Gastronomía aragonesa

Los seis platos aragoneses que todo turista debe probar si visita Zaragoza

Cualquier visitante debería pararse a degustar estas preparaciones para conocer a fondo la gastronomía que ofrece la cocina aragonesa.

El pan sobrante se puede aprovechar para hacer migas.
El pan sobrante se puede aprovechar para hacer migas.
A. T.

La capital aragonesa recibe un buen volumen de turismo sobre todo nacional. La comodidad de la ciudad, su encanto y sus atracciones turísticas que aúnan arte e historia de diferentes civilizaciones y momentos históricos son algunos de sus grandes atractivos, sin olvidarnos por supuesto de la gastronomía. Todo Aragón es región de buen comer y, por ende, también Zaragoza. En esta ciudad son conocidos tanto los platos de carácter aragonés como las preparaciones más características de la provincia zaragozana.

Por ello, cabe lanzar un aviso a todos aquellos visitantes que se acerquen estas semanas estivas a Zaragoza: hay varios platos de la gastronomía aragonesa y zaragoza que sí o sí hay que probar en esta ciudad antes de marcharse. ¿Qué hay mejor que unas vacaciones en las que descubrir recetas tradicionales y gastronomía basada en el producto local de calidad? 

En este artículo vamos a hacer un repaso por los platos de la gastronomía aragonesa, en general, y la zaragozana más específicamente que cualquier turista que pase por aquí debería probar. Y no solo los proponemos desde aquí, sino que algunos de ellos están recomendados por reputadas guías como la de Repsol.

Seis recetas aragonesas que todo turista debe probar

Empezamos por un plato cuyo origen está en Calatayud: los garbanzos con congrio o a la bilbilitana. Este bacalao seco llegó a la comunidad por las relaciones comerciales de los cordeleros de la zona con otros viajeros, con quienes intercambiaban las sogas por congrios y pescados de Galicia. El guiso, como se puede intuir, consiste en garbanzos con congrio seco y, aunque está temporada del año no parezca la más idónea para probarlos, su sabor merece la pena. 

Aunque se preparan en otras partes de España, el visitante no se puede perder unas buenas migas a la aragonesa. La preparación tradicional es ajo, pan duro, sebo, agua y sal y, a partir de esta base, lo más común es apañar las migas con panceta, uva y huevo, aunque hay varias versiones. Lugares imperdibles para probarlas son La casa de las Migas y La Miguería. 

No se puede dejar de probar una buena borraja con patatas o, para los que busquen algo más elaborado, con almejas. La borraja es una verdura típica en todo Aragón que nunca falta en la mesa de cualquier casa aragonesa. Para degustarla en diferentes versiones, La Flor de Lis o Tajo Bajo son dos restaurantes idóneos.

Puede ser que este plato no sea para todos los paladares, pero si hay una tapa común en los diferentes bares de vermú y aperitivo de Zaragoza son las madejas. Hechas con el intestino delgado del cordero, bien limpio, enrollado y frito con un poco de ajo y perejil, son un must del tapeo aragonés.

La fritada aragonesa es el súmmum de la huerta del Valle del Ebro. Similar a la escalivada y al pisto, aquí se pasan por la sartén el pimiento rojo, el verde, el calabacín, la cebolla y la patata por separado y se dejan reposar para que echen todo el aceite. Puede ir acompañada de atún, escabeche o huevo duro, según la inspiración del momento. 

Por último, hay que probar las magras con tomate, que aúnan lo mejor de Teruel y lo mejor de Zaragoza. Hechas con jamón no muy curado pasado por la sartén y tomate, es un plato perfecto como almuerzo, como tapa o incluso como segundo.

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