CRÓNICA DESDE EL SALVADOR (I)
Elecciones presidenciales en El Salvador: la seguridad, por encima de todo
El fotoperiodista de HERALDO DE ARAGÓN informa sobre el proceso electoral que vive el país centroamericano. La cita con las urnas es este domingo, y el actual presidente Nayib Bukele parte como gran favorito.
Sorprende la exquisita calma que se respira en la colonia San Andrés del municipio de Apopa, a menos de 20 kilómetros de San Salvador, capital de El Salvador. Un equipo de documentalistas de origen español se pasea con sus cámaras de última generación entre vendedoras de dulces y niños que juegan despreocupadamente. "Hace dos años ustedes hubieran sido asaltados un minuto después de haber llegado", explica un taxista que observa la escena con cara de sorpresa.
Apopa, como la mayor parte de El Salvador, vivió una guerra civil brutal de doce años hasta 1992 y una posguerra aún más violenta que duró 30 años. Los combates de los años ochenta dieron paso al enfrentamiento brutal entre las maras, pandillas criminales dedicadas a la extorsión, el narcotráfico, el secuestro y el asesinato por encargo entre otras violencias.
"Ahora se puede respirar", comenta el taxista de mediana edad mientras evoca que "tenía que pagar 30 dólares al mes para que me dejasen trabajar". Una vecina recuerda que "la gente desaparecía de las calles poco antes del anochecer mientras que hoy los niños juegan hasta las once de la noche".
Durante décadas, El Salvador batió récords de homicidios, incluso llegó a ser considerado como uno de los países más peligrosos del mundo. Hoy, en cambio, la tasa se ha desplomado. Durante nueve días consecutivos de este mes de enero no hubo ni un solo muerto vinculado a la violencia de las pandillas.
La seguridad se ha convertido en la principal propuesta del gobierno del presidente Nayib Bukele y su partido Nuevas Ideas, que va camino de arrasar en las elecciones de este domingo 4 de febrero y de prácticamente aniquilar a la oposición política. Las encuestas más recientes reafirman un triunfo incontestable del actual presidente con altas probabilidades de superar el 80% de los votos de un censo de más seis millones de salvadoreños . Mientras, las otras cinco candidaturas apenas suman un 12%, entre ellas las de los dos partidos que gobernaron El Salvador entre 1989 y 2019.
Algunos sectores de la oposición creen que existe un voto escondido que puede cambiar el resultado final, pero parece más un sueño que una realidad. Es difícil encontrar a ciudadanos salvadoreños que afirmen tajantemente que van a votar en contra del actual presidente, que ha utilizado una polémica, y muy controvertida, excedencia o licencia presidencial de seis meses para sortear el límite de un solo mandato de cinco años impuesto por la constitución salvadoreña, y que prohíbe la renovación de un presidente.
"En los comicios anteriores los partidos políticos tenían que negociar con las pandillas si querían hacer campaña electoral en Apopa", recuerda Manuel, que perdió ambas piernas por la explosión de una mina en diciembre de 1991 cuando apenas faltaba un mes para firmarse los acuerdo de Paz. "La fiabilidad policial era tan baja que los habitantes acudían a los grupos delincuenciales para solucionar cualquier problema", afirma. Las amenazas de muerte eran permanentes y las arbitrariedades de los pandilleros podían costar la vida.
Christian, el hijo mayor de Manuel, volvía un día del instituto a casa cuando un grupo de pandilleros subieron al bus y ordenaron a los pasajeros que entregasen todo el dinero que llevaban. El joven les dio las únicas monedas que tenía en el bolsillo. El pandillero se las tiró a la cara al mismo tiempo que accionó el gatillo de la pistola. Por suerte se le encasquilló y eso le salvó la vida.
Bukele ganó los comicios presidenciales de 2019 por mayoría absoluta y rompió una tendencia bipartidista de 30 años de gobiernos muy corruptos de la muy derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y de la antigua guerrilla izquierdista del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Hace cinco años ambos partidos consiguieron sumar un 45% de los votos opositores, pero en los comicios de este domingo será menos de un 8% si se cumplen los pronósticos, una situación que puede llevar a ambos partidos a la extinción.
Las proyecciones de la encuesta más reciente, realizada el 18 de enero por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) sobre la composición de la futura Asamblea Legislativa, que también se vota, son todavía más alarmantes: La mayoría de las 11 formaciones políticas inscritas no conseguirá ni un solo escaño y Nuevas Ideas, el partido de Bukele, acaparará 57 de los 60 escaños, casi el 95%.
Bukele, con casi seis millones de seguidores en la plataforma X (antes Twitter) y mucha incidencia en las redes sociales, ha insistido durante la campaña electoral que su gobierno es el único que puede garantizar que los más 70.000 pandilleros detenidos sigan en la cárcel. Ha llegado a decir que el único plan de la oposición es abrir las cárceles y liberar a los delincuentes. Su política represiva le ha valido críticas internacionales por los abusos y la supresión de derechos fundamentales
Pero en El Salvador la inmensa mayoría de la población está a favor de la mano dura y de "que se pudran en la cárcel", como comenta un habitante de la capital acostumbrado a sufrir la extorsión en su pequeño negocio. "De que nos sirve la libertad sino hay seguridad", comenta otra persona.
Ni siquiera la crisis económica que sufre el país, con los precios de la cesta básica desbocados y con muchas dificultades para conseguir un trabajo digno y un salario que supere el mínimo de 365 dólares, una tercera parte del que hay en España, incide en una crítica contra Bukele.
"Ha cometido errores, sigue existiendo corrupción, pero el encarcelamiento masivo de las pandillas ha hecho que este país sea el más seguro de América Latina en la actualidad", explica una joven universitaria de 18 años que no tiene ninguna duda de a quién votar, igual que otras dos compañeras que se muestran igual de entusiastas.
El Gobierno de Bukele impuso el llamado Régimen de Excepción a partir del 27 de marzo de 2022, medida que ha sido prorrogada desde entonces hasta en 22 ocasiones. Entre los 73.000 salvadoreños detenidos hay más de 1.600 menores de edad. Aunque el gobierno afirma que varias miles fueron puestas en libertad, organizaciones humanitarias como
Human Rights Watch (organización no gubernamental dedicada a la investigación, defensa y promoción de los derechos humanos) asegura que "muchas detenciones se realizaron sobre la base de la apariencia física o lugar de residencia de las personas o de llamadas anónimas". Y que entre las decenas de miles de detenidos hay cientos de personas que no tenían relación con las pandillas, incluidos líderes sindicales, comunitarios y defensores de derechos humanos.
La organización denunció en octubre de 2023 que al menos 189 personas habían muerto bajo custodia policial desde que se decretó el Régimen de Excepción aunque también reconoció que los niveles de violencia vinculados al comportamiento de estas pandillas "han disminuido significativamente durante los últimos dos años tras las medidas punitivas implementadas por el gobierno".
Lo más sorprendente es ver a policías repartir paquetes de comida gratuitos del llamado Programa Presidencial de Apoyo Alimentario en los barrios más humildes el mismo día que se ha acabado la campaña electoral, denunciado por la oposición como un "evidente acto de clientelismo político a cambio de apoyo electoral y jugando con el hambre de la gente".
Este país de 21.041 kilómetros cuadrados que cabe en el 44% de la extensión de Aragón se prepara para unas nuevas elecciones presidenciales bajo un impresionante despliegue de seguridad liderado por el ejército salvadoreño. Nadie duda de que Bukele renovará su mandato por una mayoría aplastante y a casi nadie le importa su reelección haya pisoteado la Constitución salvadoreña.
