Qué es y cómo funciona la recogida neumática de residuos en Zaragoza

Un gigantesco aspirador succiona la basura situada a dos kilómetros a la redonda y la envía hasta el centro de operaciones de Valdespartera.

Las tuberías soterradas conectan los puntos de vertido repartidos por Valdespartera
Las tuberías soterradas conectan los puntos de vertido repartidos por Valdespartera
Heraldo

El complejo sistema de recogida neumática de Valdespartera tiene su centro de operaciones en el punto limpio fijo de la calle de los Centauros del Desierto. Allí hay una central doble capaz de recoger los residuos orgánicos, restos, envases y papel de todo el barrio. “Lo único que no se puede coger es cristal. Resulta demasiado abrasivo y las tuberías no aguantarían los años previstos”, explica David Moltó, responsable de operaciones y mantenimiento de la zona este de Envac Iberia.

Un gigantesco aspirador se encarga de succionar y trasladar toda la basura depositada en un radio de dos kilómetros generando una corriente de aire a más de 75 kilómetros por hora a través de unas tuberías soterradas en el entorno. “Primero tienes que recoger un tipo de residuo y luego, otro. Además, no se pueden abrir todos los ‘buzones’ de vez”, explica.

La basura cae por unos equipos llamados ciclones hasta un compactador que la empuja hasta el interior de un contenedor de 10 toneladas de capacidad. “Entonces, viene un camión y lo cargamos con un puente-grúa para que lo lleve al Complejo para el Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza (Ctruz) y lo descargue”, agrega.

El proceso, en todo caso, no termina ahí, ya que el aire utilizado para hacer la recogida neumática “pasa por una sala de filtros” para eliminar los olores antes de lanzarlo al exterior. Esto evita que haya quejas vecinales y no haya ningún otro problema.

Según Moltó, en Valdespartera hay unos 620 puntos divididos en dos redes independientes y confluyentes desde los que puede echar la basura. Los vecinos disponen de puntos de vertido en las zonas comunes de cada manzana con compuertas para las fracciones de envases y resto, mientras que para los comercios se diseñaron “puntos de vertido con compuertas con cerradura en zonas accesibles dentro de las manzanas o en las fachadas de los edificios”. Además, para las zonas unifamiliares se apostó por un modelo de buzón de vertido acorde con el entorno urbanístico situado en los viales públicos, con una compuerta para cada tipo de residuo.

El complejo fue inaugurado en torno a 2007, con Juan Alberto Belloch como alcalde. Entonces se vendió como la solución “más comprometida con los ciudadanos y el medio ambiente”; con buzones pensados para que los usuarios no tuvieran que recorrer más de 80 metros desde sus domicilios. La intención es que el complejo esté en funcionamiento durante al menos 30 años. En los próximos cinco, una vez resueltos todos los problemas con el contrato, que quedó desierto en 2021 como consecuencia del encarecimiento de la energía, será gestionado por la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Envac Iberia y FCC Medio Ambiente.

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