La gran tragedia libia sobrecoge al mundo con 6.000 muertos y 9.000 desaparecidos

La peor parte del temporal se la llevó la ciudad costera de Derna, donde dos presas reventaron y vertieron 33 millones de metros cúbicos que la inundaron.

Daños por las inundaciones en Derna
Daños por las inundaciones en Derna
AP Photo/Jamal Alkomaty

Los vecinos de Derna, en la costa libia, saben lo que es convivir con el sufrimiento. Situada a orillas del Mediterráneo, a unos 900 kilómetros de la capital, Trípoli, la ciudad ha sido saqueada por mercenarios hace dos siglos, ocupada por nazis, asfixiada por el yihadismo -fue uno de sus bastiones tras la caída de Muamar Gadafi- y, en los últimos días, víctima de la rabia de la naturaleza. De una ira desatada. La tormenta Daniel que el domingo y el lunes descargó lluvias de récord sobre el país norteafricano se cebó sobre esta urbe donde este martes ya se habían recuperado más de un millar de cadáveres.

El número de fallecidos por el ciclón Daniel, que atravesó este domingo el noreste de Libia, alcanzó los 6.872 muertos mientras los desaparecidos superaron los 9.100 sólo en la ciudad de Derna, según cifras provisionales de las autoridades que controlan el este del país.

El portavoz del Servicio de Ambulancias y Emergencias, Osama Ali, calificó la situación de "trágica" y destacó las dificultades de los equipos de rescate ante la división de la ciudad en dos partes tras el colapso de dos presas que vertieron más de 33 millones de litros de agua en el centro de la capital, arrastrando zonas residenciales, puentes y carreteras a su paso.

Esta localidad, la cuarta más grande con 120.000 habitantes, está rodeada por una cadena montañosa por lo que quedo inaccesible por vía terrestre desde el domingo, sin servicios de electricidad ni telecomunicaciones.

En vista de la destrucción causada, con barrios enteros bajo el agua, la esperanza de encontrarlas a salvo son mínimas. Una "crisis devastadora", resumían este martes desde la Media Luna Roja en un desesperado "llamamiento a la comunidad internacional".

La tormenta que ha obligado a activar el estado de emergencia en el país, y el toque de queda en las localidades más golpeadas, es el mismo que hace una semana castigó a Grecia, Turquía y Bulgaria, con una treintena de fallecidos tras unas precipitaciones históricas.

También en Libia cayó un auténtico diluvio. El Centro Nacional de Meteorología registró en la estación de Al Baida, en el noreste, cerca del área asolada, 414 litros por metro cuadrado en 24 horas -entre las 8.00 horas del domingo y las 8.00 del lunes- frente a los 240 de media anual, y en Jabal Al-Akhdar (un área conocida como Montaña Verde, a cuyos pies se sitúa Derna) no veían llover tanto desde hacía cuatro décadas. "Es la primera vez que estamos expuestos a este tipo de condiciones climáticas", reconoció Ahmed al-Mismari, portavoz del Ejército Nacional libio, la fuerza política que domina en la zona.

"Como un tsunami"

La costa, a orillas del Mediterráneo, se llevó la peor parte de un temporal que este martes por la tarde se había adentrado en el vecino Egipto. Las localidades portuarias de Bengasi, Susa y Al-Marj, en el este, y Misrata, al oeste, destacan entre las más afectadas aunque el desastre de Derna sobresale por encima de cualquiera. "No exagero cuando digo que el 25% de la ciudad ha desaparecido", aseguraba el ministro de Aviación Civil y miembro del Comité de Emergencia, Hishem Chkiouat.

El "tsunami", como él mismo describió lo ocurrido, arrancó unos diez kilómetros cuadrados de esta urbe, ubicada en un valle con un par de viejas presas levantadas montaña arriba. Ninguna de las dos pudo soportar las intensas precipitaciones y, en la madrugada del lunes, cuando la inmensa mayoría de sus 125.000 habitantes dormía, reventaron y liberaron más de 33 millones de metros cúbicos de líquido. "Se escuchó como una explosión", contaba un superviviente. En su camino hasta el mar se llevó todo por delante: viviendas, negocios, vehículos... y miles de vidas. "Quise salir a la calle y ya no había calle", retrataba otro vecino a un canal de televisión como si se tratara de una pesadilla.

En la plaza principal de esta ciudad popular por su cascada y el santuario de Sahaba, ahora amenazados por las inundaciones, se amontonaban ayer decenas cadáveres envueltos en mantas y sábanas a la espera de ser identificados. "Es muy desastroso. Hay cuerpos por todas partes: en el mar, en los valles, bajo los edificios", explicaba Chkiouat a su regreso de Derna, donde al menos tres voluntarios de la Media Luna Roja que trataban de ayudar a las víctimas de la catástrofe también han muerto. La fotografía en este rincón de Libia "es estremecedora y muy dramática", coincidía Usama Ali, portavoz de Emergencias del Gobierno de Trípoli.

Pero la tormenta Daniel no sació su furia a su paso por aquí. En la ciudad balneario de Susa la situación se encuentra fuera de control, con sus calles cubiertas por el agua casi dos días después, y en Al Baida, la cuarta del país en tamaño, se vio afectado el centro médico, lo que obligó a evacuar a sus pacientes.

Necesidades "enormes"

"Hay localidades enteras que han sido sobrepasadas por las inundaciones y la cifra de muertos sigue aumentando", advertía este martes Dax Bennet Roque, director de la ONG Consejo Noruego de los Refugiados, consciente de que esta tragedia "empeorará" el complicado escenario que soporta el país -donde se han declarado tres días de luto- con miles de personas desplazadas por los sucesivos conflictos.

Las necesidades humanitarias en las zonas machacadas por el temporal son "enormes", con "el acceso a los servicios sanitarios y el refugio" como prioridades, concretó por su parte el jefe de la delegación de la Media Luna Roja en la nación norteafricana, Tamer Ramadan, en una videoconferencia ante la sede de Naciones Unidas en Ginebra. En Derna, un trabajador de ambulancia, Khalifah Touil, lanzaba con los pies sobre el lodo un ruego a quien lo quisiera escuchar: "No tenemos nada para salvar a la gente, ni máquinas. Estamos pidiendo ayuda urgente".

El acceso a los rincones devorados por el agua se complica por el estado en que han quedado las carreteras, que en muchos puntos, avisa el portavoz de Emergencias de Trípoli, están "arrasadas". En algunos casos se las ha comido directamente la corriente y en otros están llenas de piedras, barro... "Hemos pedido ayuda a todos los países que sabemos que necesitamos y que tienen experiencia en tareas de rescate", comunicó Musa al Koni, uno de los vicepresidentes del Consejo Presidencial libio. Los Gobiernos de España, Italia o Canadá están entre los primeros que han mostrado su "disponibilidad". La UE y Estados Unidos han confirmado asimismo su disposición a echar una mano. Libia implora: "Lo más rápido posible".

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