gastronomía

Un viaje al origen de la ingesta de alcohol, desde Belchite y Azuara

El coctelero Borja Insa presenta el proyecto b(e)Vida que busca visibilizar la gastronomía como obra de arte.

En la iglesia de San Martín de Belchite se celebraron una charla y una cata de vinos históricos.
En la iglesia de San Martín de Belchite se celebraron una charla y una cata de vinos históricos.
La Tilde Comunicación

El espíritu inquieto de Borja Insa al frente de la coctelería Moonlight le ha llevado a presentar esta semana el proyecto b(e)Vida que busca dar visibilidad a la gastronomía como una obra de arte. La primera parada fue el martes en las localidades de Azuara y Belchite. En Azuara se reflexionó sobre la relación del ser humano con la bebida a lo largo de la historia en una cueva de un antiguo pueblo celtíbero.

¿Por qué todas las civilizaciones han desarrollado vajillas cuidadas y elaboradas con formas muy características? A esta pregunta intentó dar respuesta Ana Felipe, artista de porcelana que hace poesía con las manos. “Evidentemente, porque el acto de compartir bebiendo era muy importante”.

También se contó con el punto de vista del coctelero e historiador Nacho Méndez. Además, el científico, escritor y doctor del departamento de Lingüística y Literatura Hispánicas de la Universidad de Zaragoza, Mario de los Santos, reflexionó sobre esta cuestión: ¿Por qué bebemos?

Un momento de la presentación del proyecto b(e)Vida en una cueva de Azuara.
Un momento de la presentación del proyecto b(e)Vida en una cueva de Azuara.
La Tilde Comunicación

Mario dio rienda suelta a una tesis cuya hipótesis es que “el comportamiento humano puede ser explicado por las leyes de la termodinámica”, desgranando la hipótesis del mono borracho. “El etano, como molécula pequeña y volátil, es probable que les indicase a los primates por el olfato dónde estaba la fruta madura, que podía tener un 1% de alcohol”. Así trasladó la idea de que evolutivamente “desarrollaron una detección del alcohol que les permitía alcanzar la fruta con su máximo contenido de azúcar y lograr el mayor aporte calórico”.

“Frente a una situación de gran competencia de comida en los árboles –prosiguió–, el último descendiente que separó al chimpancé del homínido tuvo el incentivo de bajar al suelo a comer fruta casi podrida, que iniciada la fermentación podía tener hasta un 4% de alcohol”. Las intervenciones se salpicaron con la degustación de cervezas primarias, fermentos ancestrales y vino hipocrático.

En Belchite se habló de ´La historia de los bares en un pueblo en guerra`. La iglesia de San Martín del pueblo viejo fue el escenario de este relato. Se contó con la presencia de François Monti, reputado escritor belga, cuyo estudio de la historia de la bebida le ha llevado a convertirse en una de las 100 personas más influyentes en el mundo de los bares y destilados.

El broche final llegó de la mano de una cata de vinos preguerra y posguerra dirigida por Félix Artigas, sumiller del restaurante Gente Rara

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