gastronomía

Picarones, el rico manjar de Perú Sabor para el último domingo de cada mes

El restaurante zaragozano ofrece este elaborado postre que se asemeja a un buñuelo y se acompaña de miel de frutas.

Christian Thorne añadiendo la miel de frutas a los picarones.
Christian Thorne añadiendo la miel de frutas a los picarones.
Aránzazu Navarro

Es tiempo de picarones en el restaurante Perú Sabor de Zaragoza (c/ del Trabajo, 9. 876 034 028). Su propietario, Christian Thorne los ofrece el último domingo de cada mes y este 27 de marzo toca.

 La cita es por la tarde, de 18 a 20 horas, y cada ración de cuatro picarones cuesta 4 euros. Antes de la pandemia, el local se llenaba de gente. Ahora, sin embargo, se venden más para llevar. “Aunque hacemos bastante masa, es recomendable llamar y reservar las raciones, no vaya a ser que toque esperar al mes siguiente”, comenta.

La peruana Ruth Calderón, que vive en Huesca, se acercó el último domingo de febrero a probarlos.
La peruana Ruth Calderón, que vive en Huesca, se acercó el último domingo de febrero a probarlos.
Aránzazu Navarro

Christian explica que los picarones son “un postre típico peruano, que bien podría denominarse criollo, ya que desciende de los buñuelos valencianos”. Al hablar de ellos, este cocinero viaja directamente a Perú a través de los recuerdos y las emociones. Se nota en sus palabras, pero sobre todo en la mirada: domingo, cinco de la tarde, 21 grados, la playa, el paseo... y los picarones.

“Es un postre que se consume en la calle, en fin de semana o día de fiesta (o feriado), y los puestos, normalmente regentados por mujeres, son como pequeños puntos de reunión”, rememora.

Hay que hacerlos en una freidora grande para que no se peguen.
Hay que hacerlos en una freidora grande para que no se peguen.
Aránzazu Navarro

Christian apunta un detalle más: hay que comerlos recién hechos y con las manos. Nada de cubiertos. “En Perú es la propia vendedora la que te ofrece un paño húmedo; con él se limpia todo el mundo”, sonríe. Es un postre muy del momento, que te conecta al aquí y al ahora. Puede que tenga que ver con el hecho de que se come caliente, recién salido de los fogones.

En esa tarea se afana el equipo de cocina del restaurante para tenerlo todo listo el día y la hora señalados. “Los picarones son laboriosos, tanto la preparación de la rosquilla como el sirope”. Christian aprendió a hacerlos en Perú. “La familia de un amigo mío regentaba un bar donde los elaboraba su tía. Yo aprendí de él. Los domingos aparecía en la playa con su paila (gran freidora llena de aceite), la masa y el sirope, y se ponía a freírlos”.

Listos para degustarlos nada más salir de la freidora.
Listos para degustarlos nada más salir de la freidora.
Aránzazu Navarro

Los ingredientes de la masa son sencillos, los mismos que se emplean para los buñuelos, a los que añade calabaza y boniato. “Más boniato que calabaza”, matiza. La deja reposar hasta que crece –unas tres horas aproximadamente–, y el resultado es una masa ligosa a la que va dando forma ovalada.

Una freidora enorme es su principal herramienta de cocina. En ella, con el aceite bien caliente, “los picarones tienen que bailar para que haya suficiente espacio, ya que se hinchan bastante. No es una fritura como la de los churros, por lo que absorben poco aceite”.

Para hacer el sirope, Christian cuece a fuego lento, durante tres horas, higos, piña, naranja, limón, clavo y panela. Después de colarlo se consigue una especie de almíbar en punto de miel que acompaña a los picarones. Una delicia.

Lo confirma la peruana Ruth Calderón. “Hace 17 años que estoy en España y desde entonces no los había vuelto a probar”, recuerda. El mes pasado, unos días antes del último domingo de febrero, se enteró de la cita por la página de Facebook de Perú Sabor y no dudó en viajar desde Huesca para degustarlos. “Anhelaba comerlos”, confiesa, y por cómo brillaban sus ojos al hacerlo no salió decepcionada.

Christian lleva 11 años en Zaragoza fiel a esta cita. Hace un tiempo, dos domingos al mes. Y ahora, tan solo uno, el último de cada mes mientras no haga demasiado calor. “Cuesta mucho trabajo prepararlos, pero es algo que me conecta totalmente con mis raíces”, confiesa.

Lo dicho, este domingo es tiempo de rosquillas fritas con harina de trigo, puré de boniato, calabaza y anís acompañadas de miel de frutas. Otra forma de denominar este rico manjar.

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