Las vidas que aparcan 'Los 6 de Zaragoza': de la orquesta y el soplete de soldador a la cárcel

¿Quiénes son 'Los 6 de Zaragoza'? Los jóvenes condenados por los disturbios registrados durante una manifestación contra Vox responden a la pregunta a pocos días de entrar en prisión.

Los cuatro antifascistas, de entre 21 y 28 años, durante la primera sesión del juicio.
Los cuatro antifascistas, de entre 21 y 28 años, durante la primera sesión del juicio.
José Miguel Marco

Se les bautizó como ‘Los 6 de Zaragoza’, denominación con la que una plataforma ha defendido siempre su inocencia e intenta ahora evitar su inminente entrada en prisión. Pero se trata en realidad de Javitxu, Antonio Daniel, Adrián e Imad, los cuatro jóvenes a los que la Policía Nacional detuvo el 17 de enero de 2019 junto a otros dos menores de edad como responsables de los graves desórdenes registrados en el campus de la Universidad de Zaragoza durante una manifestación en contra de un mitin de Vox

Durante el largo proceso judicial, todos ellos han negado ser los encapuchados que aquella noche quemaron contenedores, apedrearon vehículos y lesionaron a seis policías, a uno de ellos de carácter grave. Sin embargo, hasta tres tribunales (Audiencia de Zaragoza, TSJA y Supremo) los han encontrado finalmente culpables. Y si un indulto “in extremis” no lo impide, los cuatro ‘mayores’ ingresarán los próximos 10 y 15 de abril en la cárcel de Zuera. Pero, ¿quiénes son ‘Los 6 de Zaragoza’? ¿Se arrepienten de haber acudido a aquella protesta? ¿Cómo afrontan su encarcelamiento? Ellos mismos responden ahora a estas y otras preguntas planteadas por HERALDO.

Por no haber cumplido todavía la mayoría de edad, dos de los arrestados han evitado siempre el foco mediático. No entraron en el centro de reforma, pero fueron juzgados y condenados como menores -las vistas no son públicas- a un año de libertad vigilada y al pago de una multa de 18.000 euros. Cuando se produjeron los desórdenes, los cuatro adultos tenían ‘veintipocos’ y estaban estudiando. Cinco años después, casi todos trabajan y han encauzado su vida. Por ello, la sentencia del Supremo, aunque rebajó sus condenas de siete a cuatro años y nueves meses, cayó sobre ellos como “una enorme losa”. Aún así, los cuatro acudieron a recoger el requerimiento de ingreso en prisión y se están preparando para lo que parece inevitable.

Ninguno de los cuatro adultos condenados se conocía antes de estos hechos. “Yo había participado en otras manifestaciones, pero los otros tres me contaron después en el calabozo que era la primera a la que asistían”, explica Francisco Javier A. V., al que todos conocen como Javitxu y que acaba de cumplir 27 años. Cuando ocurrió todo, estudiaba Filosofía y Letras, pero no terminó la carrera y se volcó por completo en la música. “Llevo bastante tiempo trabajando con una orquesta, como bajista y como técnico de luces y montaje. Este año nos estaba yendo muy bien, estuvimos en Las Fallas y tenemos unas cien actuaciones previstas en 2024”, explica. “Pero claro -añade-, ahora todo esto se trunca”.

Al echar la vista atrás, el joven no se arrepiente de haber ido la manifestación. “¿Cómo me voy a arrepentir de ejercer un derecho?, porque es lo único que hice, yo no agredí a nadie. De lo que me arrepiento es de haberme quedado después por allí despreocupado tomando unas cervezas, porque eso fue lo que me ha traído aquí”, manifiesta. Francisco Javier ha sido el único que ha presentado un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional y confía en que esto y la petición de indulto sirvan para algo. “Pero tengo que prepararme para lo peor y lo estoy haciendo. Si tengo que estar en prisión, intentaré que sea el menor tiempo posible y lo aprovecharé para terminar Filosofía y Letras e incluso estudiar Derecho. Quiero salir refortalecido”, manifiesta.

A punto de firmar contrato

Adrián L. R. tiene 25 años y como Javitxu sigue reivindicando su inocencia. “Yo solo estuve en una manifestación, no hice nada de lo que se me acusa y por lo que se me condena”, insiste. El requerimiento para entrar en prisión le llega justo a punto de firmar un contrato. “Llevo año y medio trabajando como soldador a través de una ETT y justo en mayo iba a firmar contrato con la empresa”, se lamenta. “Sabía que en algún momento esto podía llegar -añade-. Y ahora ha llegado. Es muy duro”.

Él también trata de ver un lado positivo a la cárcel “si es que puede haberlo” y le gustaría aprovechar para seguir formándose. “No sé qué opciones habrá, pero hice bachillerato artístico e intentaría estudiar algo vinculado con las artes y la creatividad”, indica Adrián. Pero este joven sí tiene “muy claro” que “ni de broma volvería a una manifestación". “Era la primera y ahora me pregunto, ¿qué hacía yo ahí?”, confiesa. Reconoce que el desgaste “mental y económico” que han sufrido él y su familia ha sido enorme. “Al margen del tema de abogados, hemos pagado unos 5.000 euros de indemnización. Me pedían otros tantos por recurrir ante el TC, pero nos era ya imposible abonarlos”, dice. A diferencia de sus otros tres compañeros, a él le han pedido que se presente en la cárcel el 15 de abril.

"Nadie puede estar preparado para algo así"

Quien reconoce a todas luces no estar preparado para entrar la cárcel es Antonio L., de 25 años. “Puedes intentar verlo en positivo, pero creo que nadie puede estar preparado para algo así. Algo que va a marcar definitivamente tu futuro y toda tu vida”, comenta. Él ha trabajado durante los últimos años en la empresa familiar, pero reconoce que está muy interesado “en el tema de la nutrición, el ejercicio físico y el entrenamiento personal”. “Me iba a sacar un título, pero el requerimiento para entrar en prisión me ha bloqueado por completo”, dice.

Como el resto de condenados, asegura que todo este proceso le ha marcado y lleva cinco años “viviendo en la incertidumbre”. “Claro que no hicimos nada. Yo aquel día estaba en mi casa con el ordenador y ni había pensado en ir a la manifestación. Pero me llamó un amigo y pensé que la causa lo merecía. Yo iba a una protesta pacífica, no sabía cómo iba a terminar todo”, indica. “Si tuviera la oportunidad de volver atrás, yo personalmente ahora no iría. Y no es que lo ocurrido me haya condicionado políticamente, pero fui a un acto legal y mira lo que nos ha pasado”, añade.

A Imad M. B., que ahora ha cumplido 31 años, la sentencia del Tribunal Supremo que el pasado febrero fijó definitivamente en cuatro años y nueve meses de prisión su condena le cogió en Marruecos. “Yo soy español y vivo en Zaragoza, pero había ido a ver a mi familia. Por supuesto, regresé y fui a la Audiencia Provincial a recoger el requerimiento de entrada en la cárcel”, recuerda. Durante estos años, Imad ha trabajado “de repartidor, de teleoperador… un poco de todo”. Quiere confiar en el indulto, pero ve la entrada en prisión cerca y dice que intentará “seguir trabajando allí y llevarlo lo mejor posible”.

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