Turquía condena al dirigente islamista que entregó a su hija de 6 años como "esposa"

Cuando la niña cumplió 14, la familia celebró una boda al estilo islámico, algo ilegal en Turquía, donde toda relación anterior a los 18 años se considera una violación.

Foto de archivo de Estambul
Foto de archivo de Estambul
Pixabay

Un tribunal de Estambul condenó este lunes a 20 años de cárcel al dirigente de una fundación islamista que "casó" en 2004 a su hija de solo seis años con su profesor coránico, también sentenciado a 30 años de cárcel por abuso infantil.

Los jueces consideraron probado el abuso sexual continuado del "marido", Kadir Istekli, hoy de 47 años, con la complicidad del padre, Yusuf Ziya Gümüsel, además de condenar a la madre, Fatima Gümüsel, por "colaboración activa", informa la agencia turca Anadolu.

Gümüsel es el creador de la fundación religiosa Hiranur, dueña de un enorme complejo con aulas de enseñanza coránica y comedor popular, vinculada a la cofradía de Ismailaga, una comunidad fundamentalista, cuyo barrio en el casco histórico de Estambul se caracteriza por mujeres severamente veladas y hombres con turbante blanco o gorro negro, barba y zaragüelles.

El caso salió a la luz en diciembre pasado, cuando el diario BirGün relató que Gümüsel había entregado en 2004 a su hija, entonces de seis años de edad, a un profesor de 29 años, que desde entonces abusaba de ella sexualmente, considerándola su "esposa".

Cuando la niña cumplió 14, la familia celebró una boda al estilo islámico, algo ilegal en Turquía, donde toda relación anterior a los 18 años se considera una violación, y ambos empezaron a compartir vivienda.

Meses después de la "boda", el abuso fue descubierto durante una visita médica, pero al abrirse juicio, la familia consiguió fingir que la adolescente ya tenía 17 años y se había casado por voluntad propia.

La Fiscalía renunció a seguir investigando, algo que la prensa explica por la influencia de la cofradía sobre los círculos de poder.

Numerosas feministas, reunidas ante el Palacio de Justicia de Estambul, donde se celebró el juicio, reabierto en enero tras las revelaciones de BirGün, denunciaron hoy no tanto un caso individual de abuso infantil como un poderoso sistema de misión ultraislamista bien conectada con el poder y casi impune.

Con pancartas con los lemas "No entregaremos nuestra vida a las cofradías", "Los hombres abusan de la familia, las cofradías de la comunidad" y "Cerrad las cofradías", docenas de mujeres criticaron la creciente influencia de los grupos religiosos en Turquía.

La falta de programas sociales empuja a muchas familias pobres a enviar a sus hijos a cursos fundamentalistas, explicó una activista feminista al diario Evrensel.

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