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El reloj perdido de la Torre Nueva

Fotos Antiguas de Zaragoza ofrece la historia de la desaparición de uno de los símbolos de la ciudad en 1893 / 2

Iglesia de San Felipe y Santiago el Menor, con la Torre Nueva.
Iglesia de San Felipe y Santiago el Menor, con la Torre Nueva.
Lámina Hauser y Menet. Colección Manuel Ordoñez.

ZARAGOZA. El 29 de agosto de 1892, a las 10 de la mañana, el histórico reloj de la Torre Nueva dio la hora por última vez. Momentos después comenzaron los trabajos de desmonte del tejadillo y las tareas previas para el descenso de la campana, cuya última etapa tuvo lugar el 31 de mayo de 1893.

Ambos, reloj y campana, fueron trasladados a la Lonja para su conservación mientras se les encontraba nueva ubicación. No faltaron candidatos para acoger al histórico reloj, ya que se propuso colocarlo en la iglesia de San Ildefonso, hoy Santiago el Mayor, o en uno de los torreones del Palacio de los Luna. También, paradojas de la vida, se propuso construir una nueva torre para acomodar al reloj desahuciado de su propia casa y que fue colocado en 1827 para sustituir al anterior, del que había quejas por su poca puntualidad, dado que era el ‘Relox maior, siendo el que gobierna toda la ciudad’. Como daños colaterales de las obras de instalación de la nueva maquinaria y cuadrante llevadas a cabo por Domingo Arregui, consistentes en «hacer dos pisos nuevos, cerrar trece ventanas a medio ladrillo, mudar la puerta y otros reparos precisos», se produjo la pérdida de unos ornamentos de la torre.

Con fecha de 28 de abril de 1827 el mismo Arregui presenta una cuenta de 129 reales de vellón por «quitar cuatro Leones de piedra que había en los ángulos de la Torre Nueva y amenazaban próxima ruina».

Mientras el Ayuntamiento creaba comisiones para encontrarle acomodo los vecinos de la zona echaban de menos otro que guiara sus horas y, en abril de 1894, la Junta Parroquial de la iglesia de San Felipe y Santiago el Menor solicitaba, por medio de una carta-circular, el concurso de los vecinos de la parroquia «para ver de instalar un reloj de esfera en la torre de la citada iglesia». Quizá sin confiar mucho en la disposición de esos vecinos, paralelamente presentó una instancia al Ayuntamiento solicitando un donativo para la compra e instalación de un reloj en la torre. El 30 del mismo mes se debatió el asunto y la sección primera manifestó que se trataba de una mejora que podía considerarse de interés general ya que redundaba a favor de todos los vecinos y de los que acudían al mercado allí establecido, proponiendo que como subvención, y por solo una vez, se concedieran mil pesetas con cargo al capítulo de imprevistos.

No sin polémica se sometió el dictamen a votación, que arrojó el resultado de veinte votos a favor y siete en contra, por lo que finalmente resultó aprobado.

La noticia no fue muy bien recibida y los vecinos de las parroquias que carecían de reloj anunciaron su intención de solicitar lo mismo, y no sin cierta sorna hubo quien publicó que «si los de San Felipe carecen de él es porque con gran empeño lo solicitaron, pues que sin sus hercúleos trabajos no hubiera sido derribada la Torre Nueva». Es más, apelando al estado de las arcas municipales, hubo quien en la prensa propuso que se cediera a la Junta el reloj de la Torre Nueva, «que hoy de nada sirve». La propuesta no fructificó y pudo más el deseo de uno nuevo. Finalmente con fecha de 6 de julio de 1894 la sección segunda del Ayuntamiento autorizó el permiso solicitado para colocarlo, poniendo tres campanas al aire libre sobre la parte superior del chapitel, dos para los cuartos y una para las horas. Campanas también nuevas construidas en la fundición de Echebaster Hijo de Vitoria y que fueron bendecidas el 26 de septiembre de 1894 antes de ser colocadas en lo alto de la torre.

De izquierda a derecha: Última esfera del reloj de la Torre Nueva. Esfera del reloj de San Felipe colocada en 1899. Última esfera del reloj de San Felipe, hoy conservada en Montal.
De izquierda a derecha: Última esfera del reloj de la Torre Nueva. Esfera del reloj de San Felipe colocada en 1899. Última esfera del reloj de San Felipe, hoy conservada en Montal.
Colección Manuel Ordóñez.

Poco se tardó en fabricar y colocar ese nuevo reloj, y con fecha del 7 de octubre de 1894 tuvo lugar por la mañana una solemnísima función religiosa para celebrar su inauguración. En esta ocasión la prensa alababa el celo e interés del cura párroco D. Marcelino Cruceño para colocar ese reloj «que en lo posible reemplazara al que había desaparecido», y que en 1893 había adquirido la cruz, la bola y la veleta de la extinta torre. La casa encargada de su fabricación estaba establecida en Morez Du Jura, realizando la instalación el relojero zaragozano Francisco Juderías, en una obra dirigida por el arquitecto Sr. Yarza, a cargo del maestro carpintero Hermenegildo Sastre.

Quizá por las prisas, cinco años después se tuvo que colocar uno nuevo construido por Pablo Odobey Hijo, que mejoraba tanto su precisión como la sonoridad de las campanas. El encargado de su instalación fue Pablo Pitschel, relojero domiciliado en Cerdán, 10. Este reloj es el que aparece adornando el templo en la postal emitida por Fototipia Thomas en la primera década del siglo XX, con las cifras de su esfera en números romanos.

Reformado posteriormente y con una nueva esfera de esmalte compuesta de varias partes fabricada por la casa Viñado con números arábigos y también con la marca Pablo Pitschel, fue el que estuvo en la iglesia de San Felipe hasta su retirada. Esta esfera es la que hoy se puede contemplar en el establecimiento de la misma plaza que conserva un museo dedicado a la Torre Nueva, aunque no sea la que marcó las horas en ella.

Del auténtico reloj de la Torre Nueva nunca más se supo.

Iglesia de San Felipe y Santiago el Menor, con la Torre Nueva ya sin su triple chapitel. Lámina de Hauser y Menet, ca. 1890. Colección Manuel Ordoñez
Iglesia de San Felipe y Santiago el Menor, con la Torre Nueva ya sin su triple chapitel. Lámina de Hauser y Menet, ca. 1890. Colección Manuel Ordoñez
Lámina de Hauser y Menet, ca. 1890. Colección Manuel Ordoñez
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