sucesos

El vecino de Torrero que casi mata a su tío a golpes grabó toda la paliza

El detenido, Vicente Fontecha Pavón, de 46 años, ha sido enviado a prisión y ha alegado en su defensa que es politoxicómano y bipolar. 

Vicente Fontecha Pavón, junto a su padre (de espaldas con chaqueta roja), cuando fueron juzgados en la Audiencia de Zaragoza en 2019.
Vicente Fontecha Pavón, junto a su padre (de espaldas con chaqueta roja), cuando fueron juzgados en la Audiencia de Zaragoza en 2019.
Aránzazu Navarro/Heraldo

El titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Zaragoza ha decretado prisión provisional para Vicente Fontecha Pavón, de 46, años, por intentar matar a golpes a su tío, de 57. El detenido se acogió a su derecho a no declarar y tan solo respondió a su abogada, Carmen Sánchez, que es politoxicómano y bipolar. 

El magistrado, no obstante, estima que existen indicios suficientes para enviarlo a la cárcel de manera preventiva como supuesto autor de delitos de tentativa de homicidio, violencia doméstica, retención ilegal y resistencia

Entre las evidencias más claras figuran los testimonios de los vecinos que alertaron a la Policía asustados por lo que podía estar sucediendo en la vivienda que ambos comparten y, sobre todo, un vídeo que el propio agresor grabó mientras se cebaba a puñetazos y patadas con su tío y que está en poder de la Policía. 

Durante un minuto y dieciocho segundos, tal y como hicieron constar en las diligencias, se observa cómo inicialmente la víctima está sentada en el sofá del salón ya con la cara ensangrentada y restos de sangre en el suelo de las heridas que presenta en la cabeza y se oye a su sobrino preguntarle si quiere que lo mate para acto seguido decirle que lo va a hacer y va tirar sus cenizas al río Guadalquivir, pues ambos son naturales de Sevilla. Después, entre gritos y amenazas, le da cuatro golpes en la cabeza y termina propinándole una tremenda patada en la zona costal.  

Al hombre, enfermo del riñón y del corazón, le rompió varias costillas que le causaron un edema pulmonar, un traumatismo craneal con edema cerebral y múltiples contusiones en la cara. Aún así, cuando los agentes se pudieron entrevistar con él, lo primero que dijo es que lo habían atacado por la espalda en la calle, antes de llegar a casa. Sin embargo, horas después se atrevió a confesar lo que realmente le había pasado, que su sobrino, al que tiene mucho miedo, le había dado una paliza. La razón, que estaba enfadado con la familia. Y admitió que primero no había dicho la verdad porque no quería "arruinar la vida al muchacho". 

Un 'muchacho' al que algunos vecinos también temen por su agresividad y por su comportamiento incívico (ha llegado a defecar y orinar en el ascensor). Pero, sobre todo, por los constantes insultos y amenazas de muerte que lanzaba a su tío. "Te voy a matar. Me has arruinado la vida, pero te mato. Aquí morimos los dos, cabrón hijo de puta, esta noche mueres", son las frases que oían los vecinos. 

Estos no tienen ninguna queja del tío, a quien describen como una persona pacífica y amable. Pero temen a Vicente Fontecha, que desde que salió de la cárcel en diciembre de 2022 tras cumplir una condena por tentativa de homicidio ha sido detenido otras cuatro veces todas por hechos violentos. 

Fingió ante la Policía ser su tío y les dijo que estaba bien

Este vecino de Torrero, sevillano de nacimiento, estuvo tomando el pelo a los funcionarios de la Policía Nacional y reprochándoles si no tenían algo mejor que hacer que estar allí por una "puta puerta". En el colmo de su cinismo, se hizo pasar por su tío para decir que "estaba bien" y reprochar a los agentes que no lo estaban dejando "descansar". 

Así, cuando el negociador le dijo que quería hablar con la víctima para comprobar que estaba bien, Vicente simuló que él era Juan (como se llama su tío) y respondió a las preguntas de los agentes de esta guisa: "Que quiero dormir, que me lo merezco, que para eso he estado 35 años cotizando", le dijo al negociador. Y cuando este le dijo que él también, le respondió: "Pues deje de dar por culo y jubílese". "¡Que más quisiera yo!", le contestó el policía.   

Al final, tras dos horas y media de negociación, los agentes entraron por la fuerza en el domicilio. Lo hicieron con todas las precauciones porque cabía la posibilidad de que el agresor tuviera armas de fuego, además de un perro de la raza pitbull. 

 

 

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