Por
  • Javier Lacruz

Sudarios de caramelo

Medical professionals treat a Palestinian child wounded in Israeli strikes at Nasser hospital, amid the ongoing conflict between Israel and Palestinian Islamist group Hamas, in Khan Younis, in the southern Gaza Strip December 15, 2023. REUTERS/Bassam Masoud [[[REUTERS VOCENTO]]]
Sudarios de caramelo
BASSAM MASOUD

Un brutal atentado de las milicias de Hamás. Una brutal respuesta del ejército israelí. Terrorismo de manual. La colusión de ambos cuerpos armados, dirigidos por sátrapas iluminados por sus dioses, provoca un fatal desenlace: cientos de niños son asesinados en la franja de Gaza. 

Por bombas, por hambre, por falta de medicinas… Niños sin esperanza de vida, tan solo de muerte prematura. Mutilados hoy, amortajados mañana. Ambos bandos se han prometido exterminio. Entretanto, multitud de inocentes esperan su final en medio de la nada. Su tragedia es vivir para no existir. Criaturas abocadas a ser envueltas en sábanas blancas con dos nudos en sus extremos. A modo de caramelos. ¡Qué tristeza, los niños de Gaza llenan fosas y cementerios!

Oriente Próximo nos queda lejos. También los niños palestinos de Gaza. Son las víctimas de un duelo a garrotazos. Es la violencia crónica e inmisericorde de la zona. Donde la sevicia carece de espanto. Donde las cabalgatas funerarias son de amargos caramelos blancos. En el lejano oriente… Impertérritos vemos las imágenes mientras degustamos un turrón de diseño, mientras contemplamos las mismas luces navideñas de todos los años, mientras declamamos las empalagosas salutaciones de "amor y paz, hermano". Letanías, sobadas tradiciones. Para que algo de nosotros parezca vivo, real, auténtico, haríamos bien en poner concertinas en el árbol y sacos terreros en el portal. Y en el pesebre, en vez del niño Jesús y el angelote, un sudario de caramelo.

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