gastronomía
Un torreón, hamacas y recetas más allá de pasta y pizza en el Parque Grande de Zaragoza
El nuevo quiosco de La Tagliatella, que abre todo el día, es muy diferente a los establecimientos de esta franquicia.
Hace poco más de un mes que el Grupo Fuenclara abrió a la entrada del Parque Grande José Antonio Labordeta el primer quiosco que tiene previsto reformar en este pulmón verde de Zaragoza. Está justo enfrente de la parada del trenecito chu-chú. En su versión anterior había una caseta con una carpa y muy poco donde elegir desde el punto de vista culinario, más allá de una bolsa de patatas fritas u olivas.
Hoy, en la entrada al nuevo quiosco se erige, esplendoroso, un gran torreón y, a su alrededor, un recinto totalmente acristalado con vistas al parque y una amplia zona verde exterior. A criterio del cliente queda dónde acomodarse, aunque lo normal es que sea la climatología la que más influya en la decisión.
Cuando se conoció que este nuevo quiosco, el más emblemático y visible de los que se van a reformar en el Parque Grande, llegaba de la mano de la propuesta culinaria de una franquicia -La Tagliatella-, la noticia levantó suspicacias. Unas semanas después de su apertura, lo cierto es que los zaragozanos lo han aceptado muy bien y los fines de semana, sobre todo, está resultando difícil reservar mesa.
Esta marca de comida italiana está muy asentada en la capital aragonesa, donde cuenta con ocho establecimientos. En todos se ofrece la misma carta. Eso sí, hay vida más allá de las propuestas de pasta y pizza, que es lo que más se conoce de este restaurante. Además, este quiosco presenta algunas singularidades que lo hacen especial. Por ejemplo, abre a las nueve de la mañana ofreciendo un servicio de cafetería hasta la hora de comer. Y por la tarde sigue abierto hasta la cena. En el horario que no es de restaurante se puede desayunar y tomar algún aperitivo o 'snacks' como los que había en la anterior etapa.
El espacio verde exterior de esta Tagliatella está delimitado con una zona acordonada y 40 hamacas que lo recorren de una punta a otra. Los responsables de la franquicia han decidido colocarlas para que se tumben los paseantes. Aunque la mayoría pide una consumición y disfruta de la estancia leyendo, tomando el sol o sencillamente descansando, como en los parques londinenses, no es obligatorio hacerlo.
En la nueva Tagliatella caben tantas personas dentro como en las mesas de fuera -alrededor de 115-, pero el encanto de estar sentado en el exterior escuchando a los pájaros y el susurro del agua de las fuentes cercanas, no tiene comparación.
En lo culinario, esta reseña se centra en algunos platos llamativos más allá de las propuestas de pasta y pizza. Uno de ellos es la fondente Lombardía, una interesante combinación de quesos (mozzarella, gorgonzola, taleggio, grana padano y provolone), con manzana, nueces, focaccia genovesa y confitura de tomate pomodoro.
Entre las carnes, el 'steak tartar' italiano acompañado de helado de mostaza, gnocchi fritos y un pan de pergamena muy frágil es una de las opciones más interesantes, con permiso, eso sí, del popular lomo al pepe (solomillo de cerdo con rigatone a la crema).
Para el pescado también hay hueco en forma de tartar de salmón o de carpaccio y tartar de bacalao. En este caso, acompañado de tomate, calabacín y aguacate, una receta muy refrescante para este tiempo.
También son relativamente novedosos los platos incluidos en el apartado 'Cuore Felice', creados en colaboración con la Universidad de Navarra a partir de materias primas con el perfil nutricional de una dieta cardiosaludable. En esta consideración no entran propuestas como la panna cotta de caramelo, uno de los postres más populares de La Tagliatella.
Lo dicho, mucho donde elegir.
