Crean la primera cerveza feminista

Presentada en Berlín con motivo del 8-M, la nueva 'Muschicraft', la fuerza de la vulva, es una bebida abierta al consumo por todas las identidades sexuales.

Cerveza Muschicraft
Cerveza Muschicraft
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'Muschicraft', la fuerza de la vulva, es la nueva cerveza que se dispone a conquistar Berlín. Creada en Viena para "sedientos de ideas feministas" por la trabajadora social y artista austríaca Sophie Tschanett, la nueva cerveza se ha presentado en la capital alemana coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer y aspira a consolidarse en el país del legendario príncipe Gambrinus, a quien se atribuye la invención de la bebida compuesta de agua, cebada, lúpulo y malta y contenido alcohólico. La "primera cerveza feminista" del mundo, según asegura su creadora, lleva en su etiqueta el dibujo de una vulva, aunque no pretende ser un producto de consumo exclusivo para las mujeres.

"Mi cerveza está abierta a todas las identidades sexuales y no es mi intención excluir para nada a los hombres", afirma Sophie Tschanett, aunque denuncia que el mundo de las cervecerías, de la producción de cerveza, era hasta ahora absolutamente masculino. "Los productores, todos hombres, los ejecutivos de las fábricas, hombres también, y la publicidad es absolutamente masculina. La cerveza se comercializa como una bebida para hombres. Siempre que salgo de copas con mi novio le ponen a él mi cerveza y a mí su Campari con soda", afirma visiblemente indignada, para preguntarse seguidamente "¿por qué se piensa la gente que las mujeres no toman cerveza?".

Reconoce que el nombre que ha escogido para su creación resulta extremadamente polémico. 'Muschi' es la versión vulgar en alemán de la palabra vulva. Y 'craft', correctamente escrito 'kraft', significa fuerza. "Cuando comenzamos a publicitarla el año pasado en Viena hubo en las redes sociales muchos comentarios que eran como golpes por debajo de la cintura", admite Sophie, quien reconoce que haber bautizado su cerveza como "Muschicraft" fue desde el principio una provocación intencionada.

Produce su cerveza en la pequeña factoría de la empresa Schalken en el popular barrio obrero vienés de Ottakring y explica divertida que cuando convocó la primera venta directa a puerta de fábrica se produjo una enorme cola de interesados. "El 90% eran currelas con una edad media superior a los 60 años que decían querer comprar 'la cerveza esa' y no la llamaban por su nombre. Yo les animaba y les decía, venga, que tú puedes hacerlo, dilo, pide la 'fuerza de la vulva' ", explica Sophie, para la que comenta que fue toda una satisfacción conseguir que, quienes habían acudido de cachondeo, se fueran reflexionando.

Sophie Tschanett encontró en Anna Haider, comercial de la cervecería Schalken, la aliada perfecta para sacar adelante su nuevo producto. "La idea fue crear algo afrutado y lleno de aroma a lúpulo. Tenemos la sensación de que una cerveza rubia habitual es demasiado amarga y había que disminuir ese sabor de alguna manera. Por eso al final nos decantamos por una cerveza del tipo Pale Ale", explica la experta. Tras trabajar durante años como trabajadora social en grupos de asistencia a mujeres víctimas de violencia doméstica, Sophie Tschanett dedica una parte de los ingresos por las ventas de su cerveza a la financiación de hogares refugio para mujeres y organizaciones de ayuda a mujeres amenazadas.

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