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Absuelto un guardia civil que fue acusado de obstrucción a la justicia en Zaragoza

El agente fue denunciado por haber tratado de influir en una testigo protegida, aunque la Audiencia no ve pruebas. 

El acusado, este martes durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial.
El acusado, este martes durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial.
Oliver Duch

La Audiencia Provincial ha absuelto a un guardia civil que estaba acusado de haber tratado de influir en la declaración de una testigo protegida en una causa seguida en Caspe contra una red de explotación sexual y blanqueo de capitales, entre otros delitos, en la que el agente figuraba como investigado. La Fiscalía mantenía que el funcionario trataba de averiguar si la pareja del hombre que lo denunció era una de las testigos protegidas con la intención de que se retractara de sus declaraciones. Por esa razón, le atribuía un delito de obstrucción a la justicia y solicitaba para él tres años de prisión.

Sin embargo, el tribunal entiende que no ha quedado probado que el guardia civil tratara de influir en la actuación procesal de la testigo ni tampoco observa "violencia o intimidación" en su conducta.

Los hechos ocurrieron en mayo de 2021. La Policía Nacional y la Guardia Civil acababan de culminar la operación Cárpatos-Liberty-Luboca, que se saldó con 13 detenidos por delitos de tráfico ilegal de personas, inmigración clandestina, explotación sexual y blanqueo de capitales. Los agentes liberaron a cinco mujeres que eran prostituidas en los distintos negocios de la red: el Club Los Almendros, la pizzería Lemamax, el gimnasio fitness Cutler y el restaurante Meridiano cero. Entre los investigados estaba Alejandro R. A. porque la Fiscalía sospechaba que apoyaba las actividades delictivas de la organización y disuadía a las mujeres de denunciar su situación. Esta causa sigue abierta y aún no se ha celebrado el juicio.

El tribunal declara probado que Alejandro R. tenía relación de amistad con D. L. F., con quien quedó en un bar de Maella en mayo de 2021, cita a la que este último acudió con su novia. Allí comentaron la "incómoda" situación que estaba atravesando la mujer debido a la causa judicial que se instruía en Caspe, ya que en el pueblo se comentaba que ella era una de las testigos protegidas y la tildaban de "chivata". La mujer transmitió que se sentía "vigilada", temía que le causaran algún daño y todo le generaba desasosiego e intranquilidad.

En ese encuentro, Alejandro R. A. llegó a manifestar que "todas las testigos, menos una, se estaban retirando porque la Guardia Civil les había prometido papeles y no se los habían dado". En un posterior mensaje de Whatsapp, el agente escribió a D. L. F.: "Buenas campeón, este lunes 24, a las 12.00, tenemos que estar todos, que la testigo manifiesta en el juzgado de Alcañiz; dile que haga lo que le dije, que a las 12.30 se deje ver en la tasca a tomar café, que es cuando la testigo está manifestando, y así callarás bocas. Cuando lo haga me lo dices y así yo la podré defender. Un abrazo. Pues si no callas bocas es que será verdad; vosotros decidís, está en vuestras manos".

El funcionario, ahora de baja psicológica, alegó en el juicio que ese mensaje solo fue un consejo de amigo y no pretendió influir a la mujer, la cual no denunció nada. Su bogado, Antonio Fraguas, defendió su inocencia y pidió su absolución.

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