Resaca y merienda con churros

Las propuestas más clásicas, como las porras, comparten mostrador con innovaciones, por ejemplo rellenos o bañados.

María Jesús Langa, en la ventanilla de La Fama.
María Jesús Langa, en la ventanilla de La Fama.
Montañés

Una larga fila aguarda turno para comprar un chocolate con churros. Las churrerías, ya sean ambulantes o fijas, viven unos días de especial afluencia. Para unos, es el dulce colofón de una noche de bailes; en cambio para otros, es el desayuno con el que comenzar un largo día de fiestas.

"A raíz de la pandemia, el público ha cambiado, son más jóvenes y familias", valora Eduardo Mazán, de La Fama. Esta churrería de Zaragoza, con popularidad en todo el país, ofrece los churros, porras y buñuelos de siempre, con innovaciones como las porras rellenas o los churros bañados en chocolate. Los calurosos días que se viven no incentivan el consumo de chocolate caliente -inseparable de los churros-. "Nos afectan las altas temperaturas, pero tenemos la opción de chocolate frío, que también está muy rico", propone Mazán en esta churrería familiar, mientras su madre, María Jesús Langa no deja de hacer cucuruchos de papel para servir los churros.

La tradición también marca el sabor en la Chocolatería Porta, en la avenida de Goya. "Nuestros churros son artesanos, sin maquinaria. No utilizamos amasadora, porque queremos coger el punto a mano -apuesta Pilar Porta-. Ese es el secreto para que el interior esté esponjoso y crujientes por fuera".

Churros de la Chocolatería Porta.
Churros de la Chocolatería Porta.
Chocolatería Porta

"En fiestas tenemos bastante más gente", considera Porta, que es la segunda generación en el negocio fundado hace 44 años. Ahora su hora de apertura son las 6.30, pero hace unos años eran más madrugadores. "Cuando el recinto ferial estaban en Miguel Servet, teníamos que abrir a la 1.00 o las 2.00 porque era una barbaridad la gente que teníamos toda la noche", recuerdan. En cambio, ahora su fuerte son las familias, aunque siempre cae algún fiestero en busca de una docena de churros.

Trabajo nocturno. Sobre las 10.00 cierra la Churrería El Jalón, en el barrio de San Pablo de Zaragoza, donde la actividad comienza a las 2.00. "Está abierto al público, pero normalmente nos compran bares de la zona y los que se van a sacar sangre para análisis", cuenta Fernando Urcola, que lleva más de medio siglo en esta churrería. "En las Fiestas del Pilar, alguno de los que va a las vaquillas también se acercan -añade-, pero ya no es lo que era". En El Jalón apuestan por el churro tradicional, que presentan en rosca, y por las porras.

A pesar de que sea una de las opciones que más apetecen cuando se regresa de fiesta, no siempre es lo más recomendado, de hecho, los expertos aconsejan alejar a un lado comidas grasientas.

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