La Abadía de Siétamo: Cata de vinos y cuentos alrededor del fuego en las ‘Noches con Alma’ 

La antigua casa del cura de este pueblo de la Hoya de Huesca fue rehabilitada y funciona como restaurante y alojamiento desde 2008.

Fachada de la Abadía de Siétamo
Fachada de la Abadía de Siétamo
Heraldo.es

La Abadía de Siétamo es un restaurante y hospedaje de esta localidad de la Hoya de Huesca ubicado en la antigua casa del cura. El inmueble fue restaurado a principios de los 2000 y desde 2008 funciona con esta nueva finalidad. Lo regenta Belén Arcos, que es de Zaragoza pero lleva viviendo en el pueblo tres décadas. Hace 15 años que el negocio se puso en marcha, conservando la esencia de lo que antes de ser abadía fuera casa de labranza. Así, en el edificio se puede ver la piedra antigua en las paredes o puertas de madera. Donde en tiempos estuvieron las caballerizas hoy es el salón del restaurante y el complejo lo completan ocho habitaciones.

Durante todo el año, sobre todo al principio, por ser los peores meses en cuanto a clientela, en la Abadía de Siétamo se organizan eventos gastronómicos, enfocados sobre todo al bacalao y al ternasco asado tradicional, que es la especialidad de la casa. Así, motivada por dinamizar su negocio y atraer turismo al establecimiento, es como Belén lanza ‘Noches con Alma’, una experiencia que está entre las mejores 25 de Aragón. La propuesta se estrenó el año pasado, con dos citas en invierno, y consiste en fusionar la cocina, una cata de vino, el mindfulness y la relajación.

Belén Arcos es la dueña y chef del restaurante de la Abadía.
Belén Arcos es la dueña y chef del restaurante de la Abadía.
Buqúbica

La duración de la experiencia es de entre cuatro y cinco horas y se plantea para grupos reducidos, de unas 15 personas. Las actividades comienzan a última hora de la tarde, sobre las ocho, con una introducción al mindfulness. “Loreto Gabarre es la instructora que explica al grupo qué es y para qué sirve. Es una primera etapa de la experiencia en las que se pasa por las diferentes salas de la abadía, incluida la bodega, un sitio más recogido e intimista”, explica Belén. El objetivo de esta primera parte es conseguir que el cliente llegue a la cata de vino relajado y centrado en él mismo. De esta manera, es posible conseguir una mayor activación de todos los sentidos, especialmente el gusto y el olfato, que son los que más intervienen en la siguiente etapa de la experiencia. Aquí entra en acción la bodega Cabecita Loca, de la DO Somontano de Barbastro.

Tras la cata, la actividad continúa con una cena en el restaurante de la abadía, donde se apuesta por la gastronomía tradicional y esos platos, como las migas de pastor (con cordero), que se están perdiendo. Con el estómago lleno y contento, el grupo se desplaza hasta la sala donde está la chimenea y, al calor del hogar, se narran unos cuentos. Después, los asistentes hacen sus comentarios y reflexiones. “Las dos experiencias del año pasado se alargaron más de lo esperado porque los asistentes, que no se conocían de nada antes de empezar, estaban muy cómodos y a gusto”, asegura Belén.

El año pasado se desarrollaron dos experiencias de ‘Noches con Alma’
El año pasado se desarrollaron dos experiencias de ‘Noches con Alma’
H. A.

Próxima cita, el 11 de marzo

La experiencia ‘Noches con Alma’ está programada para días concretos del año ya que supone un esfuerzo de organización y mucha previsión. La próxima cita será el 11 de marzo y los interesados pueden ponerse en contacto con la Abadía de Siétamo (info@abadiasietamo.es / 626 033 466) para ampliar información y reservar. Después, se planee algo para verano, que será un tanto diferente por la época del año y cuyos detalles todavía no se han terminado de cerrar. “El objetivo de estas experiencias es ofrecer a los clientes un momento para su disfrute, para que se olvide del día a día y de la rutina no solo viniendo al restaurante a comer. Queremos que las horas que pasé con nosotros sean de otra manera y le ayuden a aislarse de todo lo demás”, comenta Belén.

El edificio donde hoy está la Abadía de Siétamo fue, en los siglos XVII y XVIII, una importante casa agrícola. Después, cuando sus primeros propietarios fallecieron, se donó a los párrocos del pueblo, que la habitaron y emplearon como capilla hasta unos años antes del 2000. Fue entonces cuando los dueños actuales la adquirieron y la rehabilitaron, manteniendo la esencia de la casa originaria pero adaptándola a su nuevo uso como alojamiento. Así, el edificio actual cuenta con ocho habitaciones privadas, con su propio baño y todas las comodidades. El origen de este inmueble que, sin duda, es mucho más que un restaurante con alojamiento, podría datar de 1825, según una tabla decorada hallada sobre la puerta antigua cuando se estaba reformando.

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