La encerrona del Juli se salda con seis decepciones

El diestro de Velilla dejó lo mejor al torear de capote, con el que hizo gala de su gran variedad y técnica.

El Juli ante uno de los seis toros de la tarde en La Misericordia
El Juli ante uno de los seis toros de la tarde en La Misericordia
Efe

No falló el dicho aquel de que corrida de expectación, corrida de decepción. La celebración de su vigésimo aniversario de alternativa resultó más que amarga. La tarde se quedó a medias.

Tras dos años de ausencia, volvió el Juli a Zaragoza para colgar el cartel de no hay billetes y, ante una plaza abarrotada, se presentó el diestro madrileño vestido de goyesco. Rompió el paseíllo sobre el decorado albero y saludó una sonora ovación. La única sincera de la tarde.

El Juli se trajo seis animales para un gesto que, ni fue gesta, ni fue nada. La presentación de la mayoría dejó mucho que desear. Sólo un par de ellos mereció pisar el ruedo misericorde.

El cómodo abreplaza se partió un pitón al derrotar en el burladero de matadores y el madrileño prefirió correr turno dando salida al de Cuvillo. Un animal bajo y bien hecho que adoleció de fuerzas y al que hubo que medir en el caballo. Ni sangró.

Lo cuajó en una faena sobresaliente en la que dominó a la perfección las alturas y las distancias. Sensacional estuvo con la muleta sobre la mano derecha y lo llevó muy abajo toreando con la zocata. Bien. Sin embargo, no terminó de redondear su labor.

En tercer lugar saltó un altón toro del Pilar que puso en apuros al picador Gabriel Gutiérrez y al que quitó de manera extraordinaria Juli por lopecinas. En el trasteo de muleta lo mejor fue un cambio de mano que no pareció acabar nunca. Lo demás fue bisutería. Hasta la pantomima final.

El cuarto fue un buey del Puerto al que no vio. O quizá fue que sí lo hizo. El animal empujó metiendo los riñones en el caballo de Jesús Vicente y derrochó clase en la muleta de un Juli que jamás le cogió el aire. Por debajo.

Impresentable fue el quinto con el hierro de Garcigrande. Escurrido y con la carita cerrada resultó ser manso de solemnidad. Apenas sangró en el jaco y correteó por donde quiso en el segundo tercio. El Juli decidió asegurar en un inicio de faena de rodillas antes de pasar a componer una faena en la que volvió a su registro más populachero y ventajista. Siempre con el pico y ligando a la altura del pitón. Falló con los aceros. Mal.

Al titular de Parladé lo sustituyó otro del Pilar que terminó apagándose en la muleta del de Velilla. El arrimón final no salvó su tarde ni sirvió como justificación.

Un buen toro de Santa Coloma

Una ovación tremenda se llevó la pintura de Los Maños al saltar al ruedo y al cumplir de bravo en el caballo. Pese a que lo quitó por unos espectaculares faroles, lo cierto es que le hizo pasar un trago. Nunca se confió con él pese a la extraordinaria condición de su pitón izquierdo. Le midió los tiempos a la perfección y cuajó dos tandas sensacionales toreando al natural. Por la derecha, prácticamente lo hizo él. Sin embargo, dudó en exceso en la cara del toro y no terminó de cuajarlo. Con la tizona pegó un buen sainete. El animal murió con la boca cerrada.

Por lo demás, saludó Jesús Arruga hasta en dos ocasiones junto a Raúl Cervantes y Gómez Escorial en tercero y sexto.

FICHA TÉCNICA

Plaza de toros de La Misericordia. Novena de feria. Lleno de ‘No hay billetes’.

Seis toros de las ganaderías de Garcigrande, Núñez del Cuvillo, Los Maños, El Puerto de San Lorenzo y Parladé, desiguales de presentación y juego. Y dos sobreros de la ganadería del Pilar, que hicieron de tercero y sexto, bien presentados.

Julián López ‘El Juli’, de azul marino e hilo blanco, oreja, silencio tras aviso, oreja, ovación, ovación tras aviso y ovación.

Presidió J. A. Ezquerra, bien.

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