Heraldo del Campo

Manuel Pimentel: "Por las buenas o por las malas, se va a volver a mirar al campo"

El ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel presentaba en el Foro ADEA en Zaragoza su libro ‘La venganza del campo’, en el que analiza la situación de un sector hasta ahora denostado y que muestra su hartazgo en las calles europeas.

Manuel Pimentel participó en Zaragoza en el Foro ADEA.
Manuel Pimentel participó en Zaragoza en el Foro ADEA.
José Miguel Marco

¿Cómo analiza las movilizaciones del sector agrario?

Estamos asistiendo a un fenómeno muy profundo, muy interesante desde el punto de vista sociológico y muy necesario, que es un grito de desesperación de un sector que lleva muchos años despreciado, ignorado y acusado de maltratar a los animales y de ser enemigos del medio ambiente. Este grito tiene una doble derivada, una desesperanza económica y un hartazgo casi moral de este desprecio. Pero estas movilizaciones también nos afectan a todos como consumidores. Si no volvemos la mirada a la agricultura, la ganadería o la pesca, el campo se va a vengar en forma de una cesta que se va a poner carísima si no cambiamos políticas y actitudes.

En su libro incide en la importancia del relato. ¿Por qué ha perdido el relato el campo y cuál debe ser ese relato?

El campo perdió el relato en el momento en el que, para la sociedad europea, eminentemente urbana, la alimentación dejó de tener importancia por ser muy barata y de fácil acceso. Si no nos importa la alimentación, mucho menos aún sus productores. En ese momento hacer un relato era muy difícil. Se hacía en base a despoblamiento, empleo… cuando en el fondo, la forma de que la sociedad lo entienda es a través de la venganza que el campo se está tomando y que pasa por la subida de precios. Cuando la sociedad vea que la comida sube mucho, le dará importancia a los agricultores, que son quienes la proveen.

Se pone el foco en la gran distribución como responsable de la brecha de precios entre productor y consumidor final. ¿Es así?

A la distribución se le puede achacar parte de la culpa de la venganza del campo porque durante tiempo puso una bota en el cuello de los agricultores y les ofrecía precios ruinosos, pero en ese caso serían responsables de deflactar precios, no de subirlos. Existía la misma distribución hace dos años, cuando la cesta de la compra costaba en torno a 100 o 150 euros que ahora que vale 250 y sus márgenes no han aumentado. ¿Qué ha sucedido? Que hay menos oferta y la oferta se ha encarecido. Y a la gente le cuesta mucho comprender eso, porque nos parece que los alimentos aparecen en los lineales por generación espontánea. Hay que sembrar, regar, producir… Hacen falta infraestructuras… y todo eso se ha ido encareciendo, limitando… Seguro que en la distribución se pueden mejorar cosas, pero ellos no son la principal causa de este problema.

¿Cómo ve el papel de las organizaciones agrarias?

Tengo muchísimo respeto por las organizaciones profesionales, Son democráticas y tendrán un papel importantísimo a la hora de sentarse a negociar. Es comprensible que haya quienes se manifiesten por su cuenta, pero eso no invalida el papel de las organizaciones agrarias.

¿Las elecciones europeas van a ser un momento clave para el sector agrario?

En materia agraria los gobiernos europeos de un color u otro han hecho prácticamente lo mismo, que ha sido responder a las demandas de una población principalmente urbana. Pero ahora estamos en un cambio de ciclo que va a requerir de nuevas normas que garanticen el derecho de los europeos a una despensa sana, variada y a precio razonable. Para ello, hay que hablar con los agricultores, ganaderos y pescadores porque son parte de la solución y no del problema.

¿Se puede alcanzar el equilibrio entre sostenibilidad y rentabilidad?

Este es un gran reto de los gestores. Ninguna de estas dos cosas es renunciable, por lo que es necesario alcanzar equilibrios. Tan malo es que solo importe la sostenibilidad a costa de destruir el sector productor, como lo contrario, que solo importe la producción. Exijamos gestión y no solo palabras a los responsables.

¿Cómo ve el futuro de la agroalimentación?

A corto plazo creo que los precios van a continuar subiendo. Esto va a convertirse en un problema social y la sociedad va a exigir políticas agrícolas, lo que va a dar más prestigio social al sector. Los productores van a tener una mayor rentabilidad media, pero también tienen que hacer cosas como tender a la mecanización, considerar el suelo como un ser vivo a la hora de gestionar recursos… A mi juicio, están por la labor de hacerlo y Europa va a estar muy abierta a estos cambios. La idea europea de que el campo es para pasear y que produzcan otros es un suicidio alimentario en estos tiempos. Y por las buenas, por voluntad propia; o por las malas, que será porque la cesta de la compra se ha encarecido y la gente proteste, se va a volver la mirada al campo.

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