El Parlamento Europeo acaba de aprobar la revisión de la Red Transeuropea de Transportes, que adelanta a 2030 la adaptación del corredor entre Zaragoza, Lérida y Tarragona. Sin embargo, la Comisión Europea no ha aceptado adelantar la reapertura de la línea internacional de Canfranc, que se mantiene para 2050. La UE da, pues, una de cal y otra de arena al ferrocarril en Aragón. Habrá que seguir trabajando en Madrid y Bruselas para ampliar la capacidad ferroviaria de la Comunidad

El impulso al tráfico ferroviario de mercancías en Aragón tendrá ahora máxima prioridad europea. La Eurocámara acelera el corredor entre Zaragoza, Lérida y Tarragona para permitir el tráfico de trenes de gran capacidad en ancho internacional con el fin de captar parte de la carga que ahora se transporta por carretera. Esto se traducirá en un respaldo financiero para acelerar su puesta en servicio. La otra cara de la moneda es que la Comisión Europea mantiene el freno a la reapertura de la línea internacional de Canfranc. Lo mismo ocurre con la Travesía Central, que no tiene aún ni trazado ni proyecto. De cualquier modo, Aragón se beneficiará por partida doble, dado que el eje Cantábrico-Mediterráneo también deberá estar listo de forma inexcusable en 2030 al formar parte de la denominada red básica. Su ejecución se incluyó en 2018 como sendos ramales de los corredores Atlántico y Mediterráneo, y ahora se ha reforzado la obligación de tenerlos listos en tiempo y forma.

Llegados a este punto, las administraciones aragonesas deben centrarse en sacar el mayor partido a las infraestructuras que están en marcha, en seguir negociando para lograr impulsar las que se consideran prioritarias (como el Canfranc) y en no invertir esfuerzos en aquellas que en este momento se ven como inalcanzables.