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Ronald Cabrera, de friegaplatos a ganador del concurso de tapas de Zaragoza: “El ingrediente más importante es ser buena persona”

El chef de La Cava de Zaragoza es el autor del ‘Donuts Maño’, prueba de la carrera meteórica de este joven que empezó de friegaplatos.

Ronald Cabrera, con su tapa premiada, el 'Donuts maño', en La Cava de Zaragoza, este martes.
Ronald Cabrera, con su tapa premiada, el 'Donuts maño', en La Cava de Zaragoza, este martes.
Camino Ivars

“Es un honor y un enorme orgullo que el joven que llegó hace cinco años al restaurante a pedir trabajo como friegaplatos se haya convertido en el campeón de este concurso”. Con este contundente y emotivo discurso Sebastián Balsas, uno de los socios de grupo Canterbury, lograba remover a una buena parte del público que se encontraba en la entrega de premios del XXVIII concurso de tapas de Zaragoza y provincia organizado por Cafés y Bares. Una cita que tenía lugar este lunes en el restaurante Aura. ¿El motivo? Ronald Cabrera, el chef de uno de sus establecimientos, La Cava, acababa de alzarse con el primer premio del emblemático certamen.

Tan solo unas horas después de la buena nueva llegamos al establecimiento zaragozano ubicado en el barrio del Actur, en Zaragoza, donde nos recibe un emocionado -aunque algo aturdido- cocinero. No en vano está siendo un día muy, pero que muy movido, máxime para una persona a la que nunca le han gustado las fotos, ni las redes sociales. “Hoy no he parado de atender entrevistas, es una locura”, admite, entre risas.

¿La culpable? Su tapa 100% aragonesa: ese ‘Donuts maño’ a base de carrillera de cerdo duro al chilindrón con carne desmenuzada y gelatina en su propio jugo aderezada con vino tinto de Ejea de los Caballeros, en las Cinco Villas y una pieza de Jamón duro de Monroyo. “Un bocado que surge como homenaje a esta tierra”, añade. Y es que si hay algo que tiene claro este joven cocinero de 29 años, natural de Puerto Plata, en República Dominicana, es el amor que siente por esta tierra y por lo que significa.

Ronald Cabrera, el chef del restaurante La Cava, en Zaragoza, acababa de alzarse con el primer premio del emblemático certamen de Zaragoza y provincia.

¿Sobre el premio? Un sinfín de emociones encontradas que resume de la siguiente manera: “Para mí es el resultado de mucho esfuerzo y del trabajo diario y el tiempo invertidos. No solo de una tapa. Y sobre todo de intentar superarme cada día y elevar el nivel de la cocina del grupo Canterbury haciendo honor a La Cava”.

Y aunque reconoce que confiaba mucho en su trabajo, el anuncio del primer premio fue una gran sorpresa. “Di lo mejor de mí para crear esta tapa y sabía que algo nos íbamos a llevar. Con estar en la final ya me conformaba”, reconoce, emocionado. Y es que el objetivo era apostar por los productos de la tierra, una de las bases de la filosofía de La Cava.

Su elaboración desde luego que tenía una presencia original, y un sabor sorprendente, con una perfecta combinación de texturas y sabores de la tierra, pero nada en comparación con la historia de este joven que llegó a Zaragoza en 2018 en busca de una oportunidad. Fue gracias a su padre, cocinero de profesión, al que le pidieron referencias para un friegaplatos. Él respondió: “No conozco a nadie, pero tengo a mi hijo en casa”.

Ronald Cabrera, con el premio a la mejor tapa del concurso de Zaragoza y provincia por su 'Donuts maño'
Ronald Cabrera, con el premio a la mejor tapa del concurso de Zaragoza y provincia por su 'Donuts maño'
Camino Ivars

De fregar platos a ganar la Mejor Tapa de Zaragoza

Así, lo que empezó como una simple casualidad se fue convirtiendo poco a poco en una historia de amor por la cocina. Y es que Cabrera es un cocinero totalmente autodidacta, demostrando una vez más que en ocasiones las ganas y el trabajo constante son los mejores ingredientes para casi cualquier cosa en la vida. Todo lo que ha aprendido ha sido a través de dos cursos del Servicio Público de Empleo y de los libros y revistas de cocina que devora cada día.

“No sé cuál fue la causa, simplemente fui subiendo y subiendo, teniendo muy claro adónde me dirigía, siendo cada día mejor compañero, mejor jefe y la mejor persona que podía, y aquí estoy. El ingrediente más importante ha sido ser buena persona”, explica.

Su compromiso con el proyecto hostelero era tal que el año pasado le ofrecieron convertirse en uno de los socios de La Cava, la cual considera su casa. “Este sitio es mi todo, mi granito de arena en este mundo. Llegué aquí cuando no tenía nada y aun así trataba de cuidarlo cada día, y es lo que voy a seguir haciendo siempre”. Ahora, tras un aluvión de solicitudes para probar este ‘Donuts maño’, el equipo del local estudia lanzar un menú degustación con productos de la tierra en el que la tapa sea una de las protagonistas. 

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