Las 'food trucks' de las Fiestas: cocinas con pocos metros y muchos kilómetros
De huevos rotos a hamburguesa de wagyu, la oferta de las gastronetas es atractiva, como ellas, cada vez más presentes en cualquier evento.
Son de pocos metros, pero han viajado miles de kilómetros. Así son las ‘food trucks’, unas cocinas sobre ruedas que irrumpieron en España hace unos años y que a día de hoy son un imprescindible de cualquier cita, ya sea un festival o una boda.
Desde este jueves, un hilo de luces de colores alumbra la ribera del Ebro. El parque de San Pablo ha vuelto a ser escenario del festival Ebro Food Truck, que ha regresado tras el parón de la pandemia. Una veintena de gastronetas están aparcadas hasta el día de la traca final, algunas de ellas con especial impronta aragonesa.
"Sabor a Pirineo es el fruto de la pasión", una pasión que empezó de prueba hace 8 años y hoy es un ejército de seis caravanas. Chema Ramón Cosialls, Marta Laguna Arroyos y dos compañeros más se meten en la cocina de su gastroneta, que es un pasillo de unos dos metros. No se mueven del sitio, es un "movimiento de cintura". Esa es coreografía es su clave: "Hay que ser muy metódicos". El volumen de trabajo es frenético, ya que sirven "más de cuatro platos al minuto", calculan.
"Es un reto trabajar en pocos metros, tenemos que aprender a optimizar los espacios, pero todo sin bajar la calidad", coincide Álex Viñal, de la Smoked Pulled. En su caso prefieren ofertar solo un bocadillo: "Hacemos un pulled pork a baja temperatura, ahumado. Es algo diferente a lo de siempre de las fiestas".
El salto de Álex Viñal, del Nola Gras al Smoked Pulled, también lo han dado este año en el Giros. "Lo complicado aquí es seguir tratando el producto con mucha delicadeza", confiesa Santiago Basmalis Gómez, del Giros, que este año se estrena. "Después de la bocatería, fundada por mi padre, llega la aventura de esta gastroneta", cuenta Basmalis, que incide en que todos los productos -salvo las patatas- llegan de Grecia, como en el auténtico Giros del paseo de Fernando El Católico. Eso sí, la carta es más reducida: dos bocadillos y tres raciones, además del frappé, típico café griego frío.
Un cambio de rumbo diferente hizo David Gómez, en su caso pasó de mayorista de carne a llevar su producto sobre ruedas al resto de España: "Lo montamos como un hobby y al final se ha quedado como parte de la familia". Con Carniceros Viajeros ha recorrido todo el país, pero ahora se han convertido en un atractivo de las bodas con sus hamburguesas. "Vamos a hacer una de wagyu auténtico", anuncia Gómez.
A pesar de llevar varios años participando en la cita, estas fiestas estrenan vehículo. Una plancha de metro y medio, freidoras de ocho litros… y todo en un espacio de 4 metros de largo, pero no es un problema para ellos, que todavía tienen en la retina esa noche que dieron 1.200 hamburguesas.
También sin gluten. Nachos, huevos rotos o nuggets lucen en la carta de Sabor a Pirineo, todo sin gluten: "La contaminación cruzada es muy fácil y más en un sitio tan pequeño. Tenemos que tener mucho cuidado". Para Chema y Marta la materia prima es de proximidad, por ejemplo, los huevos proceden de una granja de Cuarte. Bueno, todo menos los torreznos que son de Soria.
Sus ‘food trucks’ guardan todo tipo de detalle. "Nosotros hemos adaptado todas. Aprendimos a soldar con tutoriales, la pintamos", explican Chema y Marta mientras muestran fotos del proceso. "Ahora se han puesto de moda los contenedores con ruedas, pero en una ‘food truck’ tiene que haber un alma", dice el benasqués mientras señala la que han aparcado en la ribera, que data de 1971, el año de su nacimiento. Tienen otras más de la década de los 70.
"Este festival es de lo más potente de España", celebran, en relación a la cita junto al Ebro. Chema y Marta hacen memoria y les viene a la mente el relato de una clienta para quien fueron motor tras una enfermedad y ahora son amigos. O el contacto con los camioneros desde los primeros pulsos de la pandemia en Mercazaragoza, donde dieron de comer.
Recorrer España, ir de fiestas a festivales, de bodas a eventos deja muchas anécdotas, regala mucha vida. Este año muchos tienen en mente a Javi. Tenía que haber llegado con su ‘food truck’ con sabor argentino el jueves a Zaragoza. "Vimos el hueco y al rato nos dijeron que la noche de antes había fallecido", lamentan. Este sentir y los abrazos al reencontrarse reflejan una filosofía, esa que copian "los buenos". "Si el mejor cocinero del mundo se ha hecho una ‘food truck’, algo haremos bien", concluyen con una sonrisa.
