La Sexta emite al fin el programa de Chicote 'Batalla de restaurantes' dedicado a Zaragoza
El espacio ya se ha podido ver en Atresplayer, y no deja en muy buen lugar a los concursantes zaragozanos ni a la propia dinámica de la competición
La Sexta emite este jueves 29 de febrero (22.30) el episodio de ‘Batalla de restaurantes’ dedicado a Zaragoza. Es el cuarto de la temporada y las migas son el plato a examen, aunque el formato analiza un menú completo y diversos aspectos de los establecimientos pertenecientes a los cuatro concursantes de cada episodio. En esta ocasión, los aspirantes a ganar 10.000 euros (recompensa al ganador de cada semana) son el Valdeconsejo de Cuarte de Huerva y tres referencias de la ciudad de Zaragoza: Pepito Ternera, Asador los Gigantes y La Ternasca.
Este espacio consagrado a Zaragoza tenía que haberse emitido el pasado 22 de febrero en abierto, pero la tragedia de los edificios del Campanar en Valencia generó un especial informativo que ocupó esa franja horaria en la cadena. Atresmedia sí lo colgó de su plataforma Atresplayer, con lo que mucha gente ya ha podido verlo (con el ‘spoiler’ implícito para los no suscritos de parte de la propia Atresmedia) y la impresión generalizada sobre el discurrir de los acontecimientos ha sido mala.
Palos generalizados
La opinión pública sobre esta cuarta estación del trayecto de 'Batalla de restaurantes’ deplora varios aspectos: la actitud de los cuatro concursantes zaragozanos, que llega en algunos casos a las faltas de respeto y las amenazas, es la peor de ellas. También hay ‘estrategias’ discutibles, aunque lícitas desde el reglamento del programa, ya que no las invalida: se dan varias puntuaciones sin seriedad ni criterio de justicia, por mera venganza entre concursantes, y la calidad de los platos brilla por su ausencia en muchos casos, a tenor de las palabras de los propios implicados.
En este programa, la implicación de Chicote en los momentos de tensión es muy diferente a la que externaba en ‘Pesadilla en la cocina’, donde hacía gala de una mayor vehemencia. Aquí sigue un patrón casi zen durante todo el programa, y limita sus juicios de valor al momento final, llamado de confrontación y en el que todos se dicen sus verdades a la cara, con reparto público de puntuaciones.
Ahí es cuando el famoso cocinero madrileño emite su voto de calidad, destinado a desempatar en caso de necesidad y a depurar votaciones tendenciosas de los concursantes, aunque no siempre altera el orden final de la clasificación, como ha podido verse en las anteriores paradas del programa en Cádiz, Lugo y Menorca.
