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De bares en Zaragoza: un garito escondido y con alma en la Magdalena

En un callejón de la Magdalena de Zaragoza se esconde El Garito de Gareta, un templo de música improvisada donde instrumentos y voces entonan magia.

Un garito escondido y con alma en la Magdalena de Zaragoza
Un garito escondido y con alma en la Magdalena de Zaragoza
Guillermo Mestre

Es un silencioso callejón de la Magdalena de Zaragoza, la calle del Rincón. De día, algún viandante que alcorza y palomas que buscan la sombra. De noche, un discreto escondite para músicos. Tres lámparas de una vieja estación ferroviaria son el faro para los noctívagos que desafían a Morfeo y siguen las indicaciones de Apolo.

El destino es El Garito de Gareta. Este bar no es lugar de Cenicientas porque para cruzar el umbral de la puerta hay que cumplir una condición: aguardar hasta las 23.00. Y una hora tal vez no sea suficiente para empaparse de lo que cuentan –o cantan– sus paredes y clientes.

"Cada noche es diferente pero todas tienen su magia"

Boleros, jotas, flamenco, tangos, rock, pop, jazz... todo en directo e improvisado. Tras una barra más baja se divisa un piano de cola y un micrófono donde los clientes, de forma espontánea, pueden salir a cantar o tocar uno de los instrumentos que habitan El Garito de Gareta. "Cuando vienes nunca sabes lo que te vas a encontrar", describe David Benedí, propietario junto a Marta Asensio.

En un callejón de la Magdalena de Zaragoza se esconde El Garito de Gareta, un templo de música improvisada donde instrumentos y voces entonan magia.

"Cada noche es diferente pero todas tienen su magia –agrega Esther S. J. Abecia, al otro lado de la barra–. Hay veces que estoy sirviendo y, sin darme cuenta, de repente se ha concebido un ambiente tremendo, está claro que la música llama a las emociones". Aseguran que quien lo descubre, queda prendado: "Todo el mundo regresa". Abierto de jueves a sábado, las copas suele ser lo que calma la sed.

"Aquí terminan muchos de los grandes músicos que vienen a actuar al Auditorio o al Teatro de las Esquinas y fuera del escenario es donde muestran su arte", coinciden ambos. La intimidad es un plus. Así, El Garito de Gareta es conocido en toda España, de hecho, vienen de propio desde otras ciudades.

Como si de un museo se tratase, instrumentos de todo el mundo muestran la variedad musical colgados en cada rincón del bar. "Son todo regalos de amigos que los han traído de sus vacaciones y de sus países de origen", explica Benedí. "Esta es la de Gareta", dice David a la par que señala una de las guitarras.

Pero, ¿quién es Gareta?

"Soy un aragonés, de Lécera, que se ha dedicado a la música desde los 9 años", se define Jesús Gareta, quien lo fundó en las Fiestas del Pilar de 2001. Después de trabajar en varios establecimientos desde los años 70, decidió abrir este bar, al que le pusieron el nombre sus amigos cuando le preguntaban si iba a "montar un garito".

A pesar del paso del tiempo y de ciertas adaptaciones, el espíritu original se mantiene. David conocía El Garito de Gareta de sus años como pianista del Hotel Boston. Y Esther, desciende de una familia de músicos del barrio, confiesa que venía poco, pero cada vez que lo pisaba no podía irse. Ella no tiene pudor en coger también el micrófono y regala un par de canciones; claro, estudió en la Escuela Municipal de Teatro y protagonizó durante dos años el musical de Queen en Madrid con giras por España, incluida Zaragoza.

"Ocho de cada diez días, cuando cierro el bar, se me ponen los pelos de punta de lo bonito que ha sido lo vivido en El Gareta", concluye Esther, que en en cuenta planes poéticos o crear un club de lectura.

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