Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La vida de las piedras

Geodiversidad: ampliando nuestra mirada

Hagamos un ejercicio de optimismo. Convengamos en que, en las últimas décadas, nuestra sociedad ha mostrado una sensibilidad creciente hacia la naturaleza. En que entendemos el valor que tiene su conservación como parte también de la nuestra propia. Pues bien, a esa sensibilidad se suma un término que ya ha saltado del mundo científico al vocabulario de todos: geodiversidad.

Minerales, rocas, fósiles, estructuras, relieves…, el Geoparque Sobrarbe-Pirineos cuenta con una formidable geodiversidad.
Minerales, rocas, fósiles, estructuras, relieves…, el Geoparque Sobrarbe-Pirineos cuenta con una formidable geodiversidad.
Ánchel Belmonte Ribas

El pasado 6 de octubre se celebró, por segundo año consecutivo, el Día Internacional de la Geodiversidad. Esta iniciativa de la Unesco, secundada por numerosas asociaciones y organismos relacionados con la geología, tiene como objetivo difundir el conocimiento de cómo funciona la Tierra. Y eso no es baladí. Ingentes cantidades de recursos naturales geológicos sustentan nuestro cómodo estilo de vida. Infinidad de procesos geológicos interactúan, a veces violentamente, con la actividad de los seres humanos provocando todo tipo de desastres. Paisajes eminentemente geológicos son reductos de la belleza del planeta, prestando servicios de todo tipo con un impacto económico notable. Y es en las rocas, y solo en las rocas, donde está escrita la historia de la Tierra. Saber leerla no solo es importante para un estar consciente en el planeta que nos acoge, sino también para mejorar la vida futura, anticipando cambios y previendo nuestra adaptación a ellos.

Pero, ¿qué es la geodiversidad? Acudamos a las mejores fuentes, y en nuestro país la del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) es de agua clara. Allí veremos que la geodiversidad es la variedad de elementos geológicos, incluidos rocas, minerales, fósiles, suelos, formas de relieve, formaciones y unidades geológicas y paisajes presentes en un territorio y que son el producto y registro de la evolución de la Tierra. Ahí queda eso.

La geodiversidad, por tanto, es un parámetro. Un valor que mide lo variados que son los elementos geológicos en un lugar determinado. Y esa medida no es fácil, pero es posible. Aunque guarda ciertos paralelismos con el término biodiversidad, no son equiparables. Ocurre lo mismo con muchos otros aspectos de la geología. Las ciencias de la tierra y las de la vida se expresan en idiomas diferentes que conviene conocer si aspiramos a entender algo.

En su afán por hacer más amable el término geodiversidad, muchos insisten en exponerla como la base de la biodiversidad, a quien ciertamente condiciona de un modo determinante. Incluso se la ha llamado "la compañera silenciosa de la biodiversidad". Y eso está bien. Pero la geodiversidad, con o sin vida de por medio, tiene su propio e incalculable interés. Nuestro planeta, a excepción de una fina película que lo recubre, es un objeto geológico lleno de energía y de procesos que llevan 4.600 millones de años respirando a su manera. Es preciso pues entenderla y llevarla a la gestión del medio natural, tan tozudamente centrada solo en lo biológico.

La geodiversidad no es una medida del valor de la geología de un sitio. Un territorio puede tener una gran variedad de elementos geológicos, pero que no sean realmente valiosos. Y al contrario, lugares con escasa diversidad geológica pueden contar con ejemplos extraordinarios de ciertos elementos. La figura que reconoce el valor concreto de esos elementos es la de patrimonio geológico. Y de eso, afortunadamente, en Aragón vamos bien servidos. Pero eso ya es otra historia…

Ánchel Belmonte Ribas Geoparque Mundial de la Unesco Sobrarbe-Pirineos 

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