gran cadena enfocada al turismo, donde se encargan del servicio de cenas. La última erupción volcánica en Litli Hrútur, en julio, ha atraído a muchos turistas a un país que, según comenta Silvia, "no tiene demasiadas infraestructuras ni profesionales de la hostelería para atender una demanda tan alta". De hecho, prosigue, "las escuelas las convierten en verano en hoteles improvisados".

De la experiencia que están viviendo, Silvia destaca un aspecto que para ella está siendo muy revelador: la apuesta por la sostenibilidad y la gestión de residuos. "Es fundamental que separemos bien los residuos porque no se recolecta la basura que está mezclada".

Pero más allá de esta gestión, "nos enorgullece aprovechar al máximo los productos locales". Gracias a la geotermia, por ejemplo, han surgido invernaderos para conseguir alimentos de primera calidad. Pero el dato más interesante que ofrece es el de que al final de un servicio "se genera menos de un cubo de cinco litros de desperdicio de lo que los clientes dejan en el plato".

La calidad de vida de los trabajadores es otro detalle que les ha llamado la atención. "Tenemos un sistema de turnos -comenta Rodrigo- que nos permite trabajar 15 días al mes en jornadas de doce horas, lo que facilita una auténtica conciliación familiar". Y luego está el sueldo, claro, que es más del doble de lo que cobrarían en un puesto parecido en España.

Una de las cosas que más les gusta de su trabajo es la posibilidad de amasar el pan de centeno que sirven cada día en el hotel cocinado en el suelo volcánico. "Lo metemos en unas cajas y allí está 24 horas; son como los hornos comunitarios que hay en Aragón", cuenta Silvia. "Luego nos los comemos con mantequilla islandesa y trucha asalmonada curada", añade su compañero.

Precisamente, la trucha es el pescado estrella de la zona. "Eso sí, gigante -matizan-, la ponemos con ´sweet potato`, encurtidos y una salsa cítrica". El ´beef` o carne de ternera, un risotto que elaboran con setas de la zona y el cordero son otros argumentos culinarios que trabajan. "El cordero no es como nuestro ternasco; pesa 60 kilos y sabe más fuerte", explica Silvia.

Rodrigo Acín se vuelve a Zaragoza en septiembre
Rodrigo Acín se vuelve a Zaragoza en septiembre
Aine Martínez Pérez

Tanto les está gustando la experiencia que los dos piensan en alargarla y repetirla. Rodrigo vuelve a Zaragoza en septiembre, pero regresará a Islandia en marzo del año que viene, y Silvia se va a quedar hasta diciembre. "Estaré mes y medio en casa y a finales de enero volveré con la idea de que mi familia pueda pasar alguna temporada larga conmigo".

Lo peor de su estancia son las temperaturas máximas de 12 o 13 grados en pleno verano y, sobre todo, en junio y julio, "terminar de trabajar a las diez y media de la noche y parecían las tres de la tarde; en esas semanas de claridad total las 24 horas del día el cuerpo no te pedía ir a dormir en ningún momento", relata Rodrigo.

Pero claro, son tantas las maravillas naturales que hay a su alrededor, que esos pequeños inconvenientes enseguida se compensan. Las poderosas cascadas de Godafoss y Dettifoss; el impresionante cráter del volcán Hverfjall, uno de los más grandes del mundo; las fumarolas de Hverir con su paisaje que recuerda a Marte; los avistamientos de ballenas o la cueva Grjótagjá, donde Jon Snow protagoniza una de las escenas para conocidas de 'Juego de Tronos'. En fin, mucho para disfrutar en su tiempo libre.

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