Tercer Milenio
En colaboración con ITA
Jóvenes talentos que saben y hacen
La robótica, las aplicaciones móviles y los enfoques sociales pisan fuerte sobre la pasarela de la joven innovación que es, desde hace ya treinta años, el Premio Nacional Don Bosco a la Investigación e Innovación Tecnológica. Tres décadas empeñados en establecer puentes entre la escuela y la empresa, animando al alumnado a trabajar en equipo y de forma activa en un proyecto.
Combinar el saber con el hacer es el punto de partida del Premio Nacional Don Bosco a la Investigación e Innovación Tecnológica, celebrado la semana pasada en Zaragoza. Sus jóvenes participantes no solo divisan los productos y servicios del futuro, sino que son capaces de comenzar a construirlos, a través de proyectos del área Industrial, Comunicaciones o Ciencias que materializan en prototipos que funcionan. Su imaginación, esfuerzo y talento innovador les han llevado este año a fabricar desde un detector de muones a una app para proteger a las víctimas de acoso escolar o maltrato.
Un Sistema microcomputador didáctico ganó en 1987 la primera edición del Premio Don Bosco. En los albores de la informática, consistía en un hardware artesanal para ejercitarse en el manejo de microprocesadores. Treinta años después, "la informática está presente en todos los proyectos", comenta Eduardo Marco, director del colegio Salesianos de Zaragoza y miembro de la comisión organizadora del premio.
Al principio, "dominaban la mecánica y la hidráulica y comenzaban a aparecer los microprocesadores señala. Hoy, vienen con fuerza la robótica y las aplicaciones de móvil". También la sensibilidad social ha ido en aumento en estos años, con más proyectos orientados hacia el medio ambiente, la discapacidad o la ayuda al Tercer Mundo.
A aquella primera edición concurrieron tres trabajos de siete alumnos del colegio zaragozano. En la VII edición, la convocatoria se amplió a otros centros de Aragón y en 1998 se convirtió en premio nacional. Más de 1.700 alumnos han pasado por el certamen.
Un total de 70 alumnos (de ellos 11 alumnas) de formación profesional, bachillerato o primeros cursos universitarios tomaron parte de esta XXX edición, a la que se presentaron 39 proyectos de 29 centros de ocho Comunidades. Las más participativas: Aragón, Andalucía y País Vasco.
Como desde su origen, el objetivo es, recuerda el director del premio, José Domingo Anzano, también director de la casa Salesiana de Zaragoza, "ser puente entre los centros de FP y la empresa, que puede ver que vamos a la par que ellos, innovando".
Este año, se ha instaurado un premio en memoria del que fuera promotor del Don Bosco, Mario Rubio, que recayó en José Longás, director general de BSH, Electrodomésticos España.
Técnicamente, se ha utilizado una plataforma Arduino de hardware libre, 6 servomotores permiten movimientos en sus tres ejes y, gracias al control PID (Proporcional, Integral y Derivativo) "el sistema sabe dónde está la esfera y dónde va a estar, y la plataforma se inclina de una u otra forma". Otra posible aplicación sería estabilizar cargas en vehículos o incluso para que a un robot-camarero nunca se le cayera lo que lleva en la bandeja.
Panorámicas y timelapses automatizados El sistema electrónico automatizado Pan&Tilt, segundo premio, utiliza tecnologías de código abierto para hacer fotografías panorámicas y secuencias time lapse. Es obra de Marc Corretgé Gilart, del Instituto Caparrella de Lérida.
Estructura moldular de rehabilitación Con este proyecto, Guillermo Carroquino de Pra, alumno también de Salesianos de Zaragoza, quedó en segunda posición en esta área y obtuvo el premio del Rotary Club de Zaragoza.
Un dron que detecta minas Drones que detectan minas ya existen, "los tiene el Departamento de Defensa de EE. UU., solo que cuestan dos millones de dólares". El que han fabricado Jesús Suriol Díaz y Daniel Llopart Padilla, alumnos de las Escuelas Profesionales Salesianas de Sarrià (Barcelona), "se podría tener por unos 2.700 euros". Porque el prototipo de Plataforma aérea (dron) para la detección de minas con el que ganaron el premio otorgado por el Ministerio de Defensa "es sencillo y fácil de construir para que cualquier persona pueda protegerse". Ellos partieron de cero; en 7 meses diseñaron las piezas y las fabricaron en tornos y fresadoras de control numérico e impresoras 3D. Solo queda añadirle el detector de metales que avisa cuando localiza una mina.
Tu jornada laboral, minuto a minuto Por si fichar al entrar y salir del trabajo se queda corto, tres alumnos de Salesianos Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza han ideado Jobraider, una aplicación de seguimiento de la jornada laboral que, mediante el escaneo de las redes wifi, registra la actividad del trabajador a través del smartphone. Eduardo Herrera Sebastián, Jaime López Viartola y Víctor Santiago Martínez Picardo aclaran que no solo sirve para que la empresa controle y analice. "También es útil para que el propio empleado pueda probar el número real de horas trabajadas, por ejemplo para cuantificar las horas extra o el tiempo dedicado a cada tarea". Algo muy importante para, por ejemplo, los programadores, su futura profesión. Lograron el premio de la Eina y el I3A.
Un exoesqueleto para rehabilitación Esta manga tan especial se ajusta con un velcro al brazo; vía bluetooth está conectada al ordenador o al móvil. El médico ha pautado unos ejercicios para comenzar la rehabilitación de un caso de epicondilitis (codo de tenista) y la Estructura modular de rehabilitación echará una mano. Obra de Guillermo Carroquino de Pra, de Salesianos Zaragoza, fue distinguida por el Rotary Club de Zaragoza como mejor trabajo de proyección social. Su objetivo es facilitar el proceso de rehabilitación tanto al personal médico como al paciente. Dependiendo del estado de la lesión, este exoesqueleto ayuda más o menos a realizar el movimiento. "Se eligen la fuerza, el recorrido y las repeticiones a realizar indica, variando la pauta conforme mejora".