política

Sánchez recibe un balón de oxígeno en el primer reto de la primavera electoral

El crecimiento de los socialistas permitirá reeditar el Gobierno de coalición del PNV y el PSE con mayoría absoluta.

El líder del PSE, Eneko Andueza, en la sede de su formación tras conocer los resultados electorales.
El líder del PSE, Eneko Andueza, en la sede de su formación tras conocer los resultados electorales.
Manu Cecilio

Pedro Sánchez nunca temió en exceso por las elecciones vascas. Lo socialistas siempre dieron por sentado que no les iría mal, que el PP no estaba en condiciones de hacerles el mínimo arañazo y que, pasara lo que pasara, su impacto sobre la gobernabilidad nacional sería nulo. Pero las cosas fueron mejor de lo esperado. El PNV y el PSE podrán reeditar su pacto de Gobierno y podrán hacerlo con mayoría absoluta (38 diputados), gracias a que los socialistas vascos han sido capaces de compensar la caída de sus socios, que se han dejado cuatro escaños, con una subida de dos escaños, de 10 a 12.

No es un resultado extraordinario. Es más, el empuje mostrado por EH-Bildu (que pasa de 21 a 17 diputados) obligará a los socialistas a hacer un análisis sobre, hasta qué punto, su estrategia está contribuyendo a engordar las opciones soberanistas de la izquierda en algunas territorios y cuál es la razón por la que, elección tras elección se muestra incapaz de capitalizar la caída de sus aliados potenciales, Sumar y Podemos. Pero teniendo en cuenta las expectativas los socialistas tienen razones para la satisfacción.

A diferencia de lo que le ocurrió el pasado febrero al PSdG con el BNG, el PSE ha sido capaz de crecer en un contexto complicado, en el que la formación de Otegi ha demostrado un considerable poder de atracción entre el electorado joven y entre buena parte de los votantes progresistas, en el que cordón sanitario a Bildu chocaba con las dinámicas del PSOE en el Congreso y en el que el PNV, amenazado en su liderazgo, ha hecho una campaña centrada en activar el voto útil.

Tercera fuerza, pero clave

Europa Press

Eneko Andueza, líder de la formación desde octubre de 2021, está lejos de lograr que su partido vuelva a ser alternativa de Gobierno en el País Vasco, pero esa realidad queda compensado por tener la llave de la investidura y de la gobernabilidad. "Que nadie tenga ninguna duda de que el voto de todas aquellas personas que han confiado en el PSE va a servir para lo que hemos dicho", anunció este domingo.

Los nacionalistas vascos han jugado en las últimas semanas a agitar el temor a que quien es, desde 2016, su socio de coalición hiciera 'lehendakari' al candidato de la izquierda abertzale, Pello Otxandiano. No ponían en duda la palabra de Andueza. Con lo que jugaban era con la posibilidad de que Sánchez le obligara a investir a los independentistas.

El jefe del Ejecutivo ya adelantó, sin embargo, el pasado 1 de abril que también su apuesta pasaba por mantener su "alianza estratégica" con el PNV. Poder hacerlo desde una posición de fuerza mejora ahora la situación del conjunto del PSOE de cara a un ciclo electoral que sigue con las catalanas del 12 de mayo, en las que confía en una victoria de Salvador Illa para reafirmar su apuesta por la amnistía, y termina con las europeas de junio, en las que el PP pretende sacar réditos de las 'amistades peligrosas' de los socialistas.

La portavoz del PSOE, Esther Andueza, se felicitó de que el PSE será "central" y "decisivo para que se hagan políticas progresistas" y cargó contra el PP. "La ciudadanía vasca ha vuelto a demostrar que el motor de Alberto Núñez Feijóo está gripado", dijo.

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