El bonito pueblo de Huesca donde vive el Ratoncito Pérez
El popular guardián de los dientes de leche ha escogido un mágico rincón en este encantador pueblo del Valle de Benasque para vivir en los Pirineos aragoneses.
En Aragón, las opciones de encontrar un lugar cautivador son infinitas. El Pirineo oscense es perfecto para disfrutar de enclaves mágicos que te transporten a otra época, así como para perderse en la naturaleza. Son muchos los que escogen esta zona para desconectar de la rutina, ya que esconde algunos de los paisajes más increíbles incluso de España. Por eso, no es de extrañar que reciba visitantes de todos los tamaños, como el Ratoncito Pérez. Esta criatura también necesita descansar y relajarse después de tanto viaje recogiendo los dientes de leche que los niños le dejan debajo de la almohada a cambio de una moneda, un dulce o un pequeño detalle.
Y el popular guardián de los dientes de leche, al igual que muchos turistas de toda España, ha elegido el Valle de Benasque, concretamente Cerler, para descansar y disfrutar de su maravilloso entorno, entre sus infinitos encantos.
Qué ver en Cerler, el hogar del Ratoncito Pérez en el corazón de los Pirineos
A unos 1.540 metros sobre el nivel del mar, está considerado como el pueblo más alto del Pirineo aragonés, un enclave perfecto para disfrutar de la inmensidad de su paisaje gracias a sus altas montañas, junto con su fauna y su flora. Perteneciente al municipio de Benasque, está en la comarca de La Ribagorza.
En las faldas del Aneto, fortificado por más de 60 picos que sobrepasan los 3.000 metros de altitud, y haciendo frontera con el Pirineo catalán por el Valle de Arán, se encuentra Cerler. Este bonito pueblo de Huesca conquista a todo aquel que se acerca a conocer sus encantos, incluso al roedor más popular de España: el Ratoncito Pérez.
El guardián de los dientes de leche está instalado en una diminuta casa que se ubica en la calle de la Fuente, en el casco antiguo del pueblo. Este pequeño rincón de Cerler está lleno de magia y, en muchas ocasiones, repleto de muestras de cariño, sobre todo, de los más pequeños: cartas escritas a mano, dibujos, flores, cromos de fútbol, monedas...
No obstante, esta curiosidad de Cerler no es lo único que llama la atención del pueblo. Es famoso por su estación de esquí Aramón-Cerler, uno de los mejores centros de esquí del país. Está repartida entre tres valles: Cerler, Ampriu y Castanesa, y rodeada de los picos más altos del Pirineo.
El núcleo urbano de Cerler, que preserva la arquitectura del Valle de Benasque, está formado por casas de piedra, forja, pizarra y madera y se articula alrededor de la parroquia de San Lorenzo. Destaca la Casa Cornel, el edificio más antiguo del pueblo, que data del siglo XII y hoy es un hotel con encanto que conserva la típica estructura de casa-patio. Otras casas relevantes de son la Casa Santamaría y la Casa Antondós.
Asimismo, también podemos visitar la ermita de San Pedro, que se sitúa en la parte alta de Cerler y desde donde tendremos una impresionante panorámica del entorno, de Benasque a Castejón de Sos y el valle del Ésera.
En el entorno de este pueblo pirenaico podemos disfrutar de la naturaleza en estado puro. Una excursión ideal para hacer en familia es la ruta de las tres cascadas de Ardonés, ya que no es nada complicada y nos regala unas preciosas vistas de esta zona. Es una ruta de senderismo circular de alrededor de 7 kilómetros de longitud que nos llevará unas dos horas y 45 minutos y tiene todo el recorrido señalizado.
Dónde comer en Cerler
Entre las opciones para comer en este pueblo de Huesca podemos encontrar el restaurante La Borda del Mastín, situado en la calle Obispo, s/n, que destaca por su crema catalana, entre otros.
Cómo llegar a Cerler, en Huesca
Para llegar a Cerler desde Huesca hay que tomar la A-139 en un trayecto de dos horas y cuarto en coche. Mientras que para llegar desde Zaragoza hay que tomar la A-23 en un trayecto de tres horas en coche.
