Comer en Montal: historia y sabor se sientan en la mesa en un palacio

Montal es uno de los restaurantes de referencia de Zaragoza, con propuestas para comer, cenar o tomar aperitivo.

Platos de Montal, del menú desgustación.
Platos de Montal, del menú desgustación.
Montañés

Montal es patrimonio y sabor de Zaragoza. Hace más de un siglo que la familia se instaló en este enclave de la calle de la Torre Nueva, con privilegiadas vistas a la plaza de San Felipe. Jacinto y Rafaela abrieron un ultramarinos que se ha adaptado con el paso del tiempo. Ahora, con la cuarta generación al frente, ofrecen una completa experiencia gastronómica.

Además de la tienda, está La Despensa, donde disfrutar desde el desayuno a una cena más informal. En el piso superior se puede admirar el espacio en conjunto: un palacio que responde a la tipología renacentista donde el patio de las conchas es un plato fuerte.

Sobre el mantel, también se encuentra elegancia. Cada dos meses cambian el menú de degustación, el actual estará lo que queda de mes. Como entrante se sirve un exquisito canelón de tinta de chipirón relleno de ensaladilla de changurro, crema de guisantes y mayonesa de piparras. A continuación es el turno de un fresco salmorejo que sorprende con su sabor a níspero y textura del guacamole. La primera parte culmina con una tosta de anchoas a la naranja, un cuidado sofrito de tomate y jengibre con crema de ajo.

Para el principal llega el turno de elegir. Por ejemplo, los comensales se pueden decantar entre opciones de carne y pescado. Uno de los que más llaman la atención en carta, en parte por su acento aragonés, es el taco de bonito con pesto de borrajas y caviar de tomate rosa. Todos estos productos son un auténtico homenaje a la tierra. La otra opción del mar es la corvina macerada con naranja y eneldo, pimiento asado y ‘vichyssoise’ ahumada. En el capítulo carnívoro buena alternativa es la presa ibérica que se presenta con salsa ‘tikka masala’ e higos caramelizados con quemadillo de ron. El cuarteto lo completa la picaña de ternera, humus de calabaza y ‘ragout’ de boletus con avellanas y tomillo.

Sus postres no solo enloquecen a los más lamineros, a pesar de que jueguen con los sentidos. Por ejemplo, la vista divisa un apetecible melocotón que, cuando se acaricia con la cucharilla, se convierte en un fino postre de queso mascarpone con corazón de dulce de leche. El sabor de la fruta de hueso llega gracias al helado de melocotón, tan intenso como morderlo recién cogido del árbol. Los chocolateros también tienen regalo con una tarta. El precio del menú no llega a los 50 euros con bebida incluida. No obstante, hay otras opciones, como el Menú Montal. Para armonizar no faltan opciones; la bodega de Montal es amplia y distinguida, con propuestas de todo tipo.

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