Científicos españoles regalan su vacuna contra la covid para el uso en países pobres

Es la segunda donación que el CSIC hace a la OMS tras el permiso de libre explotación de un test para detectar la infección por coronavirus.

La vacuna frente a la covid-19 de Pfizer
La vacuna frente a la covid-19 de Pfizer
José Miguel Marco

Científicos españoles han regalado su prototipo de vacuna contra la covid-19 para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo utilice dentro de sus programas para combatir la pandemia en los países en vías de desarrollo, territorios muy necesitados de esta clase de herramientas de inmunización contra el coronavirus que en muchos casos no son capaces de conseguir por el alto precio o las exigencias de los grandes laboratorios.

El equipo de investigadores del Centro Nacional de Biotecnología que desarrollo esta fórmula, dirigido por Mariano Esteban y Juan García Arriza, no cobrará ni un euro por patentes u otros derechos de explotación del producto siempre que el fabricante garantice la provisión del fármaco a precios asequibles a los ciudadanos de países incluidos en la lista de la ONU de estados con ingresos bajos o medios.

La eficacia de la vacuna diseñada por estos expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con el apoyo de fondos europeos es muy alta y ha sido certificada mediante varias pruebas con animales. Ya solo restaría realizar los ensayos clínicos en humanos -que cuentan con todos los indicios de concluir con éxito- para poder utilizar el compuesto en los países más necesitados, muchos de ellos aún con una alta tasa de contagios y de mortalidad por el SARS-CoV-2. Es la segunda vacuna contra la covid-19 diseñada por investigadores españoles tras la Bimervax, fabricada por Hipra y que en marzo pasado recibió autorización para su comercialización de manos de la Agencia Europea del Medicamento.

La cesión de uso humanitario se hace a través de la organización de salud pública Medicines Patent Pool, respaldada por la ONU y bajo supervisión de la OMS, que se compromete a que la tecnología española se someta a los ensayos clínicos y llegue a los estados más pobres dentro del programa Covid-19 Technology Access Pool (C-TAP), creado en mayo de 2020 para facilitar al acceso igualitario y asequible a tecnologías sanitarias contra la pandemia mediante el impulso a su producción.

C-TAP es la plataforma mundial de la OMS para que las entidades que desarrollan instrumentos de lucha contra la covid-19, como terapias, vacunas y sistemas de diagnóstico, puedan compartir su propiedad intelectual (patentes), conocimiento y datos con fabricantes de probada calidad mediante licencias transparentes, no exclusivas y enfocadas a servir a la sanidad pública.

Es la segunda gran cesión de una tecnología para mejorar la lucha contra el coronavirus en el tercer mundo realizada por científicos españoles a través de la OMS. La primera, en noviembre de 2021, fue la de la patente del test para la detección del contagio por el virus que habían diseñado miembros del CSIC. "Para el CSIC es un honor seguir colaborando con la OMS para hacer llegar las tecnologías sanitarias de la covid-19 a todos los países que las necesiten y, especialmente, a los países en vías de desarrollo", explica la presidenta de la principal institución científica española, Eloísa del Pino. "La iniciativa C-TAP y Medicines Patent Pool son el marco idóneo para facilitar la transferencia del conocimiento a quienes tienen menos recursos", aseguró.

La vacuna del CSIC está basada en un virus atenuado que expresa en las células infectadas la proteína presente en las protuberancias externas del SARS-CoV-2, estimulando la defensa inmunitaria del organismo.

Alta eficacia

Estudios realizados en diversos modelos animales (ratón, hámster y macaco) demuestran de forma detallada que la vacuna activa el sistema inmunitario y protege frente a la infección por el coronavirus. El fármaco activa una respuesta inmunitaria de las células T -la clase de glóbulos blancos especializados en el combate contra enfermedades, bacterias o virus- específica frente a SARS-CoV-2, que es "robusta, amplia, de alta calidad y duradera", lo que garantiza su eficacia. De igual manera, la vacuna induce altos niveles de anticuerpos que neutralizan de forma duradera las infecciones por la variante de Wuhan (la primigenia) y por distintas variantes posteriores del virus, como alfa, delta, gamma, beta y ómicron.

El prototipo también protege frente a la infección por el SARS-CoV-2. Evita la replicación del virus tanto en el pulmón como en el cerebro, así como las patologías asociadas a esta extensión mal (daño pulmonar y cerebral y tormenta de citoquinas), y, en el modelo probado en ratones, la vacuna previene de la mortalidad causada por el coronavirus.

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