Muere Rubén Scaramuzzino, el gestor cultural que más puentes tendió con América desde Zaragoza

Argentino, tenía 56 años y desde la revista 'Zona de Obras' lanzó decenas de proyectos: festivales, giras o ciclos anuales, además de trabajos editoriales y de diseño.

Rubén Scaramuzzino, cuando recibió en 2015 el premio de periodismo cultural del suplemento de HERALDO 'Artes & Letras'
Rubén Scaramuzzino, cuando recibió en 2015 el premio de periodismo cultural del suplemento de HERALDO 'Artes & Letras'
Maite Santonja/HA

El argentino Rubén Scaramuzzino, creador de la revista ‘Zona de Obras’, muñidor de decenas de proyectos que acercaron la creación contemporánea de España y Latinoamérica, sobre todo la musical, falleció este pasado sábado en Zaragoza. Se había instalado aquí siendo muy joven, a comienzos de los 90. Ahora tenía 56 años y estaba enfermo de cáncer.

Rubén Scaramuzzino nació en Ramos Mejía, un municipio muy próximo a Buenos Aires. Se formó como diseñador gráfico. Ya en España, ‘Zona de Obras’ fue su primer gran empeño, muy arriesgado, y el logro sobre el que asentó el resto de su carrera profesional. Una revista fundada en la capital aragonesa en 1995, cuando los fastos del 92 habían quedado atrás y el país volvía la cara más que nunca a lo que sucedía al otro lado del Atlántico, con la que pretendía revertir esta situación en cuanto a la cultura y acercar la muy efervescente escena pop latina: la musical en primer lugar, pero también el cine, la literatura, las artes plásticas, la moda…, además de su contexto social y político.

Al principio fue un ‘fanzine’ de modesta tirada, unos 500 ejemplares, en el que pronto contó con la colaboración de la zaragozana Silvia Ortín y el también argentino Marcelo Casal para sacarlo adelante. Andrés Calamaro se sumó al proyecto un tiempo.

Idioma común y hermandad

‘Zona de Obras’ siempre se elaboró de una forma bastante artesanal, pero acabó convirtiéndose en una revista de lujosa edición, lógicamente muy atenta a su diseño, que se acompañaba siempre con un cedé con canciones de españoles o americanos, y a la que esperaban unos 10.000 lectores en cada número, que se distribuía, además de en España, en Argentina, México, Venezuela y las áreas de mayor influencia latina en Estados Unidos.

Además de su sede zaragozana, tenía otra en Buenos Aires, y una red de colaboradores distribuidos por toda Hispanoamérica. “España -decía Scaramuzzino a comienzos de siglo- no puede olvidar que es un país latino. Socialmente, se ve a los latinoamericanos como a esos pobrecitos que están allí lejos… En los medios de comunicación solo muestran cosas folclóricas o gente saqueando comercios. Pero en Buenos Aires, por ejemplo, con una crisis tremenda, todos los días salen nuevos grupos y se estrenan nuevas obras de teatro... No se intenta hermanar a una gente que habla el mismo idioma. No se hace nada que potencie ese intercambio cultural. Resultaría muy interesante para ambas partes y, además, eso no implica renunciar a lo anglosajón”.

Aquí, ‘Zona de Obras’ tuvo una evidente capacidad transformadora: primero, como punto de encuentro y formación de jóvenes que compartían similares inquietudes culturales y que también participaron en la publicación de distintas formas; enseguida, también, como semillero de otros proyectos.

En la cabeza de Scaramuzzino siempre bullían muchas ideas y a menudo muy originales. De ‘Zona de Obras’, que acabó cerrando su edición en papel pero mantuvo la digital, salieron varias colecciones de libros relacionadas con la música. También, giras como la internacional Rock en Ñ o Fémina Rock, y festivales como Días Nórdicos y Viva la Canción. O el diseño de portadas para Bunbury, Amaral, Calamaro, Drexler o Elefantes, entre otros populares músicos; o la gestión y mantenimiento de páginas web de instituciones culturales; la provisión habitual de contenidos para distintos medios de comunicación…

Creador de Zaragoza Latina

Miembro fundador de Faro, la Alianza de Medios Musicales y Culturales Iberoamericanos, siempre muy en contacto con lo que ocurría en cada momento al otro lado del Atlántico, aportó también a su ciudad de acogida el programa cultural Zaragoza Latina, de tanta calidad como pertinente, en colaboración con el Ayuntamiento. Su objeto era fomentar los intercambios a través de distintos ciclos y programaciones: se acercó la cultura emergente de varios de aquellos países con conciertos, muestras de artes plásticas, cine, teatro, moda, diseño y gastronomía, o charlas y debates.

Seguía ahora mismo pensando, trabajando hasta sus últimos días, en nuevos proyectos, algunos de ellos para ser desarrollados en Zaragoza.

Rubén Scaramuzzino recogió en 2015 el premio de periodismo cultural del suplemento de HERALDO DE ARAGÓN ‘Artes & Letras’. Antes, en 2001, en la tercera edición de los Premios de la Música Aragonesa, ya había recibido la distinción a la mejor web.

Enrique Bunbury expresa sus condolencias

Entre quienes han expresado su pesar por la muerte del gestor cultural se encuentra Bunbury, que recordó su aportación en las portadas y diseño de los discos 'Pequeño', 'Flamingos' y 'El viaje a ninguna parte', así como en el libro de fotografías de su mujer, Jose Girl, 'El aragonés errante'. "Rubén fue un apasionado de la cultura latina y extendió puentes que unieran a España y Latinoamérica, amplificando lo que ocurría a un lado y otro del Atlántico. Su labor titánica fue imprescindible para que artistas del continente americano fueran reconocidos en España", escribió en sus redes sociales.

Como él, otras gentes del mundo musical (el dúo Amaral, el grupo Tachenko, el DJ Simón Zico) y de la prensa especializada (la alianza Faro que contribuyó a fundar, Diego A. Manrique, Bruno Galindo, Ángel Carmona, Julio Ruiz), así como instituciones como la Casa de América o las fundaciones Telefónica y Zaragoza Ciudad del Conocimiento, lamentaron su desaparición al tiempo que recordaban su labor derribando barreras culturales. 

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