Hace tres años que el restaurante Casa Rubén inició una nueva etapa en su ya larga trayectoria de 250 años dedicada al hospedaje. Rubén Coronas ha asumido con ilusión el último testigo y su conocimiento culinario, del que se empapó junto a su madre, quiere seguir expresándolo en Hospital de Tella (Huesca).

Tres años es tiempo suficiente para valorar cómo está siendo ese recorrido, que bajo la denominación de ‘Sueños’ se presenta en forma de menú gastronómico (65 euros). No se le ha ido la cabeza con elaboraciones rebuscadas. La técnica la pone al servicio del producto y de la tradición culinaria del Pirineo.

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Tres platos representan muy bien lo asentadas que están las raíces. Las migas de pastor, puerros y vino dulce del Somontano; el guiso de ternera km. 0 y el flan campero con espuma de Cola Cao transmiten la esencia del entorno. Son el asidero al que Rubén Coronas se agarra con fuerza, su particular homenaje a quienes le precedieron.

Trucha y esturión del Cinca, manzanas ecológicas de Boltaña, latón de La Fueva, ternasco del Sobrarbe, codornices de Fonz, frambuesas de Pineta… Producto y más producto. Y mucho equilibrio en los acompañanamientos en forma de sutil escabeche, bearnesa o suave salsa de ajo y pan.

Dos horas y media viene a durar la experiencia que se desarrolla en el reconvertido establo de la casa. Cuatro o cinco mesas que Cristina Romero atiende con maestría, ofreciendo pequeñas pinceladas de historia vinculadas a los productos y al territorio.

Los pases fluyen a buen ritmo a medida que ganan en intensidad y se van despertando todos los sentidos. El recuerdo del monte se sienta a la mesa cuando se intuye el aroma ahumado del niñoyaki de boletus con ralladura de trufa y gel de tomillo. Luego salen las migas, que se degustan con una cuchara de madera de laurel tallada por un artesano oscense. Y la fiesta sigue con la potencia de ternasco y chilindrón envuelto en una napolitana. Una triología espectacular.

Por delante y como colofón, degustación del aceite Koroneiki Shio con panes artesanales y café ecológico con unos petits fours que se quedan en la memoria. Una visita altamente recomendable.

¿Dónde está Casa Rubén?

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