Del 'zorra' de Nebulossa al 'maricón' de Samantha Hudson: ¿es posible dignificar los insultos?

La canción para Eurovisión anima un debate, el de la resignificación de términos despectivos, un proceso lingüístico y social en el que unos ven un avance y una liberación y otros, perpetuación de estereotipos.

La cantante Nebulossa (c) interpreta "Zorra", durante su actuación en la gala final del Benidorm Fest.
La cantante Nebulossa (c) interpreta "Zorra", durante su actuación en la gala final del Benidorm Fest.
Morell

'Zorra', la canción con la que Nebulossa representará a España en el próximo festival de Eurovisión, ha vuelto a animar un debate que en realidad es habitual de un tiempo a esta parte: la de la llamada resignificación de términos en origen despectivos para convertirlos en justo lo contrario, un motivo de orgullo o de autoafirmación. 

"Zorra" es un insulto usado desde tiempo inmemorial para vejar a la mujer, sobre todo en lo que a su comportamiento sexual o afectivo se refiere. El improperio da título y es también el estribillo de la canción, un himno que pretende ser un canto a la libertad femenina frente a los hombres posesivos. El tema ha necesitado de una 'bendición' expresa por parte del festival, que en general prohíbe expresiones malsonantes o insultantes.

No es el único ejemplo de este proceso lingüístico con clara extensión al terreno sociológico y hasta político. Ni tampoco la primera controversia. Muy recordado fue el episodio a principio de los 80 que protagonizaron Las Vulpes. Su canción 'Me gusta ser una zorra', emitida una mañana de sábado en el espacio musical de Carlos Tena 'Caja de ritmos', supuso un escándalo mayúsculo y el fin del programa. Más recientemente, Zahara lanzó su disco 'Puta', en el que trataba de conjurar el dolor que aún le produce el acoso que sufrió de adolescente al ser insultada repetidamente con este término.

Sin embargo, no todas las mujeres ven ese mensaje liberador y transformador que defienden sus autores y los seguidores de Nebulossa.

La polémica generada ha trascendido a la esfera incluso institucional. Han hablado en contra desde líderes feministas a la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo: "Es una canción para ganar dinero y votos". Las tertulias de televisión han encontrado en el desencuentro gasolina para la polémica. “Pido perdón a las víctimas de violencia de género. 'Zorra ni es empoderamiento para las mujeres, ni feminismo", escribió en X Montserrat Boix antes de dimitir como delegada de Igualdad, Inclusión y Diversidad de RTVE. Por su parte, el Movimiento Feminista de Madrid presentó 1.500 firmas contra la participación de la canción en Eurovisión. Para esta asociación la composición de María Bas (de 57 años, madre de dos hijos y casada con su compañero en el grupo) "representa indudablemente un insulto machista y es una banalización de la violencia hacia las mujeres". 

Naiara, sobre 'Zorra'

También ha sido preguntada por el tema Naiara Moreno, la joven zaragozana que a principios de esta semana ganó 'Operación triunfo': "Es preciosa esa palabra. Vivan las zorras", dijo al respecto. Otro extriunfito con exitosa carrera musical, Pablo López, ha dicho: "No la he oído aún, pero el título es sugerente".

La palabra maricón también está actualmente sujeta a esta suerte de redención musical y social. De vocación despectiva e hiriente, es sin embargo utilizada a menudo por el propio colectivo gay investida de naturalidad y orgullo. El término es en realidad muy antiguo. Aparece ya en 'Tesoro de la lengua castellana' de 1611, de Sebastián de Covarrubias. Y aunque es ahora cuando más claramente el colectivo gay le está dando una vuelta hacia terrenos positivos ha habido amagos previos. Una anécdota apócrifa recuerda cómo el cantante de copla Miguel de Molina, antes de acabar exiliándose a Argentina tras recibir una paliza por su orientación sexual, respondió desde el escenario a unos falangistas que le gritaban "mariquita": "Mariquita no, maricón, que suena a bóveda".

"Una palabra no es solo lo que pone en el diccionario sino el uso que se hace de ella"

Alberto Hijazo, filólogo, profesor universitario, lingüista forense e investigador​

Acudimos a Alberto Hijazo, filólogo aragonés, profesor universitario, lingüista forense e investigador con algún trabajo en su haber sobre los insultos. "Los insultos son palabras creadas para ofender, aunque es verdad que hay distintos grados: no todos los insultos ofenden igual", explica. En este sentido, el estudioso subraya que es "importante el contexto, la relación entre interlocutores y la situación comunicativa, algo que muchas veces se obvia. Una palabra no es solo lo que pone en el diccionario sino el uso que se hace de ella".

En un estudio con hablantes latinos que Hijazo llevó a cabo con compañeras de una universidad inglesa y otra estadounidense midió la percepción de ofensa en un contexto de agresión. "Vimos que los hablantes nativos de español midieron zorra y maricón como muy ofensivos en ambientes de agresividad".

"La resignificación da un valor nuevo que en lingüística llamamos cambio semántico. Es un proceso que se da de manera habitual, pero del que en general no somos conscientes porque tarda en imponerse muchas generaciones". "En el caso de los insultos los hablantes somos más conscientes, por eso generan más polémica". "Y porque detrás hay una intención: la de grupo insultado con respecto a hacer de algo negativo algo positivo". "Es una cuestión de percepción y sobre todo del contexto, por eso la resignificación puede ser un arma de doble filo, y hoy en día sigue habiendo homosexuales a los que la palabra maricón les produce mucho dolor".

"Para muchas personas del colectivo LGTBI la palabra maricón es un proceso de reconciliación"

Rubén Somalo, psicoterapeuta de la asociación Psicara. 

No es el caso ahora de Rubén Somalo, psicoterapeuta de la asociación Psicara. "Siempre he sido un maricón pintado. Es lo que dije cuando salí del armario con 18. Ahora tengo 26". Para él, llegar a esta afirmación no ha sido un camino de rosas: "Todo lo relacionado con la homosexualidad me generaba malestar porque desde pequeño se me decía que todo lo femenino en mí significaba ser maricón y serlo era lo más vergonzoso que se podía ser. Y aunque el ambiente entonces era más abierto que hace 40 años, viví mi infancia con mucha homofobia. Estuve acomplejado hasta los 20 años. Me fui de Erasmus, salí del armario y me costó terapia psicológica. Así pude permitirme que se notara cuál era mi orientación sexual y eso ha sido un proceso de libertad".

Insultos: la importancia del contexto

Somalo apunta desde el terreno de la experiencia lo que Hijazo desde el académico. "El contexto es importantísimo: cuenta el para qué y quién dice determinadas palabras". "Para muchas personas del colectivo LGTBI la palabra maricón es un proceso de reconciliación. Pero, ojo, yo la uso para designarme a mí y tengo cuidado con otras personas. No se puede usar maricón gratuitamente porque puede que a otros no les guste que se les diga a la ligera".

Tanto para Hijazo como para Somalo, este nuevo uso del término tiene componentes generacionales y reivindicativos, que a menudo van de la mano.

"Una cosa es que te llamen zorra y te de igual, pero lo que tiene que ser es que no te lo llamen en ninguna circunstancia. Ese es el tema"

Elena Bandrés , profesora en el Grado de Periodismo, Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad de Zaragoza e integrante de la asociación Periodistas por la Igualdad

"Creo -dice Somalo- que en mi generación se le ha quitado mucho valor de insulto y se usa con orgullo. Un ejemplo es la canción 'Maricón', que Samantha Hudson lanzó en 2016. "La hizo en el bachillerato. Esa canción y otras que contienen la palabra nos han hecho muy alegres y compartir en comunidad".

Pero no todo el mundo está de acuerdo en la capacidad liberadora o reconciliadora de la resignificación. Elena Bandrés es profesora en el Grado de Periodismo, Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad de Zaragoza e integrante de la asociación Periodistas por la Igualdad, donde estos días la cuestión ha salido a debate. Comienza aclarando que la idea de la autora de 'Zorra' "está genial". "Que una mujer, a pesar de las circunstancias y de lo que piensen de ella, haga lo que quiera". Bandrés cita una frase de la canción: "Cambiar por ti me da pereza".

Pero para ella el problema es "que no puede consentir esa realidad, que un hombre la está juzgando, la considera de su propiedad y una zorra, en este caso como sinónimo de puta". "Una cosa es que te llamen zorra y te dé igual, pero lo que tiene que ser es que no te lo llamen en ninguna circunstancia. Ese es el tema", defiende. 

"El debate generado me lo explico porque al final Eurovisión es una representación nacional"

​Alberto Baeyens, periodista y eurofan

Para la profesora, además, el hecho de que la canción tenga una repercusión tan enorme hace que vaya a públicos muy genéricos, que incluyen menores que, a su juicio, quizá no sean capaces de entender la ironía del mensaje y acaben atendiendo a la literalidad más básica.

Por eso cree que en la canción falta un "para ti". "Para ti soy una zorra. Pero no lo soy, porque lo que yo hago no es ser una zorra, lo que hago es ser libre y eso es lo que te molesta".

 "Una mujer no puede aceptar ese insulto porque aceptas un marco mental", sostiene. Para Bandrés, la autora "se sale de ese marco, pero no contribuye a que desaparezca. Por eso para mí, aunque por supuesto respeto la libertad creativa, la canción ayuda a perpetuar la idea de que la mujer que no hace lo que un hombre quiere es una puta. La idea de que la mujer debe estar al servicio de los hombres con todo lo que eso significa. Al final el resultado es el mismo marco mental de siempre, que en el siglo XXI el concepto de ser una zorra no solo no se cambia, sino que no se puede cambiar. Yo creo que eso no es un mensaje positivo, sino una injusticia". 

"La canción dice 'lapídame si quieres'. Eso para mí es abandonarse. Lo que yo defiendo es que no tienes ni por qué pensar en eso. Para mí la canción es un 'me rindo'". 

Para Hijazo, "el objetivo de una resignificacion consciente es cambiar el significado de la palabra por completo". "Pero al final es una cuestión de tiempo, que en estos casos pueden tardar hasta siglos".

Nebulossa y 'Zorra', un interesante 'storytelling'

Tercia Alberto Baeyens, periodista y eurofan. Para él, Nebulossa y su canción tienen detrás "un 'storytelling' muy interesante. El de una señora mayor de 50, que hace pop, y que encima canta que si tú me llamas zorra, le doy la vuelta y me da igual. Aunque en realidad yo creo no le da igual, que 'Zorra' es una canción de queja". Además, y ya en un plano puramente musical y eurovisivo, "es una canción súper pegadiza". "El éxito de 'Zorra' es un cúmulo de cosas".

Para Beayens, que ha acudido al festival en varias ocasiones, el debate generado se lo explica también "porque al final  el concurso es una representación nacional. Lo que la televisión pública elige para ir ahí le interesa a todo el mundo, de alguna forma nos representa como sociedad y en Eurovisión los símbolos importan un montón". 

"La canción ha puesto sobre la mesa -opina Alberto- una cuestión interesante, que apuntó la propia Rigoberta Bandini -cuyo tema aspirante a Eurovisión y finalmente no elegido, también estuvo en el ojo del huracán-, el de que una canción como esta y el escándalo que ha generado significa que aún tiene que haber más".

Para Alberto tampoco ayuda mucho lo sujeta que están este tipo de cuestiones al clickbait o la viralidad. A su juicio, repetir palabras como "zorra" o "maricón" resignificadas no solo no perpetúan el insulto sino que hacen que se replanteen las cosas".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión