Por
  • Pilar Clau

Andar sin miedo

En FIMA se abordarán los principales desafíos que ha de afrontar la agricultura.
Andar sin miedo
HA

Para aprender de nuevo a andar he necesitado hablar constantemente a mi cerebro y pedirle que enviara a mis piernas mensajes precisos para avanzar. Sólo así es posible andar sin miedo. En el proceso he comprendido los entresijos del cerebro y del cuerpo humano y he despertado sentidos adormecidos por una sociedad que nos empuja a movernos en masa. 

Esa interocepción imprescindible me ha permitido disfrutar de un espacio exclusivo de mi intimidad donde nadie tiene entrada excepto yo; saborear la libertad interior que, al cabo, es la única que tenemos. Viajar a mí e indagar, rastrear hasta descubrirme. Conocerme y, después, salir al encuentro de la vida.

Esa conciencia de mí me ha llevado a distinguir mi ego de mi yo y a develar otros misterios de la naturaleza humana. Hoy soy capaz de ver qué hay tras una mirada, de oír susurros escondidos en las voces, de leer los espacios en blanco de los textos.

Hablo de mí en estas columnas porque es el tema que mejor conozco y, en un espacio desde donde mi voz puede llegar tan lejos, mi honestidad me obliga a no faltar a la verdad y a no hablar de lo que otros están más informados que yo. A mí, de eso estoy segura, nadie puede conocerme mejor.

He contemplado los límites de la dignidad, por eso entiendo y apoyo con todas mis fuerzas a los agricultores que se manifiestan estos días. Están asfixiados por el cambio climático, los precios, las leyes y una agenda 2030 con la que muchas empresas se llenan la boca haciendo gala de una solidaridad de la que carecen. Cuando la indignación se activa, uno se hace fuerte, y rebelarse es la única forma de sobrevivir. Los agricultores mantienen la vida de los pueblos, cultivan nuestro alimento y atesoran la sabiduría de la tierra. Gracias a esa sabiduría, que me transmitió mi padre y hoy sigue infundiéndome mi hermano, he conservado la esperanza. Ellos me han enseñado que las semillas se entierran para que germinen y den fruto, que las olivas prensadas dan aceite y las uvas pisadas se hacen vino. Fui semilla, oliva y uva cuando no pude andar; me acordé de mi padre y de mi hermano y renací.

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