Ingenio Azul: nace una fundación con el objetivo de reconstruir la Torre Nueva de Zaragoza

Presidida por el empresario Emilio Parra, asegura tener los fondos necesarios. Se levantaría en el emplazamiento original y costaría 8 millones

Emilio Parra, presidente de la Fundación Ingenio Azul, en su despacho zaragozano.
Emilio Parra, presidente de la Fundación Ingenio Azul, en su despacho zaragozano.
Oliver Duch

El conocido empresario aragonés Emilio Parra, exconsejero delegado del grupo Samca, acaba de crear una fundación, Ingenio Azul, cuyo objetivo principal es la reconstrucción de la Torre Nueva en el mismo sitio donde se levantaba.

La torre hunde sus raíces en el imaginario colectivo zaragozano y aún se llora su pérdida a los 132 años de su derribo. Hasta Amaral alude a ella en la canción que acaba de dedicar a la capital aragonesa y que aparece en el filme ‘Menudas piezas’. Desde que fue derribada en 1892, esta es la novena ocasión en que alguien salta a la arena pública proponiendo o reclamando su reconstrucción, tras las de 1908 (Exposición Hispano Francesa), 1920, 1927, 1947, 1988 (se creó una asociación) 1998, 2008 (Expo) y 2015 (el PAR la incluyó en su programa político). La diferencia de este intento con los anteriores es sustancial, y es que en esta ocasión hay fondos económicos para llevar la obra a cabo.

"Sé que soy el enésimo que lo intenta pero, en las postrimerías de mi vida, quería dedicar a mi ciudad parte del dinero que he ganado. Lo he hablado con mis hijos, porque el dinero del proyecto se lo quito a ellos, iba a ser su herencia. Están de acuerdo y forman parte de la fundación. Desde ella vamos a recolectar dinero y lo que falte lo pondré yo. Si tenemos la licencia de obras, la reconstrucción de la Torre Nueva será una realidad".

Cuando empezó a madurar la idea, Emilio Parra pensaba costear las obras íntegramente de su bolsillo. "Luego vi que, siendo un edificio tan querido por los zaragozanos, mejor que no fuera un proyecto mío sino que todo el mundo lo pudiera compartir". Así que creó la fundación.

Emilio Parra subraya que la fundación tiene el dinero necesario para reconstruir la Torre Nueva pero que va a recabar fondos entre empresas y particulares que quieran colaborar en el proyecto. El dinero que se consiga por esa vía lo deducirá del presupuesto inicial y lo empleará en otros proyectos culturales ya en marcha, como la colocación de un reloj de sol en la plaza de Basilio Paraíso o la creación de un pequeño parque escultórico en la plaza de los Sitios. "Ya hemos comprado con ese fin una escultura de Oteiza. Allí pueden ir obras que se comprarán y otras que quizá no estén ubicadas en el mejor lugar posible, como la de Pommodoro del Centro de Historias", añade.

En las últimas semanas Emilio Parra ha ido sumando complicidades para su proyecto de reconstruir la Torre Nueva, muchas de ellas del ámbito empresarial (Fernando Rodrigo, Teresa Azcona...), pero no solo, también intelectuales como José Luis Melero. Papel clave en el proyecto desempeñan Juan Antonio Ros, padre e hijo.

Fotografía a la albúmina de J. Laurent, tomada hacia 1871. En la imagen, a la derecha de la torre puede verse el Torreón Fortea, en su fisonomía antigua; al fondo, el palacio de Argillo, actual Museo Pablo Gargallo; y, a la izquierda, parte de la iglesia de San Felipe.
Fotografía a la albúmina de J. Laurent, tomada hacia 1871. En la imagen, a la derecha de la torre puede verse el Torreón Fortea, en su fisonomía antigua; al fondo, el palacio de Argillo, actual Museo Pablo Gargallo; y, a la izquierda, parte de la iglesia de San Felipe.
Museo del Prado

"La mayoría de las propuestas realizadas hasta ahora han sido verbales y bien intencionadas. Para apoyar esta iniciativa privada teníamos claro que había que descender al plano real, resolver y anticiparnos a los retos que se nos van a plantear", asegura Juan Antonio Ros Lasierra, profesor de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza.

El equipo de la Fundación Ingenio Azul plantea reconstruir la torre en el aspecto que tenía cuando fue derribada. "Se trataría de hacer una cimentación profunda –relata Juan Antonio Ros– y, esa estructura de hormigón inicial revestirla de su piel mudéjar. La idea es que la torre sea una estructura visitable, que pueda disfrutarse por fuera y por dentro. Por eso habrá un ascensor transparente, que podrá usarse en turnos de 15 personas para subir a alguna de las tres plataformas interiores que tendrá la torre. Según nuestros cálculos, la original tenía un peso de 6.600 toneladas y la actual pesará solo 5.000".

El presupuesto que se baraja en la fundación es de 8 millones de euros y el plazo de ejecución de la obra es de año y medio. "Se hará en ladrillo cocido como el original –añade Emilio Parra–. Seguiremos los consejos de la Unesco a la hora de reconstruir un edificio histórico y no nos permitiremos licencias: la idea es volver a construir la Torre Nueva en sus 81,5 metros de altura y con sus 2,7 metros de desviación. Con la inclinación que tenía al final de sus días".

Emilio Parra: "No veo qué argumentos se pueden esgrimir para que me impidan construirla"

Aunque la financiación no parece ser un problema, el proyecto tiene que superar algunos escollos legales, desde la propiedad del suelo a la cercanía de la propia construcción al Torreón Fortea y a un edificio de la plaza de San Felipe, pasando por las legislaciones en materia de prevención de incendios o de protección del patrimonio histórico, ya que la nueva construcción se ubicaría en el área de influencia de dos edificios declarados Bien de Interés Cultural, como el Torreón Fortea o el Museo Pablo Gargallo.

Pero Emilio Parra es optimista: "No veo qué argumentos se pueden esgrimir para que me impidan construirla –asegura–. La distancia entre la nueva torre y ambos edificios sería de 2,6 y 2,7 metros respectivamente. En la calle del Temple, que está al lado, la distancia entre los edificios de ambos lados es de 2,5 metros". Pero Parra no se cierra a desplazar la Torre hacia el interior de la plaza.

De parecida opinión es Juan Antonio Ros. "Sabemos que puede haber objeciones –señala–. Pero, si las hay, serán de protección administrativa y, por tanto, subjetivas. Está en un punto de influencia de dos BIC, sí, pero la pregunta que tenemos que responder es si queremos o no tener la Torre Nueva donde estaba, y creo que nuestra generación, la quinta desde el derribo, tiene que conseguir reconstruirla".

¿Por qué un hombre de negocios va a dedicar varios millones de euros a reconstruir la Torre Nueva? Emilio Parra Gerona (Zaragoza, 1953) se inició en la poesía (publicó un par de libros y ganó premios) y estudió Derecho e Historia Contemporánea. Para responder a esa pregunta se remonta a sus padres. "El amor a la cultura me viene por mi madre, Lolita Gerona. Su tío abuelo, Luis de la Figuera, reconstruyó el castillo de Loarre. El amor por Zaragoza lo recibí de mi padre, Emilio Parra, que fue mitad empresario y mitad onegé. Fue siete años teniente de alcalde de la ciudad, organizó Hacienda, fundó el Colegio de Economistas y, junto a Eloy Fernández Clemente, la Facultad de Economía. Fue subdirector de Cáritas y, cuando enviudó, se hizo misionero. Murió en accidente de tráfico en Ecuador. Mi padre me contó la historia de la Torre Nueva y me enamoré de ella". 

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