Por
  • Ana Muñoz

Si se rompe

Si se rompe
Si se rompe
Pixabay

Val Plumwood, pensadora ecofeminista conocida por sus aportaciones a la idea de antropocentrismo, afirmó que nuestra sociedad no destruye la biosfera por error, sino porque la desprecia y la odia. Nos creemos que la naturaleza es inferior, que los animales son inferiores, y eso, con el paso de los siglos, nos lleva al maltrato. 

La cuestión, cuenta Marta Tafalla, es que cuando atacamos nuestros fundamentos estamos poniendo en riesgo nuestra propia continuidad. El ser humano comete un imperdonable error cuando considera que todo lo que no sirve en términos de extractivismo y de productivismo debe ser eliminado. Por ejemplo, el lobo, una especie protegida que, a pesar de su leyenda negra, favorece el equilibrio de los ecosistemas y de la biodiversidad; sin ir más lejos, la pareja que vive en el Bajo Aragón, que es la única conocida de loba ibérica y lobo italiano. Un estudio de 2018, llamado ‘The biomass distribution on Earth’, informa de que, de todos los mamíferos que hay en el planeta, sólo el 4% son salvajes. Me duele que haya quienes hablen en nombre del campo como si fueran sus únicos y legítimos habitantes, los verdaderos protectores del medio ambiente. Atender a sus quejas sólo es posible en términos de pertenencia a y no de posesión y, además, exige un ejercicio impecable de honestidad y honradez, de proactividad y de dejar de mirarse los ombligos. Félix Rodríguez de la Fuente, que no fue precisamente un neorrural iluminado, lo expresó de la siguiente manera: "Entre el hombre y la Tierra hay un cordón umbilical irrompible (…). Si se rompe, el niño muere y la madre está en peligro".

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