Detalles previos al 'cara a cara': Feijóo llegó con papeles en la mano y Sánchez, en caravana

El debate comienza con la primera impresión. El primero en llegar fue el candidato del PP, tal como estaba acordado, y el presidente de Gobierno eligió una corbata borgoña, como en 2019.

Cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo
 Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo
Agencias

Tiene una mano atada a una carpeta con muchos papeles cuando baja del coche negro VW. A las 20.47 Alberto Núñez Feijóo llega casi puntual, quince minutos antes que Pedro Sánchez. Le acompañaba Marta Varela, jefa de Gabinete y de su máxima confianza. Aquí marca distancias con el anterior jefe de filas del PP, Pablo Casado, que prefería viajar con su esposa. El azul es el color elegido por el candidato del PP, en distintos tonos. El traje, muy oscuro, la corbata más clara y la camisa celeste. Ante las cámaras, en esa primera impresión al público, intenta reír. Pronto desiste y opta por la sonrisa. En su entrada no suelta el taco de papeles. Quiere demostrar que ha hecho los deberes.

A Feijóo le interrogan en el pasillo. "Llego con todo el interés de hacer el debate. Va a ser interesante. Y vamos a mostrar la alternativa del Gobierno actual". Entra a la "situation room" de endebles paredes. En los primeros minutos, Feijóo mastica algo. A su lado, además de Varela, está González Pons entre los asesores. El candidato deja sus apuntes muy a mano -y los irá enseñando-.

Formas intensas

A la hora acordada, llega Pedro Sánchez. El presidente de Gobierno espera a que su guardaespaldas le abra la puerta. Se toma un tiempo en salir. Son unos segundos, pero la expectación los alarga. Ha llegado en una caravana de siete coches. Sánchez viste un traje azul lustroso, camisa blanca, corbata borgoña. Va casi idéntico al debate pasado. Quizás sea un tipo supersticioso y recién se sepa que tiene una corbata de la suerte. Le acompaña Óscar López, su jefe de Gabinete. Sánchez sonríe con los dientes despejados.

Sánchez toma la delantera en el ataque dialéctico. "Hay muchas cosas que decir. Se reduce a si seguimos avanzando o si retrocedemos a un túnel oscuro del tiempo. (El debate) será intenso pero con buenas formas", promete Sánchez.

Antes de debatir, en esa jaula impoluta con una foto de la Moncloa como si fuera un trozo de carne para dos fieras, Feijóo se sienta pronto y desordena papeles. Sánchez prefiere caminar, inquieto -no dejará de interrumpir a Feijóo-, como león encerrado.

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