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Viajar con niños al otro lado del mundo: "Los miedos se pierden la primera vez, después engancha"

Las vacaciones habituales de las familias aragonesas suelen restringirse a playa, montaña o a destinos nacionales. Sin embargo, hay quienes no pone fronteras a su pasión y se llevan a los niños con ellos.

Adriana Arpa, con sus hijos y su marido, en Costa Rica, su último viaje en familia.
Adriana Arpa, con sus hijos y su marido, en Costa Rica, su último viaje en familia.
A.A.

A punto de acabar el periodo estival, muchas familias repasan las fotos tomadas estos días con sus teléfonos móviles y recuerdan los momentos agradables que han pasado durante las vacaciones con los niños. La mayoría de ellos, verán fotos familiares en la playa, excursiones en la montaña o visitas a diferentes ciudades españolas. 

Unos pocos, podrán revivir sus paseos por París, la visita a Disney o al Coliseo romano. Pero solo una pequeña parte, si echan la vista atrás, recordarán las excursiones con sus hijos pequeños por la selva de Centro América, los templos indonesios o las calles de Pekín.

Y es que viajar con niños fuera de Europa es todavía una asignatura pendiente para las familias aragonesas. El miedo a que les pueda pasar algo, el número de horas de avión o los prejuicios hacia ciertos destinos, hacen que sean muy pocos quienes se aventuren a llevarse a sus retoños al otro lado del mundo para veranear.

"En España no tenemos cultura de salir con los niños pequeños tan lejos, nos da miedo y reparo"

“En España no tenemos cultura de salir con los niños pequeños tan lejos, nos da miedo y reparo. En otros países, sobre todo los del norte de Europa, es más habitual y ves a familias con 3 o 4 niños, con carritos de bebés o mochilas portabebés, recorriendo Tailandia. No se les pone nada por delante”, dice Adriana Arpa. Esta zaragozana de 44 años, afincada en Cataluña, forma parte de ese pequeño grupo de padres aventureros que no temen cruzar fronteras para disfrutar en familia de los paisajes y experiencias más remotas.

20 países en 9 años

Esta zaragozana y su marido llevan casi una década viajando por todo el planeta y llevando a sus dos pequeños, de 9 y 7 años, consigo. “Con menos de 10 años han visitado ya una veintena de países fuera de Europa”, señala. China, Tailandia, Australia, Costa Rica o Malasia son solo algunos de ellos. “Para ellos es una aventura. Lo prefieren mil veces antes que estar en un hotel en la playa”, afirma Arpa. 

"Para los niños es una aventura. Lo prefieren mil veces antes que estar en un hotel en la playa".

Sin embargo, ese modelo de vacaciones no lo entiende todo el mundo. “A nuestras familias y amigos les parece rocambolesco y una locura. Nos dicen que es peligroso y nos enumeran todas las cosas malas que nos pueden pasar. En cambio, para nosotros es un concepto de vida”, asegura esta zaragozana que trabaja en Marketing.

Su ya larga historia de viajes por el mundo con los niños comenzó casi por casualidad. “El trabajo de mi marido le obligaba a viajar mucho a Asia y ausentarse de casa durante varias semanas. Yo podía teletrabajar y decidimos que, en vez de que estuviese yendo y viniendo desde diferentes países asiáticos a España cada 15 días, podíamos acompañarle nosotros durante unos meses y fijar una residencia temporal en uno de ellos para poder vernos más a menudo”, explica esta madre viajera. 

Adriana Arpa, con sus hijos y su marido, en Costa Rica, su último viaje en familia.
Adriana Arpa, con sus hijos y su marido, en Costa Rica, su último viaje en familia.
A.A.
"Decidimos acompañar a mi marido y fijar una residencia temporal en un país asiático".

Adriana confiesa que “estaba aterrorizada” mientras preparaba ese primer viaje tan largo, con una niña de 6 meses y un niño de 2 años. “Pensaba que al bebé le iban a pasar los mil males”, recuerda. Sin embargo, en 2016 toda la familia se puso en marcha con destino a Kuala Lumpur, en Malasia, donde decidieron establecer su punto neurálgico y alquilaron una vivienda durante 3 meses. “Desde allí, mi marido tenía más cerca sus destinos laborales y además, podíamos aprovechar para hacer turismo por los países cercanos”, asevera.

“El secreto está en relativizar, relajarte y no obsesionarte con las horas de las comidas y las siestas”

Inmersión cultural

Los años siguientes repitieron la misma operación y visitaron junto a sus hijos países como Tailandia, China, Singapur, Indonesia, Bali, Vietnam, Nueva Zelanda, o Australia, donde también estuvieron viviendo durante esos meses. “No hicimos solo turismo sino que fue una inmersión cultural. De hecho, mi hijo mayor iba a la guardería allí y compartía sus juegos y experiencias con los niños locales, además de aprender inglés”, apunta Arpa.

Con la pandemia tuvieron que parar y el año pasado retomaron los viajes pero “bajamos el ritmo porque todavía había restricciones. Ahora ya no los hacemos acompañando a mi marido en su trabajo sino que solo viajamos en vacaciones”, apunta. A pesar de ello, tras la covid han visitado Turquía, Capadocia, Alsacia y Costa Rica, este último hace apenas unas semanas. 

Adriana Arpa, con sus hijos y su marido, en Costa Rica, su último viaje en familia.
Adriana Arpa, con sus hijos y su marido, en Costa Rica, su último viaje en familia.
A.A.
"Ir por la selva de noche para llegar a una playa y ver el desove de las tortugas fue toda una aventura".

“Hicimos una excursión de noche por la selva para ver jaguares y serpientes. Terminamos en una playa donde las tortugas estaban desovando y volvimos a atravesar la jungla por un camino hecho de puentes colgantes. Ha sido toda una aventura y los niños tienen un recuerdo alucinante”, confirma la zaragozana. Eso sí, sin renunciar a la prudencia. “Hemos ido siempre con guía, sin salirnos de las rutas establecidas y en condiciones de seguridad. Nunca hemos tenido ningún disgusto”, insiste Arpa.

Miedos y consejos

Y es que “los miedos se vencen tras el primer viaje, después engancha y al volver a casa ya estamos pensando en el siguiente destino”, asegura. “El secreto está en relativizar, relajarte y no obsesionarte con las horas de las comidas y las siestas”, enumera, aunque confiesa que una de las cosas que más le preocupaban era el tema de la salud. “Es muy importante contratar un buen seguro que cubra todo porque, aunque no nos ha pasado nada grave, sí que hemos tenido que hacer uso de él", confiesa Arpa. 

"Mi hijo mayor tuvo que ser ingresado en Turquía por un susto y es importante tener un buen seguro".

"En una ocasión mi hijo mayor tuvo que ser ingresado y le pusieron un gotero por un susto en Turquía”, reconoce esta zaragozana. Sin embargo, para ella los beneficios superan este tipo de inconvenientes. “Mis hijos se han acostumbrado desde pequeños a caminar por todos los sitios, han conocido muchas culturas y costumbres diferentes y han convivido con niños de esos países, además de aprender inglés”, señala Arpa.

Sobre las cuestiones económica, Arpa lo tiene claro. “Lo más caro es el avión porque cada billete puede costar 1.000 euros, pero una vez en el destino, cada uno puede organizarse el viaje como quiera y gastarse poco dinero”, explica. “Tengo amigos que se van a un hotel con todo incluido y les cuesta lo mismo que a nosotros”, insiste. 

“Otras familias tienen otras prioridades y gastan su dinero en un coche nuevo o ropa, nosotros preferimos viajar”, asevera Arpa. Y ya preparan el siguiente destino. “En diciembre nos iremos más cerca, a Austria, pero ya estamos pensando en la siguiente aventura que será en Japón”, adelanta esta viajera.

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