La fruta con muy pocas calorías que combate el envejecimiento
Este alimento es una fuente natural de magnesio y tiene ácido fólico.
Las frutas deben formar parte de la dieta. Es una verdad absoluta que luego va amoldándose a la realidad de cada persona en cuanto a tipos y cantidades. Sus azúcares naturales y contenido rico en vitaminas o minerales proporcionan al organismo armas de calidad para su correcto funcionamiento en el día a día. En todas las casas de España se consumen habitualmente las frutas más comunes: manzana, naranja, limón o plátano son tan habituales como el café y las tostadas. Sin embargo, hay otras frutas algo más complejas de ver en cualquier despensa: el pomelo, por ejemplo. Este cítrico tiene un sabor fuerte, y su punto amargo sorprende de primeras, pero cuando el paladar se habitúa es normal entrar a formar parte de su club de fans.
Beneficios del pomelo
Además de estos datos relacionados con el sabor, tiene una serie de beneficios para la salud que hacen aún más recomendable su ingesta, empezando por su valor en las dietas de adelgazamiento. La razón es sencilla: tienen mucha agua y un bajo aporte calórico.
Cargado de vitamina C y ayuda adelgazar
Las cifras no mienten. Un pomelo medio pesa alrededor de 250 gramos, lo que supone apenas 70 calorías y 13,5 gramos de hidrato de carbono. Su gran aporte en vitamina C y capacidad antioxidante ralentiza el envejecimiento de la piel, favorece la formación de colágeno y tiene un excelente efecto diurético. Es una fruta amiga del frío, como aliada contra los catarros, y ayuda a la visión, el sistema nervioso y la musculatura por su alto contenido de potasio.
Favorece la digestión
En la parcela digestiva, el pomelo es una fuente natural de magnesio y, por tanto, apoya el tránsito intestinal. También tiene ácido fólico, especialmente indicado en las personas que padecen anemia y en las mujeres embarazadas. Por otro lado, debe tomarse con precaución o sacarse de la dieta su se padecen ciertas enfermedades o se toman determinados medicamentos, sobre todo los que tratan la hipertensión, el colesterol elevado, la gastritis o la depresión, ya que puede obstaculizar o complicar la asimilación de ciertos fármacos.