Los chinches se eliminaban en el Pirineo poniendo rosas de San Ponce bajo la cama

El Archivo Histórico Provincial de Huesca halla un documento del siglo XVIII, de la Casa Guillén de Panticosa, donde se explica el remedio contra estos parásitos.  

Parte del documento del Archivo Histórico Provincial de Huesca con el remedio contra los chinches.
Parte del documento del Archivo Histórico Provincial de Huesca con el remedio contra los chinches.
AHPHU

Los chinches y otros parásitos, que tan de actualidad se encuentran en este momento, no eran extraños a la vida diaria del Antiguo Régimen (antes de la Revolución Francesa). Especialmente, abundaban en las zonas que, como el Pirineo, tenían una intensa actividad ganadera. Tanto es así que se necesitaba su propio santo protector, se entiende que para ayudar a eliminarlas, según ha constatado el Archivo Histórico Provincial de Huesca, donde un curioso documento encontrado en el archivo de la familia Guillén (s. XVIII) ofrece un infalible remedio contra las plagas de estos insectos tan perniciosos. 

Atendiendo al documento localizado, desde el Archivo explican que San Poncio o San Ponce era el santo que ayudaba contra los chinches siguiendo únicamente un sencillo ritual: "Había que poner rosas debajo de la cama, las 'rosas de san Ponce', en su festividad, el día 15 de mayo". "Las flores, por supuesto, debían ser previamente bendecidas, a ser posible en latín", añaden.

El documento en el cual se recoge este remedio forma parte del fondo de Casa Guillén de Panticosa (siglo XVIII). Según lo escrito, el rito de bendición de las "rosas de san Ponce" debía hacerse el 14 de mayo, la víspera del santo y tras varias oraciones, se pide a Dios que santifique "estas rosas en honor del mártir San Poncio y concede, por su intercesión, que dondequiera que se coloquen contra las chinches florezcan y se extinga el peligro". Por si quedara alguna duda, el mismo documento añade una nota al final de página: "Bendición contra los chinches experimentado 1739".

Curiosidad aparte, los responsables del Archivo Histórico Provincial de Huesca señalan que este documento es "un ejemplo más del interés que tienen los fondos familiares y la necesidad de conservarlos y darlos a conocer".

Patrón de los herboristas

Por otra parte, el Martirologio Romano recoge que Poncio (Pontius) era romano de familia acomodada (hijo de un senador) y se convirtió al cristianismo. Una vez fallecido su padre, dejó Roma para ir a Cimiez (Cemenelum, ahora Niza) donde fue encarcelado por su condición de cristiano. Una tradición catalana cuenta que huyendo de sus perseguidores, llegó a Barcelona y que, al ver tanta miseria y enfermedades entre la población, se puso a preparar pócimas con hierbas curativas que conocía bien, por tal de remitir los dolores. Se ganó el respeto y la admiración de los barceloneses que a partir de ese momento comenzó a celebrar una feria de hierbas en su honor. San Ponce se convirtió así en patrón de los herboristas y apicultores. 

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