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Rosa Montero: "Las dudas forman parte de las piedras de nuestro paisaje"

La escritora presentó en el Museo Pablo Serrano su último libro: 'El peligro de estar cuerda' (Seix Barral), una meditación sobre locura y creación

ROSA MONTERO ( PERIODISTA Y ESCRITORA ) / 03/05/2022 / FOTO : OLIVER DUCH[[[FOTOGRAFOS]]]
Rosa Montero ha escrito
Oliver Duch

“No tengo memoria. Tengo que anotarlo todo. Cuando pasa el tiempo, cosas que has tomado de la realidad, se te olvidan. Y lo mismo te sucede con lo inventas. Por eso en mi obra se interfiere todo el tiempo la realidad y la ficción”, explica Rosa Montero a propósito de su libro ‘El peligro de estar cuerda’ (Seix Barral), donde aborda, entre otros asuntos, la cordura y la creación, la locura y la invención, el peso de la infancia, etc.

Dice, en las últimas páginas, que llevaba muchos años trabajando en este libro.

Más que en este libro en sí mismo, quiero decir que llevo tiempo intentando responder a esas preguntas. Y por esas preguntas puedo decir que tengo la sensación de que es el libro de mi vida: son preguntas de construcción a lo largo de toda mi historia. La primera frase del libro es eso.

Dice usted: “Siempre he sabido que algo no funcionaba bien dentro de mi cabeza”.

Sí. Y esa pregunta sobre lo que me pasado me la he hecho desde que era pequeñita. Y se me agravó a los 16 años cuando tuve ataques de pánico.

Eso no sé si conmueve o si asusta. No los superó hasta los 30 años…

Ya ve que fue una pregunta álgida en el sentido de que crees que hay que salvarse, no… Crees que estás loca, y todo esto va unido a la otra pregunta, que va impregnando con ella: ¿por qué tengo este bullir de imaginaciones y sueños, y qué les pasa a los que dedicamos las mejores horas de nuestra vida, desde pequeñitos, a meterte en una esquina de tu casa, sola, a a inventar mentiras? Es una actividad superestrafalaria, si te paras a pensarlo.

¿Y cómo afronta estas dos preguntas?

Son, sí, las preguntas que me han perseguido toda la vida. En algún caso son turbadoras, y en otros casos son fascinantes. Por un lado, tienes miedo a la locura y tal; por otro, están la extrañeza y la curiosidad y la fantasía. Y de repente, hace ya cuatro años, empecé a escribir de ello. Esta obsesión ya está en mis libros ‘La loca de la casa’ y ‘La ridícula idea de no volver a verte’. Y me sale esto. Un escritor no escoge lo que escribe, sino que lo que escribo lo elige a él.

Explíquenos su método. Las conclusiones son muchas, algunas de ellas podrían resumirse así: “Todos somos iguales”, “todos somos diferentes” e incluso: “Estar loco es estar solo”, otra de las frases claves del libro.

-Cuando decidí hacer un libro sobre todo esto, empecé a leer de manera sistemática, a tomar notas. Me interesó la ciencia, como siempre, por la que siento una gran atracción desde joven, la neurología, la psicología, la psiquiatría. Intentaba encontrar respuestas, y algunas las había encontrado en mi libro ‘La loca de la casa’ por deducción; las intentaba encontrar a la luz de la biografías de muchos escritores que he estudiado.

"Me interesó la ciencia, como siempre, por la que siento una gran atracción desde joven, la neurología, la psicología, la psiquiatría"

¿Qué halló ahí?

He visto en que muchos escritores, ya de niños o adolescentes, se produce una pérdida abrupta de la infancia, una temprana sensación de decadencia, y eso lo he encontrado ahora cuando me he puesto a leer a los expertos.

¿Qué ha encontrado exactamente?

Que uno de los ingredientes que te lleva a la obra (porque son montones) es un trauma infantil. He visto reforzadas cosas que yo intuía. He reunido una gran cantidad de información, la he analizado… Me he documentado con expertos, psiquiatras, psicólogos, neurólogos, etc. Y a la par, como le digo, he visto cómo los artistas se han autoanalizado. Por otro lado está mi propia observación: he hecho casi una vivisección de mi cabeza, aunque este no es un libro testimonial, como puede serlo el libro de Ángel Martín, ‘Por si vuelven las voces’…, el mío no es eso.

Desde luego, pero usted también se autoanaliza: habla de una suplantadora que la persigue desde joven, alude a su condición de impostora, confiesa las dudad, explica el terror…

Me he autoanalizado un poco, es cierto, como el entomólogo analiza a un coleóptero. He sido mi propio escarabajo de observación, y he encontrado eco en mi cabeza de lo que otros autores dicen.

Hay casos conmovedores. Emily Dickinson y Virginia Woolf fueron violadas de jóvenes…

Son dos casos extremos. Dickinson era violada por su propio padre y lo escribió en sus versos. Y Virginia Woolf lo fue desde los siete años por sus hermanastros. Desde luego. Bukowski me caía fatal y he aprendido a entenderlo y a quererlo. Era un caso claro de vocación. “Escribir es un don y una enfermedad. Me alegro de haberme contagiado”, dijo. Después de haber leído muchas vidas, de estudiarlas y entenderlas, he aprendido muchas cosas: la ficción es fundamental y es una liberación. Me dio alas. Me ayudó a huir del terror. Por eso digo que los escritores somos yonquis de la intensidad.

Dice algo más…Creo que "somos incansables cazadores de lo sublime".

Se intenta sí.

Cita una frase antológica que está todo el rato deambulando alrededor del libro: “En el papel todo adquiere una dimensión más real”, de Héctor Abad Faciolince.

Desde luego. Eso explica el poder de la ficción.

"Después de haber leído muchas vidas, de estudiarlas y entenderlas, he aprendido muchas cosas: la ficción es fundamental y es una liberación. Me dio alas. Me ayudó a huir del terror. Por eso digo que los escritores somos yonquis de la intensidad"

Y ¿la duda?

La fragilidad está ahí. Las dudas nos acosan. No solo a mí, sino a todos: desde Leonardo Da Vinci hasta ahora mismo. Digo que las dudas forman parte de las piedras de nuestro paisaje.

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