entrevista 

Maixabel Lasa: "Mantengo relación periódicamente con los dos etarras que mataron a mi marido"

La viuda del político vasco Juan María Jauregui ha participado en un encuentro en la Universidad de San Jorge, donde se ha proyectado la película 'Maixabel' de Iciar Bollarín.

Maixabel Lasa, ayer en la Universidad de San Jorge, en Villanueva de Gállego.
Maixabel Lasa, ayer en la Universidad de San Jorge, en Villanueva de Gállego.
Francisco Jiménez

Maixabel Lasa Iturrioz (Legorreta, Guipúzcoa, 1951) es una víctima de ETA que decidió “dar una oportunidad” a los dos terroristas que asesinaron a su marido (Ibon Etxezarreta y Luis Carrasco). El político socialista Juan María Jáuregui fue asesinado en el año 2000. Maixabel se ha sentado a hablar con quienes le dispararon y ellos le han mostrado su arrepentimiento.

Lasa fue la directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco entre 2001 y 2012, desde donde impulsó, junto al entonces socialista Txema Urquijo, los encuentros restaurativos entre víctimas y victimarios. Su historia fue llevada al cine por la directora Icíar Bollaín en la película ‘Maixabel’ (2021). Este jueves ha participado en las Jornadas sobre Justicia Social de la Universidad de San Jorge.

“Comprendo que hay gente que no me entiende. No me siento mejor ni peor que nadie. He hecho lo que me pedía mi interior pensando en lo que haría Juan Mari porque yo creo que él haría lo mismo si hubiera pasado lo contrario”, reconoce. “Es muy necesario que los jóvenes lo sepan para que no vuelva a ocurrir”, apunta.

¿Ha perdonado a los dos etarras que asesinaron a su marido Juan María Jauregui?

Más que hablar de perdón me gusta más hablar de segundas oportunidades. Me entrevisté en 2011 con estas dos personas, que ya habían participado antes en una autocrítica de lo que habían hecho. Se responsabilizaron de lo que hicieron y eso para mí vale mucho más que el perdón. Eso me da más motivos, porque la política penitenciaria de cualquier gobierno debe ocuparse de la reinserción de los presos, hayan cometido lo que sea. Me sentí en la obligación de estar con ellos y fue una sorpresa porque participaban en esos encuentros, más que por mí, por esa convivencia que durante tanto tiempo ansiábamos. Estas dos personas iban a salir de la cárcel, más tarde o más temprano, y vivirían entre nosotros. Era mejor que salieran de allí con las tareas hechas y no pensando que eran héroes, sino todo lo contrario. Eso me ha servido muchísimo más que cualquier condena que les impusiera la Audiencia Nacional. Ponerme en su mirada e intentar entenderles me ha servido mucho más.

¿Qué sabían los etarras de su marido?

Prácticamente, no sabían nada. Solo que había sido gobernador civil de Guipúzcoa. Pero no conocían que estuvo antes en ETA, ni que estaba casado y tenía una hija. Como dice Luis Carrasco (el etarra) en la película, le dio rabia al saber quiénes eran los dirigentes de ETA,  porlo mediocres que eran y que le hubieran elegido a él (para el atentado).

Maixabel Lasa, en la Universidad San Jorge.
Maixabel Lasa, en la Universidad San Jorge.
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

¿Cómo reaccionó su entorno ante aquella decisión?

Nadie nos ha obligado a estos encuentros (restaurativos), los hemos hecho voluntariamente. Ha habido de todo. Entiendo que haya víctimas que piensen que esto sea una barbaridad. Yo solo pido que me entiendan. Lo he hecho porque he querido. Mi hija lo supo desde el principio y mi entorno, al principio no se enteró, pero al hacerse público lo supieron. La mayoría de la gente me ha entendido... a lo largo del tiempo. Sobre todo gracias al trabajo que hizo (Jon) Sistiaga (el documental ‘Zubiak’ o ’Puentes’) y a la película que ‘Maixabel’, de Icíar Bollaín, que me ha permitido estar en muchos lugares hablando del tema.

¿Cuando se sentó frente a ellos, esperaba que le pidieran perdón? ¿Qué necesitaba?

Luis (Carrasco) me pidió perdón cuando estuve con él en Nanclares, el 26 de mayo de 2011. Ante esa pregunta le dije que no iba a contestarle porque, al final, a quien le hizo más daño fue a mi marido. Pero quería darle esa segunda oportunidad por todo ese proceso personal suyo con lo que hizo, su responsabilización…, reconocer el hecho causado. Mientras que Ibón (Etxezarreta) me dijo en (el documental) ‘Zubiak’ que no podía pedirme perdón porque lo que me hizo fue imperdonable. Son dos formas distintas de verlo. Lo que hicimos entre ellos y yo va más allá del perdón, ha surgido un vínculo imperceptible que existe y durará hasta que alguno desaparezca. Mantengo relación con ellos periódicamente.

¿Cómo se producen esos encuentros?

El pasado 9 de febrero estuvimos comiendo juntos con Luis y su pareja. Les hice la comida, una alubiada, porque soy miembro de una sociedad gastronómica. Aprovechamos para hablar de nuestro entorno.

La viuda del político asesinado por ETA en 2000, Juan Mari Jáuregui, da una charla en la Universidad de San Jorge este jueves.

¿Aceptó colaborar con la película de Icíar Bollaín para dar a conocer su historia?

Al principio, no sabía dónde me metía. No me imaginaba semejante movida. Surgieron casi a la vez el documental  ‘Zubiak’ y la película, pero en el cine el proceso era más lento y tiene otras dimensiones que el documental. Me fiaba de Icíar Bollaín porque conozco parte de su cine, que suele ser reivindicativo, y pensaba que lo iba a tratar con cariño. Les dije que sí, y mira lo que pasó: se ha visto en muchísimos sitios y por muchísima gente. Aquí, en la Universidad San Jorge, se va a proyectar la película y luego habrá un debate. Me he movido por Euskadi, Madrid, Barcelona, donde estuvimos con Luis, y Nueva York, Boston, Bélgica, Dublin, Francia, Roma… Es un material que se puede aprovechar bien para que los chavales que no vivieron esto sepan lo que ocurrió. Con el fin de que no pueda volver a pasar.

Hace unos años visitó en Zaragoza al comandante de la Guardia Civil Miguel Ángel Madariaga, quien se entrevistó en prisión con el etarra Kepa Picabea, sospechoso de ser el autor del atentado que sufrió en 1979, todavía sin resolver. ¿Se puede llegar a superar algo así?

Conocer la verdad de lo sucedido es fundamental para que cualquier víctima pueda pasar esa página. No debemos tener miedo a saber lo que pasó con ETA y con otros terrorismos que hubo en el País Vasco en esos 50 años, que también tienen sus víctimas. Los responsables de lo que pasó en ese tiempo deberían tener más coraje y dar a conocer lo que dicen esos papeles secretos. Eso ayudaría a mucha gente y sería más ético.

¿Qué le pareció ser la única víctima de ETA entrevistada en ‘Gara’?

Me pidieron la entrevista y la di. Me acuerdo en estas cosas de mi marido, Juan Mari. Estaba en un debate de radio y el PSE dijo que no participaban si había gente próxima a Herri Batasuna, pero él siguió aunque había uno que era próximo a HB. Lo importante es escucharnos entre nosotros y dialogar. Mi marido fue un constructor de puentes toda su vida y así lo pagó. Una vez, cuando vino de la Audiencia Nacional, Juan Mari me dijo que no sabía si le iba a matar ETA o Galindo.

¿Su marido era consciente de que iban a asesinarlo?

Era muy consciente. La mañana en que lo asesinaron, salió de casa y me dijo en el coche: ‘Maixabel, he soñado que me matan’ (fue el 29 de julio de 2000 en Tolosa, le dispararon poco después en la cafetería del frontón Beotibar). Mira lo que tengo aquí dentro y siento (se toca el estómago). Siempre tengo presente a Juan Mari porque su mayor preocupación era que se solucionara el problema vasco.

¿Qué se le puede decir a las 300 familias cuyos atentados de ETA se han quedado sin resolver, aunque no estén archivados?

No se pueden fabricar falsas expectativas. Hemos sufrido muchas frustraciones, como los alto el fuego que se caían con atentados. Hay casos sin resolver cuyos autores, quizá, ya ni existen.

La directora Iciar Bollaín dijo que ver los Ongi Etorri a los etarras que salen de la cárcel rompe a las víctimas…

Eso ya no existe. Yo estaba en contra de los Ongi Etorri. Pero también sentí rabia cuando Felipe González fue a las puertas de la cárcel acompañando a (ministro) Barrionuevo.

¿Cree que las próximas elecciones del País Vasco puede acabar con la victoria de Bildu ante el PNV, como ha pasado en Irlanda?

Todo es posible. Cuando ETA mataba, los votos bajaban; y si anunciaban un alto el fuego, subían. No me extrañaría y tampoco pasaría nada. Ahora estamos en la etapa en que Sortu y Bildu participan en las instituciones con los votos recibidos de los ciudadanos. Eso es la democracia.

¿Quién acabó con medio siglo de terrorismo?

Los ciudadanos de este país porque decidieron socializar el dolor. Cuando empezaron a salir a la calle, con el gran trabajo de Gesto por la Paz y las movilizaciones silenciosas, que fueron muy importantes para clamar contra la violencia.

ETA lo perdió todo al asesinar a Miguel Ángel Blanco (13 de julio de 1997)…

Fue la movilización ciudadana más importante, pero hubo otras y también me acuerdo del secuestro de Iglesias, entre otros. Luego favoreció el trabajo de las Fuerzas de Seguridad del Estado, pero lo fundamental fue la movilización ciudadana de Euskadi y del resto del Estado.

Fue presidenta de la Oficina de Atención a Víctimas del Gobierno vasco de 2001 a 2011. En ese tiempo fomentaron la restauración  entre víctimas y asesinos. ¿Qué balance hace?

Pues fue algo así. En 2001 ETA estaba allí. Intentamos encontrar fundamentalmente a las víctimas de ETA, al principio, y luego también a las del Gal porque teníamos muy claro que nuestra oficina era para todos. Las de ETA habían sido las más abandonadas por las instituciones y los ciudadanos. Mientras que las del Gal o las de extrema derecha estaban más apoyados. Empezamos a buscarlos tras presentar un informe en 2007 en el Parlamento Vasco y al entorno de ETA no le gustó. Por eso salí en sus papeles y tuve que vivir con escolta hasta el año 2011, junto a Txema Urquijo. Fuimos pioneros en llevar la presencia de las víctimas a las aulas escolares, con un programa en el que iban una víctima de ETA y otra de la extrema derecha o del Gal.

¿El montañero aragonés Fernando Garrido, que perdió a sus padres y a uno de sus hermanos en un atentado en San Sebastián (1986), también participó?

Fernando Garrido intervino en el programa Glencrin, que se abrió después reuniendo a víctimas de ETA y de otros terrorismos para conocer el dolor de los otros. Aquí ha sufrido mucha gente.

Dejó el PSOE en 2020 por haber apoyado a su amigo Txema Urquijo, ¿qué le supuso?

Apoyé a Urquijo (Mas País) porque llevábamos muchos años trabajando juntos. Recibí un burofax en casa en febrero de 2020 en el que me expulsaban del partido y me fui, aunque sigo teniendo muchos contactos con miembros del Partido Socialista. Lo pasé mal y lloré mucho porque no lo entendí.

¿Convenció a más víctimas para intervenir en los encuentros de restauración con los etarras para mejorar la convivencia?

A mí me ayudó y creo que a más personas, también. Aquello se acabó en 2012 y ahora se está recuperando, pero se hace de manera discreta y es muy bueno para la futura convivencia.

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