brindis

Puesta de largo para la chispa de Alquézar

Bodegas Pirineos ha presentado esta semana las nuevas añadas de su vino Alquézar, un blanco y un rosado.

La nueva añada e imagen del rosado, en Bodegas Almau
La nueva añada e imagen del rosado, en Bodegas Almau
H. A.

Con una imagen renovada llega la nueva añada de los vinos Alquézar. Un blanco y un rosado de Bodega Pirineos tan finos y elegantes como su delicada aguja.

El que más llama la atención en la copa es el rosado, con su característico rojo brillante que resplandece más gracias a las burbujas que vuelan cuando se sirve. El tono casa con los sabores a cerezas, fresas e, incluso, chucherías, como el regaliz rojo.

"La chispa, el carbónico, es importante, pero hay más aspectos, como la atmósfera aromática", distinguió Jesús Astrain, enólogo de la bodega de la denominación de origen del Somontano, durante la presentación de las nuevas añadas esta semana en Bodegas Almau, en el Tubo de Zaragoza. "En nariz es todo aromas de frutas, procedentes del tempranillo y cabernet", señaló el enólogo. "Paramos la fermentación y dejamos aproximadamente unos 14 o 16 gramos de azúcares propios de la uva", añadió el profesional, quien reconoció que en el bodega sienten "mucho orgullo" por el resultado. Su precio es de 5,50 euros por botella.

"Siempre decimos que nuestros vinos son fruto del paisaje. Intentamos transmitir esa luz, esa textura, esa naturaleza"

El compañero de baile de este rosado es su desenfadado hermano blanco. También brilla, pero en su caso en tonos amarillentos y verdosos. "Cuenta con aromas varietales a cítricos, flores y especias de gran finura", matizó Astrain. Este vino de Gewürztraminer del Somontano goza de "una suave entrada por los azúcares residuales que proceden del mismo vino, es una gran concentración de sabor cuando su fina burbuja estalla en la boca". Proponen servirlo muy frío y puede estar indicado para acompañar aperitivos, pescados o sabores más asiáticos.

Astrain confesó que ha sido una de las vendimias "más difíciles de la última década" por la falta de lluvia -casi la mitad que en otros años- y las repetidas olas de calor. "Hemos visto la capacidad de sobrevivir de las uvas a condiciones casi dramáticas; aun así, tienen mucho aroma, sabor y colores atractivos", incidió Astrain. Se puede encontrar también a partir de 5,50 euros cada botella.

Además, la bodega oscense -perteneciente al Grupo Barbadillo- ha aprovechado para rediseñar la etiqueta, que deja el casco desnudo y potencia el intenso color. Es una explosión de innovación y de burbujas, como las de su interior, las que le otorga el carbónico de su proceso de fermentación.

"Siempre decimos que nuestros vinos son fruto del paisaje. Intentamos transmitir esa luz, esa textura, esa naturaleza", brindan en Bodegas Pirineos.

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