Un nuevo libro de Fernando Savater, ‘Carne gobernada’, 2024, es siempre una fiesta para todo lector atento y cultivado. Resistir medio siglo en las librerías no es moco de pavo, y se lo debe a su versatilidad como brillante ensayista literario –‘La infancia recuperada’, ‘Ética para Amador’– y como infatigable predicador en el desierto sobre la conveniencia de una correcta educación pública en España. En ‘La peor parte’, nos relató la ardua muerte de Sara Torres, su valerosa mujer. Ahora nos cuenta, pasados ocho años, la ilusión jovial y añeja, por Karen, la mujer que le alegra la vida y le ha devuelto el deseo de viajar. Vale, esto son asuntos particulares, todo el mundo tiene una vida personal, pero no todo el mundo sabe contarla con estilo, humor e inteligencia.

Hay páginas sin miramientos, donde Savater cuestiona el escaso o nulo sentido de la filosofía, a propósito de la indigencia radical del ser humano. No cita a Pascal, «hay cosas del corazón que la razón no alcanza», pero en buena medida todo el libro gira sobre ese gozne. Su apuesta por el amor romántico, pese a los vientos en contra del feminismo inepto, es otro de los caballos de batalla del libro. El título del libro es irónico, a ver quién es el guapo que ata corto a la carne alegre.

Savater es quizá el ciudadano español número uno. Pasó por Carabanchel en la dictadura y sufrió el acoso miserable etarra en la Democracia. ‘Carne gobernada’ narra la deriva surrealista del socialismo español, consumada por el tahúr de la impostura política. Y aquí vuelve a aflorar el grave problema de la nefasta educación pública en España. Si falla la moral pública, falla todo lo demás. Giner de los Ríos, al que acabo de releer, se enfrentaba a la España del caciquismo denunciada por Costa. Su apuesta por la educación libre culminó en la Segunda República. Con la Dictadura se impuso un modelo de educación teocrática. Con la monarquía democrática hemos convivido gracias a una educación basada en la tolerancia y la libertad de ideas. Y de pronto, el Ruedo Ibérico vuelve a las andadas del Cantonalismo suicida.

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Savater es el decano de los columnistas de ‘El País’ desde su fundación en 1976. Si uno de los ciudadanos españoles más ilustrado y aguerrido, ha decidido desenmascarar al tóxico socialismo catalán en la deriva de ‘El País’, tal vez convendría una seria reflexión sobre el papelón de los fatuos y osados promotores del desafuero independentista y su osada vulneración de la Constitución del 78. Y por si faltaba algo, ese capricho se reviste de seráfica vanguardia política ante el supuesto Estado opresor.

Libro conciso e intenso, en ‘Carne gobernada’ hay páginas estupendas sobre el sueño como guarida de los muertos tutelares. Savater es un mago de la palabra exacta y feliz, quizá el mejor orador en nuestra lengua. Como narrador no tiene precio, nos cuenta con su habitual talento literario, una visita nocturna y febril a la embajada francesa de Madrid, o un viaje a Módena, en Italia, en tiempos de la covid-19. No sabe pedalear en bici pero idolatraba de niño a las figuras del Tour de Francia. Bobet, Bahamontes. Nunca ha tenido agente literario, ni falta que le hace. Lector ávido de los ilustrados franceses y fan guiri del Derby de Epsom.

«Corazón grande fue engañado. Muy bien, dijo Corazón grande». Stevenson, traducido por Javier Marías, completa la apuesta por el amor romántico. Savater evoca al joven Marías como el mejor escritor que ha conocido. «No nacerá otro, si nace, tan rico de aventura», dijo el poeta granadino (Lorca). En ‘Nihilismo y acción’, 1970, Savater ya era en plenitud el mismo escritor dotado de una audacia dialéctica pasmosa. Vivir es gracia concreta. El libro desprende en cada página el milagro trivial y tembloroso de la literatura y de la vida.

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El cierre o colofón del libro es una epifanía joyceana de la playa donostiarra, el baño de la niñez y el baño de la vejez, la plaga de medusas, las bañistas opulentas y turbadoras, los besos salinos de Sara. Adiós risas, adiós olas, adiós isla de Santa Clara.

LA FICHA

'Carne gobernada'. Fernando Savater. Editorial Ariel. Barcelona, 2024. 176 páginas.