semana santa

El Bajo Aragón rompe la hora de la noche más emocionante

El alcalde de Híjar, Jesús Puyol, se estrenó como iniciador del toque de percusión al bajar su vara de mando. Siete pueblos de la Ruta celebran sus 'rompidas', mientras que Calanda lo hará este viernes y Alcañiz guarda silencio.

La plaza de España de Híjar fue escenario de un estruendo al unísono en cuanto el alcalde Jesús Puyol dio la orden de romper el silencio justo en la medianoche.
La plaza de España de Híjar fue escenario de un estruendo al unísono en cuanto el alcalde Jesús Puyol dio la orden de romper el silencio justo en la medianoche.
A. García/Bykfoto

Miles de tambores y bombos ya hacen retumbar el Bajo Aragón. Anoche el tradicional y atronador acto de romper la hora abarrotó las plazas y calles de Albalate del Arzobispo, Alcorisa, Andorra, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de Gaén, siete de los nueve municipios de la Ruta el Tambor y el Bombo. Calanda celebra su ‘rompida’ el mediodía del viernes y en Alcañiz no se celebra este acto, sino la emotiva procesión del Silencio. Fueron miles los cofrades que tocaron con rasmia y muchos más los espectadores, entre los que se encontraban el presidente de Aragón, Jorge Azcón, y la ministra de Educación, Pilar Alegría, invitados especiales al romper la hora de Híjar y al de Andorra, respectivamente.

Híjar fue un referente de este estruendo multitudinario. Allí se triplica estos días la población habitual (1.780 habitantes), pues regresan a su cuna muchos de los hijaranos que viven fuera y que tienen tambor y túnica prácticamente desde su nacimiento. La localidad presume de contar con el marchamo de Fiesta de Interés Turístico Nacional para su Semana Santa desde la temprana fecha de 1966. Toda la Ruta del Tambor y el Bombo exhibe la consideración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, declarada por la Unesco en 2018.

Su alcalde, Jesús Puyol, fue uno de esos niños que mamaron el romper la hora en la plaza del Ayuntamiento y que se quedaba embelesado cuando el primer edil levantaba el bastón de mando. Este 2024 se estrenó él con esa función y, por la emoción y los nervios, llevaba despierto desde las seis de la madrugada del jueves.

La piel de gallina

Unos dos minutos antes de que diera la medianoche, Puyol salió por la puerta de la casa consistorial, mientras los cofrades y turistas que abarrotaban la plaza y las calles colindantes guardaban un silencio sepulcral. Se subió a la repisa de la farola, levantó el bastón de mando y esperó, inmerso en la muchedumbre de túnicas negras, a que la aguja del reloj llegase a las doce. Enérgico, el alcalde bajó la vara y los tambores y bombos pusieron a temblar Híjar con un mismo y estremecedor toque, todos al unísono. Para Puyol fue «un honor muy grande» haber marcado el comienzo del acto más importante de la Semana Santa hijarana. «Ya de pequeño me ponía la piel de gallina», recordó emocionado.

Contrasta este rugir de tambores y bombos con el silencio que se vivió en las horas previas en el municipio, ya que es habitual dejar un tiempo sin toques hasta la media noche. Sirve de reflexión, para quien así lo sienta, sobre la agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos. Ese silencio resulta igualmente sobrecogedor.

Pasadas las once de la noche, vecinos y visitantes comenzaban a acercarse a la plaza y los tamborileros terminaban de vestirse las características indumentarias negras. A medida que se acercaban las doce en el reloj, los cofrades comenzaban a desplazar a los turistas hacia el corredor de arcos que enmarca la plaza y las autoridades, con el presidente de Aragón a la cabeza, tomaban posiciones en el balcón del Ayuntamiento.

Es habitual que los cofrades no quepan en la plaza y tengan que romper la hora en los alrededores. Como una ola de estruendo, el ruido de los tambores y bombos se expande por toda la población con epicentro en la plaza de España.

Madrugada de redobles

Tras romper, los cofrades continuaron tocando hasta la madrugada, enlazando a las 3.00 con la procesión de los Despertadores, que parte de la plaza de San Blas y en la que los rosarieros van cantando su archiconocido ‘Ay de mí’ mientras recorren las calles del municipio.

Es tradicional que al finalizar esta procesión los vecinos de Híjar se reúnan por cuadrillas en garajes, locales o bares para recenar, a almorzar o, en definitiva, para coger fuerzas y así enlazar, de nuevo, con otra procesión que comienza a las once de la mañana y a la que muchos acuden sin dormir. Se trata de la Bajada de Imágenes, en la que desfilan los trece pasos que se sacan en el conjunto de la Semana Santa hijarana.

Las estampas vividas en Híjar se repitieron en Albalate del Arzobispo, Alcorisa, Andorra, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de Gaén, aunque cada localidad incorpora elementos singulares, como el color de las túnicas –que pueden ser negras, moradas o azules- o el gesto que marca el momento de romper la hora. En Urrea de Gaén la señal convenida es la primera campanada del reloj de la iglesia, un toque de corneta en Andorra, Samper de Calanda, o Alcorisa o el golpe a un bombo gigante en La Puebla de Híjar. Las túnicas, complementadas en ocasiones con el tercerol –que, con sus pliegues, cae por la espalda de los cofrades–, se adueñan del paisaje urbano durante la Semana Santa bajoaragonesa.

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