Vivienda

El sufrido adiós del gotelé: cómo quitarlo y sustituirlo por las nuevas tendencias

En casi la mitad de las reformas integrales los clientes solicitan eliminar este elemento decorativo que se popularizó en los 60.

Retirar el gotelé a través de una reforma puede costar más de 4.000 euros.
Retirar el gotelé a través de una reforma puede costar más de 4.000 euros.
Víctor Meneses / HERALDO

Entre los años 60 y 70, España experimentó un 'boom' de construcción de viviendas. Tras la migración del campo a las ciudades, el cemento se repartió a lo largo y ancho del país para poder acoger a toda la población. Entre las grúas y el ladrillo surgió un toque decorativo que ya es historia: el gotelé, esos grumos de la pared que o bien amas o bien odias. Las empresas de reformas, arquitectos e interioristas no dan abasto para tratar de deshacerse de él y sustituirlo por las nuevas tendencias.

Quizá sean las generaciones más jóvenes las que han acabado detestando el gotelé, ya no solo por una cuestión estética, sino de funcionalidad. ¿Se consideran como decoración unas bolitas que sobresalen de la pared? Lo cierto es que su nacimiento fue por una razón muy simple: para disimular los desperfectos que podían surgir de una construcción tan rápida y masiva. Años después, se comprobó que era muy poco práctico. La suciedad se acumula entre los 'grumos' y, a fin de cuentas, hay un sector de la sociedad española que opina que no queda bonito.

La empresa Reformas SyR Arpa, de Zaragoza, precisa que lo que más se demanda es quitar el gotelé. "A ver si se pone de moda otra vez, porque quitarlo ensucia todo mucho y es una tarea ardua", bromea Joaquín Arpa, propietario de la compañía. De hecho, de cada diez peticiones de renovación, cinco son para quitar este elemento de la pared, y es probable que en las otras cinco no se quite porque ya se ha hecho anteriormente. 

"En los años 60 y 70 se aplicaba microgotelé o gotelé muy grande", comenta este profesional. Su nombre proviene de la palabra francesa ‘goutte’ o ‘gouttettle’, cuyo significado es gota. Esta técnica consiste en esparcir pintura más espesa de lo habitual para que salgan gotas o grumos que producen una superficie con ese característico acabado. "Pero ya en los 2000 la gente empezó a quitarlo. Era muy antiguo, y daba la sensación de que envejecía la casa", añade Arpa.

La obra, aunque muy demandada, no es precisamente barata y conlleva un tiempo y un gran desembolso. "En una reforma integral, suele implicar un 5% o un 10% del coste final en una vivienda de 90 metros cuadrados", cifra el propietario de Reformas SyR Arpa. Estos trabajos pueden demorarse entre 15 y 20 días, dependiendo de si el hogar está habitado y con mobiliario o no. El precio para quitar el gotelé y alisar las paredes, dice Arpa, está entre 4.500 y 5.000 euros en un inmueble de las ya citadas dimensiones. "Es caro eliminar el gotelé, y sucio, porque el polvo se mete en todos los rincones y luego hay que quitarlo", añade.

Un ejemplo de aplicación del revestimiento cerámico de pequeño formato.
Un ejemplo de aplicación del revestimiento cerámico de pequeño formato.
Diego Guillén Ligori

Desde el estudio de interiorismo Con mucho gusto, de Jessica Zueras, precisan que lo primero que piden los clientes es desprenderse del tacto grumoso de la pared. "Es lo primero que se hace porque envejece la casa. Alisar una pared cuesta unos 15 euros por metro cuadrado. Después, habría que pintarla", precisan. Así, estiman que alisar la pared tendría un coste de unos 15 euros por metro cuadrado, sin contar la pintura de después.

Lo más normal es hacerlo a través de una reforma integral, pues se recomienda quitar los apliques, los enchufes... Aunque también cabe la posibilidad de hacerlo uno mismo si se dispone de las herramientas adecuadas y, sobre todo, de mucha paciencia. Primero, debes cerciorarte del tipo de pintura con el que está hecho el gotelé. Lo habitual es el temple, pero a veces se emplea acrílica. Para averiguarlo, solo tienes que raspar un poco de la pintura y colocarla en un vaso de agua. Si se disuelve es pintura al temple, mientras que si cae al fondo es acrílica o plástica.

Según los profesionales del sector, antes de comenzar con la cacería del gotelé, retira los muebles, radiadores o enchufes o tápalos para facilitar su limpieza después. Ten a mano una mascarilla, unos guantes y unas gafas protectoras y ¡manos a la obra! Para el gotelé al temple, debes humedecer la pared con agua hasta que cambie su color y denote que ha absorbido el agua y está húmeda. Posteriormente, con una espátula, ráspalo de abajo a arriba. No te apresures para no dejar marcas en la pared, tal y como apuntan estas mismas fuentes.

Una cocina abierta con madera en la pared, tiradores y porcelánica con marmoleados.
Una cocina abierta con madera en la pared, tiradores y porcelánica con marmoleados.
Esmeralda Blasco Interiorismo

Si el gotelé es acrílico, se puede usar un producto decapante para relieves que permite que la pintura se ablande y así para poder rascarlo con la espátula. Una vez eliminado, hay que lijar los desperfectos y poner masilla donde sea necesario alisar la pared. En este caso, también se puede optar por aplicar una pasta que cubra los grumitos (las hay a la venta por 30 euros en el Leroy Merlín) si las gotas de la pared no son muy grandes. Antes, debes lijar la pared un poco. Dicha pasta se aplica con un rodillo, y, con la ayuda de una llana, se limpian los bordes antes de que se haya secado.

La interiorista zaragozana Esmeralda Blasco también confirma que en un 99,9% de las reformas los clientes solicitan deshacerse del gotelé. Pero la sustitución no siempre es la misma. "Se lleva el papel pintado, la madera, imitaciones...", precisa. Cita, por ejemplo, la empresa Panel Piedra, con sede en Tudela (Navarra), que distribuye paneles decorativos de revestimiento que pueden instalarse incluso sin obra.

Los revestimientos cerámicos también han pasado de ser una protección para zonas húmedas de la casa a ser elementos decorativos de moda en las paredes. "Ahora, incluso, salen imitaciones de porcelánicos", añade Blasco. Por lo demás, los papeles pintados siguen teniendo una gran acogida, además de los vinilos. "Los alistonados también están en auge, se colocan bastante y en diversos ambientes", precisa esta interiorista. A partir de ahí, cada cliente es un mundo: "Hay gente que prefiere el papel de colores y otros que optan por algo mucho más discreto. El papel es un mundo, no como en los muebles que hay tendencias más claras.

Una de las últimas novedades en el interiorismo que aún está por llegar son los brillos en el papel, explica Esmeralda Blasco. "Hace 25 años se puso de moda un estucado como a rayas y con mucho brillo. Eso va a volver, pero con un resplandor más sutil", añade. Pasaremos del gotelé al 'brilli brilli' en unos años.

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