Por
  • Enrique Abenia

Los padres turbios

Lizzy Caplan, en un terrorífico momento de 'No tengas miedo'.
Lizzy Caplan, en un terrorífico momento de 'No tengas miedo'.
Lionsgate

En la industria estadounidense siempre hay espacio para los directores europeos que despuntan. El francés Samuel Bodin destacó con la aterradora serie ‘Marianne’, estrenada en 2019 en Netflix, trabajo que le ha valido dar el salto con ‘No tengas miedo’, con la que desde luego refrenda que es un nombre a seguir. Su desempeño hace pensar en esas aportaciones que mejoran una película, transmitiendo la sensación de que en otras manos probablemente no depararía los mismos alicientes.

 Los detalles escénicos que deja y el tono suscitado por su plasmación y su narración elevan una historia que, inspirada a su manera en ‘El corazón delator’, de Edgar Allan Poe, tiene como puntos de partida el desamparo emocional de un niño y la actitud extraña y oscura de sus padres. Lizzy Caplan y Antony Starr canalizan, desde una permanente base turbia, la ambigüedad de comportamiento de los adultos, un factor ambiental enriquecido por la esencia que desprende el filme como cuento infantil desarrollado en vísperas de Halloween.

El juego siniestro establecido en torno a los padres, que sumerge en un abanico de posibles causas, se conjuga con un segundo aspecto también sugerente y de raíz clásica, el de lo que habita detrás de las paredes. Con estos elementos, el tratamiento regala un par de momentos escalofriantes, siendo especialmente inquietante la escena en la que la madre se acerca por el pasillo mientras el padre está quieto en la habitación del chico.

'no tengas miedo' ***
Director:Samuel Bodin.
Música:Drum & Lace.
Intérpretes:Lizzy Caplan, Woody Norman, Cleopatra Coleman y Antony Starr.

El tramo clave, favorecido por el toque extra que le confiere la subtrama incorporada (los asaltantes enmascarados ajenos a lo que va a ocurrir), reviste vistosidad y atractivo. No obstante, la realidad desvelada entonces presenta la paradoja de que trae asimismo una mayor carga convencional. La circunstancia no merma la afinidad gracias a los ecos de terror asiático que se detectan, al despliegue de malignidad y a las terroríficas resonancias del apunte final.

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