El fiasco del Tribunal Supremo Electoral mancha el triunfo arrollador de Bukele en El Salvador

Las encuestas habían vaticinado un triunfo aplastante del presidente que violó varios artículos de la Constitución para presentarse a una prohibida reelección.

Conteo voto a voto y públicamente de las elecciones presidenciales
Conteo voto a voto y públicamente de las elecciones presidenciales
Gervasio Sánchez

Nayib Bukele se autoproclamó como presidente electo de El Salvador antes de que aparecieran los primeros resultados oficiales. Aseguró en la red X (antes Twitter), con casi seis millones de seguidores, que había ganado con más del 85% de los votos y “un mínimo de 58 de 60 diputados” en la Asamblea Legislativa salvadoreña. Y remató su mensaje con una frase cautivadora: “El récord en toda la historia democrática del mundo”.

Y empezó a recibir felicitaciones de mandatarios internacionales como los presidentes de Guatemala, Paraguay, Honduras, Panamá, las embajadas de China y México y hasta del presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe. Mientras el Tribunal Supremo Electoral era incapaz de mostrar el índice de participación en las elecciones o presentar unos mínimos resultados oficiales sobre las elecciones legislativas más de 20 horas después de cerrarse los colegios electorales.

Las encuestas habían vaticinado un triunfo aplastante del presidente que violó varios artículos de la Constitución para presentarse a una prohibida reelección, por lo que no era necesaria una actitud soberbia, grandilocuente y prepotente ante sus rivales políticos.

Hubo que esperar hasta bien entrada de la mañana de ayer lunes para conocer oficialmente que con algo más del 70% del escrutinio Bukele había conseguido el 83% de los votos frente a menos del 17% de la suma de los votos de las otras cinco candidaturas. Un triunfo arrollador manchado por el fiasco del principal organismo electoral con un presupuesto de 70 millones de dólares para hacer bien su trabajo.

El presidente de El Salvador y candidato a la reelección en los comicios que se celebran este domingo, Nayib Bukele, descartó hoy que sea necesaria una reforma constitucional para establecer un sistema que permita la reelección indefinida en la Presidencia de la República
EFE

En las mesas electorales de la Colonia Escalón de San Salvador, que nunca sufrió el impacto de las despiadadas pandillas y donde viven familias muy acomodadas, ganó con al menos un 55% de los votos. Era previsible que la victoria fuera aplastante en las barriadas populares afectadas por niveles de violencia únicos en el mundo y que duraron décadas.

Bukele ya consiguió un hito histórico en 2019 cuando ganó con una mayoría absoluta del 53% y puso fin a tres décadas de bipartidismo de la muy derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el izquierdista Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional (FMLN), formado a partir de la guerrilla que protagonizó una guerra civil de 12 años contra el Estado salvadoreño en la década de los ochenta y principios de los noventa. Dos partidos incapaces de poner fin a la violencia y con varios ex presidentes perseguidos por la justicia por niveles de corrupción inauditos.

Los salvadoreños se sienten aliviados por el encarcelamiento de decenas de miles de pandilleros de la Mara Salvatrucha, Barrio 18 y otras más pequeñas y aplauden con entusiasmo la política de "mano de hierro" de Bukele a costa de la implantación de un régimen excepcional desde marzo de 2022 bajo el que se han llevado a cabo las actuales elecciones presidenciales y legislativas y las municipales que se celebrarán dentro de un mes.

“El fenómeno de las maras era muy invasivo en las comunidades más afectadas”, recuerda el periodista de origen español Roberto Valencia en un programa de televisión. Golpeaba todas las actividades de la vida: los adolescentes iban con miedo al instituto, los taxistas y los buseros tenían que pagar un porcentaje de sus ingresos para no ser asesinados, los pequeños comerciantes también estaban afectados por la mafia. Las calles se vaciaban en cuanto se ponía el sol y los vecinos vivían enjaulados en viviendas con grandes rejas por el temor a los ataques.

Entrada de los primeros votantes en el colegio electoral bajo la vigilancia de la Policia Nacional Civil
Entrada de los primeros votantes en el colegio electoral bajo la vigilancia de la Policia Nacional Civil
Gervasio Sánchez

Bukele afirmó que “El Salvador estaba con metástasis, pero hicimos cirugía, ahora estamos en radioterapia y vamos a salir sanos ya sin el cáncer de las pandillas”. Las críticas de organismos internaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch por la detención de miles de inocentes y los abusos de poder han sido digeridas muy mal por el mandatario. Siempre recuerda que El Salvador era “la capital de homicidios del mundo” y, por eso, “también hoy tiene la tasa de encarcelamientos más alta”.

'El Faro', prestigioso diario salvadoreño digital, que ha tenido que exiliar a varios de sus periodistas en Costa Rica y México, cargó duramente contra Bukele al que acusó de “consumar un fraude para instalar una dictadura”. Otros diarios internacionales, incluidos algunos medios españoles, han sido muy críticos con el comportamiento del mandatario desde que decidió presentarse a la reelección.

Se le acusa de cambiar a los jueces de la Corte Suprema de Justicia críticos con sus decisiones por otros más cercanos a sus intereses, bloquear económicamente a la oposición política amenazando a los empresarios que apoyaban a otras candidaturas y usar fondos estatales para hacer campaña electoral. Y de haber utilizado una Asamblea Legislativa controlada por su partido para hacer una reinterpretación de la Constitución y conseguir la reelección, algo prohibido en El Salvador.

A pesar de las irregularidades y las excentricidades de quien se ha llegado a definir como “el dictador más 'cool' del mundo”, Bukele goza de la más alta popularidad de un mandatario en toda América Latina gracias a la desarticulación de la estructuras criminales de las pandillas que ha mejorado la vida de los ciudadanos que vivían bajo el terror.

En su discurso de autoproclamación como presidente antes decenas de miles de seguidores afirmó la noche del domingo que “su candidatura había ganado con la mayor diferencia en la historia de votos sobre el segundo clasificado” y aseguró que “sería la primera vez que en un país exista un partido único en un sistema democrático al pulverizar a toda la oposición”.

Una votante deposita su voto en la mesa electoral
Una votante deposita su voto en la mesa electoral
Gervasio Sánchez

Fue extremadamente crítico con la prensa internacional, especialmente con la española. “Los salvadoreños escogemos nuestro propio camino. Amamos España y no le pedimos más que respeto. Nosotros respetamos su monarquía hereditaria y ustedes deben hacer lo mismo con nuestro proceso”, gritó desde el balcón del Palacio Nacional, provocando un estruendoso aplauso y recalcando que “no vamos a ser sus lacayos” de la comunidad internacional porque “probamos sus recetas durante 50 años y nunca funcionaron”.

Bukele insistió en que se había pasado de ser “el país más inseguro del mundo al más seguro de todo el hemisferio occidental”. Y se preguntó por qué eran más validos los derechos humanos de los pandilleros que de los ciudadanos que sufrían sus violencias. “¿Por qué los periodistas no están contentos de que ya no corra la sangre en El Salvador?”, se preguntó. Y concluyó su soflama con un “le tienen miedo al poder del ejemplo”.

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