Por
  • Ana Muñoz

‘By a lady’

‘By a lady’
‘By a lady’
Pixabay

Dice Begoña Méndez en la introducción a ‘Heridas abiertas’, un hermosísimo ensayo publicado por la editorial Wunderkammer en 2020, que la escritura de un diario, a pesar de que emerge en la soledad de la habitación o de la casa, quiere, en realidad, irse a otro lado. 

Resulta interesante su análisis de cómo esa herramienta, que en tantas ocasiones sirvió para controlar la intimidad de las mujeres, fue utilizada por ellas para transformar sus sujeciones en subversiones (véase el testimonio de Zenobia Camprubí). Explica igualmente Begoña que alguien que confecciona un diario lo hace como a través de un cristal, en la medida en que permite ver y ser vista, pero que separa (ergo protege). A veces el cristal se rompe, literalmente, como en el caso de Susan Fenimore Cooper, que ha sido justamente reivindicada como pionera del ‘Nature Writing’ por delante de Thoreau gracias a su ‘Diario rural’ (Pepitas ed., 2021). Leer el tomo consagrado al otoño-invierno tiene, estos meses, un encanto singular, puesto que el calendario de 1848 (cuando las entradas fueron escritas) y el de 2023 coinciden en fechas y parece que, aunque tan remotamente, nos hable desde muy cerca. El viernes 3 de noviembre, la autora, que defiende la belleza del otoño desde una fascinación quizá también pionera, descubre la historia de un árbol casi mágico al penetrar en un antiguo camino secundario. Disfrutemos de la estación, de no tener que ir por donde todo el mundo siempre y, por supuesto, de las escritoras que, como Susan Fenimore Cooper, todavía a mediados del siglo XIX, seguían firmando su obra con una herida abierta: ‘by a lady’.

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